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Saga: El regreso de los muertos vivientes

A veces suceden milagros. A veces lo que estaba destinado a ser una manera rápida de ganar dinero aprovechando éxitos pasados se convierte en algo único, original y clásico. El regreso de los muertos vivientes es ese milagro. Veamos cómo se convirtió en un clásico y la franquicia que generó.

Saga: El regreso de los muertos vivientes

El regreso de los muertos vivientes 1985

El regreso de los muertos vivientes

(The Return of the Living Dead, Dan O’Bannon, 1985)

Si habéis leído nuestro anterior artículo Saga: La noche de los muertos vivientes, esto os resultará familiar. A finales de los 70 George A. Romero y John A. Russo decidieron, cada uno por su lado, hacer una secuela de La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead, George A. Romero, 1968). La de Romero ya sabéis cómo fue, la de Russo tuvo una suerte distinta.

Originalmente, el guion de Russo, al que también contribuyó Russell Streiner, era una secuela directa de La noche, con su mismo ritmo y tono serio. Ambientada en el mismo pueblo donde tienen lugar los eventos del anterior film, retrata cómo ha cambiado la vida de los habitantes desde entonces, sus nuevas costumbres funerarias, arrancando la acción cuando se estrella un autobús repleto de futuros zombis.

El guion fue circulando, siendo comprado por el productor Tom Fox, que lo llevó a Orion Pictures. Cuando faltaba poco para finalizar la década de los 70, el guion iba a ser dirigido en un principio por el propio John A. Russo. Luego, Tobe Hooper, famoso por haber dirigido La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974), iba a ser el encargado de dirigirlo pero acabó abandonando el proyecto por lo mucho que tardaba en ponerse en marcha.

Todos los implicados iban a abandonar el proyecto cuando de repente se estrenó Zombi (Dawn of the Dead, 1978), el clásico de George A. Romero que fue el primero de diversos títulos zombi estrenados durante los 80. Esto hizo que el interés por Return of the Living Dead resucitara.

Fotograma de El regreso de los muertos vivientes 1985

Es entonces que Dan O’Bannon es escogido como director. O’Bannon llevaba un tiempo esperando poder dirigir su primera película y ya había perdido la oportunidad de dirigir su guion de Alien. El octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979) cuando todavía se titulaba Star Beast. Sin embargo, O’Bannon no estaba muy contento con el guion de Russo, le parecía que seguía demasiado de cerca La noche y tampoco creía que fuese muy bueno. Así, partió de cero escribiendo su propio guion de Return of the Living Dead, que bajo su dirección convirtió lo que era una simple secuela en la mejor película de zombis de la historia no dirigida por George A. Romero y en una de las mejores mezclas de comedia y terror de la historia. En Return, la película de Romero se considera que está basada en un hecho real, pero en realidad los zombis fueron creados por una sustancia inventada por el ejército, el gas 245-Trioxin. El trioxin no tarda en ser liberado accidentalmente, atrapando a un grupo de personas en un cementerio. Rodeados de zombis hambrientos de cerebros, los protagonistas harán lo posible por sobrevivir en una noche de terror.

Vale la pena destacar que John A. Russo escribió un guion muy serio y más en sintonía con la original La noche, porque le pareció que Dawn tenía un tono más ligero y cómico, propio de la década de los 70, en la que el cine de terror era bastante serio y pesimista. Con la llegada de los 80, el cine de terror empezó a incorporar guiños y comedia de forma pronunciada, siguiendo el ejemplo de los dos clásicos que inauguraron la década: Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London, John Landis, 1981) y Aullidos (The Howling, Joe Dante, 1981). Así que el guion de Russo no parecía el más adecuado para la nueva década de los 80. Hay que señalar que George A. Romero, como ya explicamos en el artículo dedicado a su saga de muertos vivientes, volvió a las pantallas con El día de los muertos (Day of the Dead, 1985), película que en su momento no funcionó en taquilla ya que tenía un tono más setentero, mientras El regreso de los muertos vivientes sí que triunfó, ya que estaba en mayor sintonía con lo que pedía el público de los 80. Por último, recordar que Russo escribió sendas novelizaciones de los dos distintos guiones de Return of the Living Dead: la del guion de O’Bannon se puede encontrar de segunda mano (interesante para los fans como el que esto escribe) y la de su propio guion, que se puede encontrar publicada junto a la novelización que también escribió de La noche en un solo volumen titulado Undead y también por separado.

