Gran western “clásico” moderno
(Antes de nada indicar que he preferido no ver la película original y evidentemente no voy a hacer ninguna valoración ni comentario al respecto de la calidad del “remake” propiamente dicho.)
Esta no es de esas películas “raras” (del subgénero de cine denominado por mi como de “cine marciano”) de los hermanos Coen. Esta yo la definiría como de buen cine “clásico” contemporáneo ambientado en el lejano y salvaje oeste.
Esta es como la Match Point de los hermanos Coen.
Los actores (estrellas) todos en su correctísimo sitio. Lógico lucimiento de Jeff Bridges en ese personaje con tintes Bukowskianos (por lo decadente y bizarro de su existencia).
A remarcar favorablemente la humanidad -y por lo tanto realidad- de la dualidad de los actos de todos los personajes (nada de buenos Vs. malos arquetípicos) que dotan de alma terrenal y auténtica a sus personajes, que como por ejemplo tan buenos resultados dió en Sin perdón tomando aquí su “relevo”, siguiendo su estela mejor dicho.
Potenciando aún más -si cabe- todas estas virtudes de la historia que nos cuentan se encuentran a la vista, pero desarrollándose orgánicamente sin llamar la atención, pequeñas moralejas de tipo “kármico”. Al intentar hacer justicia del ojo por ojo (utilizando la fuerza total y letal de la violencia con muerte) provocando una espiral de dolor y desconcierto que para el bien de la historia con sus personajes nos mantiene a los espectadores bien atentos en la butaca mientras se desarrolla la progresión de la narración.
Una fotografía esplendida con algunos momentos memorables en esas panorámicas que tanto pueden dar de si. Potenciado -en mi caso- por una proyección digital (tan limpia y sin defectos analógicos) obteniendo así lo mejor de dos mundos tan diferentes; rodado en 35mm (3 perforaciones) pero proyectando en digital (D-cinema nativo).
La banda sonora es del enorme Carter Burwell de la cuál no recuerdo nada, con lo cuál puedo asegurar que es adecuada, perfecta e ideal en su concepto más funcional y minimalista.
Por lo que a mi respecta va a recoger algo en los Oscars por sobrados méritos propios.
Y como epílogo informativo emotivo he de decir, al igual que en la propia película que:
“El tiempo se nos va”.
O como ya dijo Woody Allen en su última película parafraseando al mismísimo Shakespeare:
“La vida es un cuento narrado por un idiota, lleno de sonido y furia que nada significa”
que tan bien funciona en el cine… si se sabe como narrar.