Literatura

Arcana Mundi

Arcana Mundi es una antología de relatos de la escritora norteamericana Elisabeth Bear en la que nos encontramos con una narradora versátil que se mueve como pez en el agua en distintos géneros fantásticos y es capaz de mezclarlos de manera magistral sin apenas despeinarse. Y es que Bear tiene el poder de, en muy pocas palabras, introducirnos en los sólidos mundos que crea y antes de pasar la primera página ya nos tiene inmersos en la historia que nos está contando. De hecho, en un par de ocasiones me ha dejado con ganas de saber más acerca de los personajes o de los universos tan particulares que nos dibuja y queriendo pasar más rato con ellos.

Arcana Mundi

El primer relato, La marca de la marea, se alzó con el premio Hugo en 2008 y cuando lo lees no te quedan dudas del porqué. Se trata de una historia de ciencia ficción en la que un robot de combate estropeado que ha sido dejado atrás por su ejército decide hacerse cargo de un niño a la vez que intenta mantener viva la memoria de sus compañeros caídos. Este cuento ya se merecería una reseña exclusiva por su profundidad y la cantidad de temas que toca. En él vemos cómo la máquina parece ser más humana que los propios humanos que la fabricaron planteándonos así la pregunta de si una inteligencia artificial puede albergar la humanidad que nosotros parecemos estar perdiendo. Presenta además esta IA como la manera de hacer pervivir la memoria humana a través de lo que ha vertebrado y transmitido desde siempre la cultura: la oralidad. Tiene unos cuantos momentos sublimes que no voy a revelar pero que nos mantienen con el corazón en un puño y aguantando la respiración hasta un final que no por estar anunciado es menos desgarrador.

Lo sigue Amor en el talud, un relato de fantasía épica que también dibuja un mundo tan completo alrededor de los personajes que te hace desear que haya una novela ambientada en él. Me dejó con ganas de más y con la sensación de acabar demasiado pronto ya que los elementos fantásticos que presenta (el sistema de magia, por ejemplo) están muy bien insinuados. De hecho creo que le daría para escribir algo de mayor longitud. Haré una mención especial de los taludes, unas curiosas criaturas hechas de piedra que tienen una manera muy particular de servir para tareas mineras y su existencia está revestida de una extraña tragedia. Una historia trágica de amor, lealtad, traición y deber.

En la casa de Ariamán brilla una señal solitaria es el siguiente relato, de ciencia ficción biopunk que empieza de una manera un tanto weird (unos policías encuentran un cadáver vuelto del revés). Esta es otra historia riquísima en matices y que también merecería una reseña propia. Bear nos presenta a través de los personajes una serie de preguntas acerca de la identidad personal y de la relación de los seres humanos con el mundo virtual o la manipulación genética y la vida artificial de animales y plantas.  La escritora hace que a la vez tengamos miedo y esperanza al leer acerca del futuro que nos presenta y que tan posible parece cuando lo lees ya que toma una serie de avances tecnológicos de la actualidad y especula acerca de hacia donde podrían ir. Y lo más importante: la manera que tendremos de relacionarnos con ellos. También presenta un tema que está más desarrollado en el último relato y que es el tema de la comunicación con formas de vida extraterrestre a partir de las señales que enviamos desde la Tierra.

Annie Webber es un relato muy corto, no debe de tener ni mil palabras y es para mi gusto uno de los menos conseguidos de la antología. El planteamiento es muy imaginativo (diferentes personas compartiendo una misma identidad) pero la resolución se me antoja un tanto abrupta y desaprovechada.

En Los despojos del lobo Bear juega con la mitología nórdica introduciéndola en un contexto realista. En mi opinión el principio es un tanto repetitivo e incluso aburrido al hacer que la protagonista dé vueltas y más vueltas (como los cuervos que la acompañan) acerca de un mismo tema que nos queda claro desde el principio. Pero tengo que decir que en el momento en el que aparece el elemento fantástico el relato gana en interés.

Mangosta es otra de las grandes historias de esta antología y por las que ha conseguido que sea una autora a la que le quiero seguir la pista (no he leído su relato de Ominosus, pero no voy a tardar en hacerlo). Comparte autoría con Sarah Monette y juntas consiguen algo que a priori parecía imposible: unir la mitología de Lewis Carroll con la de Lovecraft en un relato de ciencia ficción situado varios siglos en el futuro. Cogen las criaturas imaginadas por el inglés y las pasan por el filtro del americano para construir otro universo coherente y atractivo que fascinarán tanto a los fans de uno como de otro. La descripción de estos bichos es un tanto complicada ya que no viven solo en nuestra misma dimensión, pero las escritoras hacen que nos acabemos familiarizando con ellos y con lo que nos plantean. De nuevo, todo lo que crean es tan rico en detalles (no solo por las criaturas sino también por el tipo de sociedades y la evolución de la religión que plantea), que hace que tengamos ganas de leer más de esta historia de ciencia ficción que tiene un cierto regusto clásico.

La antología se cierra con La muerte de las emisiones terrestres, cuento que creo que hará las delicias de los fans de Clarke o de Sagan. Bear nos plantea qué pasaría si esas emisiones que estamos enviando al espacio y que forman parte del proyecto SETI de pronto tuvieran una respuesta. ¿Cómo sería? ¿Seríamos capaces de entenderla? ¿Qué implicaciones tendría? La autora se permite incluso un pequeño juego metaliterario al introducir un «gran objeto estúpido» (2001, Cita con Rama) y hablar de cómo la ciencia ficción ha desarrollado antes el tema.

En definitiva, una antología que nos presenta a una autora versátil, que no tiene miedo a mostrar sus influencias y a jugar con ellas, que sabe tocar grandes temas y lo más importante: hacernos imaginar e introducirnos en las atmósferas que crea de manera magistral a la vez que nos plantea una serie de preguntas sobre la condición humana. No creo que ningún aficionado a los géneros fantásticos se sienta defraudado ni por su manera de escribir ni por las ideas que imagina, ya sea más de fantasía o de ciencia ficción.

No quiero acabar la reseña sin destacar también el prólogo que nos ofrecen las editoras de Fata Libelli, marca de la casa y que merece especial atención. Lleva por título Más ficción y menos literatura y en él van a los orígenes del conflicto entre la «alta literatura» y la literatura de género y por el cual la crítica literaria suele denostar los géneros fantasistas por el hecho de apartarse de un realismo que pretende ser más culto y menos escapista. Los aficionados a este tipo de géneros ya sabemos que en ellos también se tocan los grandes temas que preocupan a la humanidad. De hecho ofrecen un mayor terreno para explorarlos y Elisabeth Bear es una buena muestra de ello. Además hacen una defensa de este argumento utilizando las mismas armas que se utilizan en esa supuesta «alta literatura». Estaría bien que algún día recopilaran todos estos artículos.

Arcana Mundi ha sido publicado por Fata Libelli. ISBN: 978-84-941506-6-1

Escrito por: Hugo Camacho