La originalidad del film de O’Bannon radica principalmente en la elección como protagonistas de punks y trabajadores funerarios. La representación de los punks en el cine podría dar para un libro (que de hecho ya existe: Destroy All Movies!!! The Complete Guide to Punks on Film de Zack Carlson y Bryan Connolly), baste decir que normalmente eran utilizados como criminales y amenazas callejeras eliminadas por el protagonista de turno. Aquí son utilizados como personajes principales enfrentados a una auténtica pesadilla. Complementando al grupo de punks, interpretados por jóvenes actores, encontramos los trabajadores atrapados junto a los punks, interpretados por veteranos actores de reparto.

Entre los jóvenes actores nos encontramos rostros familiares para los fans de Viernes 13: Thom Mathews, que interpreta a Freddy, fue el Tommy de Viernes 13 VI: Jason vive (Friday the 13th Part VI: Jason Lives, Tom McLoughlin, 1986), y Miguel Núñez, Spider, y Mark Venturini, Suicide, aparecen en Viernes 13 parte V: Un nuevo comienzo (Friday the 13th: A New Beginning, Danny Steinmann, 1985). Brian Peck, Scuz, es un fan del género y aparecería como zombi en las siguientes entregas por su amistad con los artistas de efectos especiales, que por aquella época era popular por haber participado en la comedia adolescente de culto El último americano virgen (The Last American Virgen, 1982). Por supuesto, el nombre que más destaca, sobretodo para los fans del cine de serie B, es la Scream Queen Linnea Quigley como Trash, la punk que decide hacer un estriptis entre las tumbas la peor noche posible. Según Quigley, Trash es su papel favorito de todos los que ha interpretado, unos 161 papeles a día de hoy. La intérprete original de Trash iba a ser Jewel Shepard, que en el film interpreta a Casey. Shepard, que en aquel momento trabajaba en un club de estriptis, rechazó el papel ya que no hacía mucho había protagonizado Christina y la reconversión sexual (Francisco Lara Polop, 1984), una imitación de la exitosa franquicia iniciada con Emmanuelle (Just Jaeckin, 1974) más involuntariamente cómica que erótica, en la que Shepard pasaba más tiempo en pantalla desnuda que vestida. Harta de tener que estar continuamente quitándose la ropa, Shepard rechazó el papel de Trash para interpretar a Casey, la cual tiene algunas de las frases más divertidas de El regreso.

Cabe señalar que, en el audiocomentario que Dan O’Bannon grabó para la primera edición en DVD de la película junto a William Stout, diseñador de producción del film responsable del look a lo EC Comics de los zombis, el director admite que se sorprendió al ver la cantidad de mujeres que fueron al cine a ver su película y se dio cuenta de que había sido un error hacer que solo se desnudara Trash, que debería haber hecho que algún personaje masculino también se quitara la ropa.

Linnea Quigley en El regreso de los muertos vivientes 1985

Entre los veteranos destaca James Karen como Frank, el jefe de Freddy y causante del brote zombi. Karen seguramente será recordado por la mayoría de lectores como el sórdido jefe de Craig T. Nelson en Poltergeist (Fenómenos extraños) (Poltergeist, Tobe Hooper, 1982). Don Calfa es uno de los puntos fuertes del film como Ernie, el embalsamador nazi. Siendo más habitual verlo como secundario mafioso, aquí demostró su versatilidad como actor. Finalmente, Clu Gulager, veterano actor recordado por los aficionados al cine de terror por sus papeles en Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy (A Nightmare on Elm Street Part 2: Freddy’s Revenge, Jack Sholder, 1985) y la trilogía iniciada con Atrapados (Feast, John Gulager, 2005). Gulager y O’Bannon mantuvieron una conflictiva relación de trabajo, con continuas discusiones y peleas.

O’Bannon también mantuvo continuas discusiones con el productor Tom Fox y con el encargado de los efectos especiales Bill Munn, que acabó siendo despedido. Al parecer, O’Bannon tenía un carácter muy fuerte, algo que explican incluso aquellos que tuvieron una buena relación de trabajo con el director y guionista. Artistas como el mencionado William Stout y la gran mayoría del reparto estaban muy contentos trabajando con O’Bannon.

Además de su fuerte personalidad, O’Bannon también tuvo continuos problemas de salud. Fueron estos problemas de salud los que provocaron que se centrara en su carrera de guionista y solo dirigiera dos películas, esta y The Resurrected (1991), fantástica adaptación de la novela de H. P. Lovecraft El caso de Charles Dexter Ward. Sus problemas de salud también fueron responsables de su prematura muerte en 2009.

Como ya hemos mencionado, el film es una perfecta mezcla de comedia y terror. La comedia funciona porque surge a partir de las reacciones de unos personajes enfrentados a una situación absurda, sin recurrir a chistes y gags, aunque también hay alguno. La historia nos presenta unos zombis rápidos, veloces, inteligentes y prácticamente indestructibles. No se puede matar lo que ya está muerto. Además del diseño, el reparto y el guion, otro elemento que hace que el film funcione a la perfección es el montaje. El editor Robert Gordon y O’Bannon supieron aportar un ritmo frenético al film, un ritmo que hace más efectivos los diálogos y la acción. Es fácil comparar la efectividad del montaje cuando comparamos la versión definitiva con el workprint, incluido en la edición de dos discos de Shout Factory, donde vemos que no hay escenas eliminadas sino que simplemente se acortaron algunas escenas para que fluyeran mejor. Finalmente, la guinda en el pastel es la fantástica banda sonora que reúne de lo mejor del punk y la New Wave de mediados de los 80, incluyendo grupos como The Cramps, Roky Erickson, 45 Grave y The Damned. Aunque, por cuestiones de derechos, hoy día la única edición en Blu-ray que incluye el audio mono original del film se trata de la editada por Second Sight Films, con todas las canciones y todo el audio intacto.

Hoy día, El regreso de los muertos vivientes es considerado un clásico dentro del género. No ha perdido frescura, gracias al talento de O’Bannon y al talento que supo reunir a su alrededor.

Cómic: The Revenge of the Living Dead

Cómic: The Revenge of the Living Dead

(Gary Smart, Jason Miller, 2020)
Antes de entrar a analizar las secuelas de la saga, vamos a detenernos un momento en una secuela que, si se hubiera filmado, habría sido un sueño hecho realidad para los fans, y que ahora aparece en formato novela gráfica.

Esta secuela fue creada por el actor Don Calfa, Ernie en El regreso, junto a Roger Carney. Originalmente era un tratamiento para una continuación directa del film de O’Bannon que nunca se produjo. Calfa, veterano actor de reparto, falleció en 2016 y, como homenaje a él, el guionista Gary Smart, gran fan de El regreso y uno de los guionistas del documental More Brains! A Return to the Living Dead (Bill Philputt, 2011), adaptó el tratamiento de Calfa al cómic, con dibujo de Jason Miller y portada de Juan Jose Saldarriaga.

Editado por Dead Mouse Productions y Cult Screenings en una edición limitada de 350 ejemplares firmados por Smart, Don Calfa’s The Revenge of the Living Dead presenta una secuela pensada para los fans de El regreso. Sigue la acción a partir del final de la película original, con los supervivientes intentando sobrevivir a los zombis y al ejército americano. Resulta interesante que si se hubiera convertido en película, esta secuela sería de las únicas que habría continuado con la acción del primer film sin detenerse, a modo de expansión de la historia original como hizo Halloween 2: Sanguinario (Halloween II, Rick Rosenthal, 1981). Por supuesto, como Calfa ideó esta secuela, su personaje adquiere más protagonismo, convirtiéndose en el líder del ya bastante reducido grupo de protagonistas.

Página del cómic The Revenge of the Living Dead

Sin abandonar la mezcla de terror y comedia y el gore, Revenge aumenta la acción, con persecuciones y explosiones. Esto se debe a la mayor presencia del ejército en la historia, que intenta contener a los zombis con los esperados resultados desastrosos. Con esta maniobra se intenta crear una historia más ambiciosa y épica. El resultado es una lectura entretenida y divertida, sobretodo si se lee con la banda sonora de El regreso de fondo. El único defecto es que, en su intento de ser fiel y reverencial hacia el original, se meten, algunas veces de forma forzada, repeticiones de frases presentes en el clásico de O’Bannon. Pero es una pega menor y, repito, no impide disfrutar con esta secuela pensada y creada para los fans.

La divertida noche de los zombies 1988

La divertida noche de los zombies

(Return of the Living Dead: Part II, Ken Wiederhorn, 1988)

Tras el éxito de El regreso de los muertos vivientes, el productor Tom Fox se puso a buscar un nuevo guion y un nuevo director para hacer una secuela, decidido a no volver a trabajar con Dan O’Bannon tras el conflictivo rodaje de la primera entrega. Y el destino quiso que Fox diera con un guion cómico escrito por el también director Ken Wiederhorn.

Ken Wiederhorn había debutado como director de cine con Shock Waves (1977), en la que un grupo de turistas se enfrenta a unos zombis nazis. Este es un film de terror muy serio, pero no era este el género favorito de Wiederhorn, así que su siguiente película fue la infumable Desmadre en la universidad (King Frat, 1979), una copia sin gracia de la clásica Desmadre a la americana (National Lampoon’s Animal House, John Landis, 1978). Tuvo algo más de suerte con su siguiente película, el thriller Los ojos de un extraño (Eyes of a Stranger, 1981). Pero temía quedarse encasillado dentro del terror y el suspense, únicos géneros en los que había disfrutado de algo de éxito, así que dirigió otra comedia, a la que una vez finalizada se le cambió el título original por el de Los albóndigas atacan de nuevo (Meatballs Part II, 1984), convirtiéndola así una secuela solo de nombre de la clásica Los incorregibles albóndigas (Meatballs, Ivan Reitman, 1979), algo de lo que Wiederhorn se enteró cuando se estrenó en cines su película.

La cuestión es que Wiederhorn se encontraba en pleno proceso de huir de cualquier cosa que fuera terror y establecerse en la comedia, a pesar de que sus comedias no habían sido muy brillantes, por decirlo de alguna manera. Por eso escribió una comedia con zombis, ya que los zombis le habían traído suerte en su debut. Tom Fox vio la posibilidad de convertir este guion en una secuela de El regreso, así que lo compró y contrató a Wiederhorn como director.

Teniendo en cuenta el pasado y el objetivo de Wiederhorn, además del título en castellano que tuvo, es evidente que esta entrega se sumerge de lleno dentro de la comedia. Es pura comedia, llena de chistes y gags. Para que os hagáis una idea de lo suave que es comparada con la primera, supe antes de la existencia de esta película que de la de O’Bannon porque, de niño, leí sobre ella en un Don Miki. De pequeño leía sobretodo Super Mortadelo y Guai! (los superhéroes vendrían más tarde y luego El Víbora), pero este era un Don Miki especial, un tomo bastante grueso, que en portada anunciaba que era un “Especial Fantasmas”, lo que inmediatamente llamó mi atención, ya que desde pequeño he sentido inclinación hacia todo lo relacionado con el terror y el fantástico. Entre las páginas de este especial había recomendaciones cinematográficas pensadas para los niños, estando entre ellas esta película. Sin embargo, a pesar de ser menos gore y cómica que la primera, seguía teniendo escenas sangrientas y gore, así que siempre he pensado que la persona que la recomendó o no la había visto o la había visto y buscaba traumatizar y pervertir a los niños que leyeran ese especial. Espero que fuera la segunda opción.

La historia no es muy original en lo que a secuelas se refiere: el gas creador de zombis, el 245-Trioxin, escapa de nuevo, expandiéndose en esta ocasión por un barrio residencial. El único al principio que se da cuenta es el niño Jesse Wilson, interpretado por Michael Kenworthy, al que muchos recordarán interpretando al hermano del personaje de Shawnee Smith en la fantástica The Blob. El terror no tiene forma (The Blob, Chuck Russell, 1988). Otros nombres que destacan del reparto son: Dana Ashbrook, antes de hacerse famoso por Twin Peaks; Suzanne Snyder, que muchos recordarán por la genial Los payasos asesinos del espacio exterior (Killer Klowns from Outer Space, Stephen Chiodo, 1988) y La mujer explosiva (Weird Science, John Hughes, 1985); y un pre-Expediente X  Mitch Pileggi, que al año siguiente protagonizaría Shocker, 100.000 voltios de terror (Shocker, Wes Craven, 1989).

Además de estas nuevas incorporaciones, también regresaron algunos miembros del reparto de la primera entrega. Brian Peck, como ya señalamos en la entrada anterior, interpreta a varios zombis y Allan Trautman regresó para interpretar una nueva versión del zombi que interpretó en El regreso. Lo más notorio es que, a petición de Tom Fox, también regresaron Thom Mathews y James Karen, aunque interpretando a personajes distintos de los de la primera entrega, al estilo AHS. Don Calfa también estuvo a punto de regresar pero finalmente su papel fue a parar al veterano Philip Bruns. Pero Calfa no se perdió gran cosa, Mathews le hizo saber que no era el mismo ambiente de El regreso y que no estaban muy contentos con la película. Una reacción que no tuvieron los recién llegados.

Fotograma de La divertida noche de los zombies 1988

La elección de Bruns es significativa del tipo de comedia usado en la película, más dependiente de chistes y gags. Se nota que el director no estaba muy implicado en el film, hay un evidente desinterés por romper moldes como hizo O’Bannon y se apunta más a realizar una simple comedia para pasar el rato. Por ejemplo, en aquel entonces era muy popular el video-clip Thriller de Michael Jackson, así que Brian Peck y los encargados de los efectos de maquillaje pensaron que sería divertido que hiciera aparición un Michael Jackson zombi. La forma en que Ken Wiederhorn ejecutó esta aparición, con Peck entrando en plano de manera que se destripa el chiste en lugar de editarlo para que apareciera de repente, es la mejor expresión de lo poco implicado que estaba Wiederhorn.

Sin embargo, tampoco quiero dar una imagen demasiado negativa de la película. A pesar de sus problemas, tiene escenas bastante divertidas y se pasa bastante rápido. Además, con el tiempo ha adquirido valor nostálgico, al ser tremendamente ochentera. Si bien el elemento más ochentero es la banda sonora, estuvo desaparecida durante mucho tiempo por cuestiones de derechos siendo sustituida por una música genérica sin interés. Por suerte, la actual edición en Blu-ray de Shout Factory recupera la banda sonora original.

No tan buena como la primera entrega, La divertida noche de los zombies es un film correcto con buenos momentos. Su principal inconveniente es que está situada entre dos películas soberbias, porque la tercera entrega, a continuación, es un film excepcional.

Mortal Zombie 1993

Mortal Zombie

(Return of the Living Dead III, Brian Yuzna, 1993)

Mientras que la segunda entrega de la serie dio un giro hacia la comedia, esta tercera entrega gira de nuevo hacia el terror para llevar la franquicia a terrenos mucho más oscuros. Un giro llevado a cabo por el director Brian Yuzna y su guionista John Penney que resulta sorprendente si tenemos en cuenta que Yuzna era casi un experto en mezclar terror y comedia.

Yuzna se dio a conocer como productor de la primera Re-Animator (Stuart Gordon, 1985), un film que se hizo famoso por sus excesos y su mezcla de géneros. Sus primeros proyectos como director, Society (1989) y La novia de Re-Animator (Bride of Re-Animator, 1989), se caracterizan también por mezclar terror y comedia. Sin embargo, al entrar en una franquicia que era popular por su uso de la comedia, decidió hacer un film oscuro y pesimista. Una tragedia de ultratumba. Según cuenta Brian Yuzna, en el audiocomentario de la edición sin censurar de Vestron, fue una elección consciente ya que no quería meterse en el territorio de Dan O’Bannon, como O’Bannon no quería meterse en el territorio de George A. Romero, creando su propia historia aunque respetando los elementos clave de la película de O’Bannon: 245-Trioxin y zombis indestructibles e inteligentes.

Estos elementos son incluidos no solo para contentar a los fans, sino que se convierten en esenciales para una historia que se podría resumir como un Romeo y Julieta zombi. Curt (J. Trevor Edmond) decide colarse junto con su novia Julie (Mindy Clarke) en la instalación militar donde trabaja su padre, el coronel John Reynolds (Kent McCord). En esta instalación se están llevando a cabo experimentos que tienen como objetivo militarizar a los zombis. Al ser descubiertos, Julie y Curt huyen, pero tienen un accidente de moto en el que Julie muere. Aunque no por mucho tiempo, Curt la resucita utilizando el Trioxin. Ahora ambos huyen de los militares y de criaturas no muertas mientras Julie lucha contra sus impulsos zombis.

Mindy Clarke es Mortal Zombie

La lucha de Julie por mantenerse humana le da su personalidad al film, ya que solo mantiene su humanidad a través del dolor. Así que, al ser una zombi, Julie lleva al extremo los piercings y la modificación corporal (algo que se aprecia realmente en la versión unrated) para experimentar un dolor continuo que evite que se convierta en una criatura asesina como las que los persiguen a ella y Curt. Además de este toque BDSM, la transformación de Julie sirve también como alegoría a la adicción a las drogas. Además de Julie, que se convirtió en el póster de la película, el film también cuenta con otros zombis visualmente imaginativos que van más allá del típico cuerpo podrido que camina, algunos de los cuales fue interpretado, de nuevo, por Brian Peck.

Si bien Yuzna se había marcado como objetivo realizar un film más oscuro con un tono más serio, eso no significa que no haya sitio en Mortal Zombie para los momentos pasados de vueltas y delirantes que normalmente incluye Yuzna en sus películas. En diversas entrevistas se ha descrito a sí mismo como fan del género en su vertiente más sangrienta y exagerada, así que hace el tipo de película que le gustaría ver a él.

Esta entrega no tiene un reparto cargado de nombres familiares para los aficionados a la serie B, exceptuando a Sarah Douglas, que fue la malvada Ursa en Superman II (Richard Donner, Richard Lester, 1980) y toda una lagarta en V: La batalla final (V: The Final Battle, Richard T. Heffron, 1984), mientras que Mindy Clark, ya como Melinda Clark, protagonizaría, tras Mortal Zombie, la psicotrónica La lengua asesina (Alberto Sciamma, 1996). Puede que su reparto no sea de culto, pero la película desde luego que lo es. Tanto para los fans de la franquicia como para aquellos que son simplemente fans del género, Mortal Zombie es toda una delicia. Una tercera entrega que supera con creces la segunda, sin superar la primera pero quedándose bastante cerca. Una morbosa y perversa joya.

El regreso de los muertos vivientes: Necrópolis y Danza macabra 2005

El regreso de los muertos vivientes: Necrópolis/Danza macabra

(Return of the Living Dead: Necropolis/Rave to the Grave, Ellory Elkayem, 2005)

Hay diversas razones por las que la cuarta y quinta entrega de esta franquicia tienen una sola sección. Fueron filmadas a la vez, así que su historia tras las cámaras es la misma y no son muy buenas, apenas dan cada una para tener su propia sección. Además, es lo que hicieron en el libro The Complete History of The Return of the Living Dead de Christian Sellers y Gary Smart. Este libro ha sido mi única fuente de información en lo que se refiere a estas dos entregas, para las cuales, al contrario que sucede con las tres primeras, no había una abundante serie de entrevistas, documentales y comentarios de los que poder sacar jugosa información. Todo queda más claro a continuación.

Tom Fox, que no estuvo implicado en la producción de la tercera entrega, fue consciente, como todos nosotros, que el cine de zombis estaba de moda a principios del 2000. Era el momento ideal para una nueva entrega de Return of the Living Dead. La idea de Fox era volver a las raíces de la película de Dan O’Bannon, mezclar terror y comedia en un film que respetara la mitología establecida en la primera entrega. Fox contrató a los guionistas William Butler y Aaron Strongoni, declarados fans del género y de la película de O’Bannon. Incluso Tobe Hooper se volvía a plantear como director.

Continuos problemas en encontrar financiación y un estudio que produjera la película hizo que Hooper acabara abandonando el proyecto. Finalmente fue a parar a Phoenix Pictures, que puso como director a Elloy Elkayem. Elkayem había dirigido Arac Attack (Eight Legged Freaks, 2002), cuya mezcla de terror y comedia con regusto a cine de serie B parecía hacerlo un candidato ideal para una secuela de El regreso de los muertos vivientes.

Todo se fue al infierno cuando entró en escena Castel Film. Esta empresa parecía especializada en rodar dos secuelas por el precio de una, reaprovechando escenarios, actores y equipo técnico, como las atroces secuelas Hellraiser: Deader y Hellraiser: Hellworld (ambas Rick Bota, 2005), y quiso hacer lo mismo con Return of the Living Dead. Es durante este periodo que Fox enfermó, falleciendo poco antes de que empezara el rodaje de las secuelas. Los productores de Castel Film no estaban interesados en Return of the Living Dead, simplemente querían hacer dos pelis de zombis baratas para aprovechar un género que estaba de moda. Para desesperación de los dos guionistas, el proyecto se alejaba cada vez más de las películas de la franquicia, estando cada vez más cerca de la típica película de zombis de la época.

Adiós a los zombis indestructibles, a los personajes interesantes, a la calidad. Tanto Necrópolis como Danza macabra son dos infumables y mediocres películas cargadas de tópicos. Danza macabra es un poco más soportable que Necrópolis, pero sigue siendo pura basura al desperdiciar una premisa que podría haber resultado divertida: en una fiesta de disfraces es difícil diferenciar a los humanos de los zombis. Dividir un presupuesto ya de por si bajo para hacer dos películas hace que sea muy evidente que fueron rodadas en Rumania intentando pasar por América, que los efectos no tengan la calidad esperada y las interpretaciones no sean nada del otro mundo. El único rostro reconocible, Peter Coyote, parece solo esperar a terminar sus frases, cobrar su cheque y largarse lo antes posible. La personalidad de Elkayem está desaparecida por completo.

Son dos películas terribles totalmente prescindibles. Recomiendo ignorarlas a no ser que seáis unos completistas como un servidor. Un triste final para una franquicia cuyas tres primeras entregas se pueden disfrutar tanto en plan maratón como en solitario.