Kaulder (Vin Diesel) está al frente de un grupo de hombres decididos a matar a la Reina Bruja (Julie Engelbrecht) y poner fin así a la mortal plaga que ha extendido. Logran su objetivo, pero no antes de que la Reina Bruja maldiga a Kaulder a no encontrar nunca la paz de la muerte. 800 años más tarde, Kaulder actúa como el agente que se encarga de que las brujas y brujos no actúen contra los humanos. El ataque a su compañero Dolan (Michael Caine) le descubre a Kaulder que se enfrenta a un nuevo mal que ha surgido de la oscuridad para acabar con todos los humanos.
El último cazador de brujas (The Last Witch Hunter, Breck Eisner, 2015) es, como podéis deducir por la sinopsis, un híbrido de acción y fantasía. Pero, sobre todo, es un cutre film de serie B, una película que en los 80 sin duda habría estrenado la Cannon. Sin llegar a los excesos y delirios de aquella época, la manera de disfrutar El último cazador de brujas es imaginar que os la habéis encontrado en un videoclub una tarde de 1986 en la que no tenías nada mejor que hacer. Y, sin tomárosla en serio ni un minuto, es posible que así paséis un rato tremendamente entretenido.
Porque si uno deja de lado el previsible guion y el anticuado tono patriarcal de la película (apenas hay personajes femeninos positivos y todas las brujas son chicas alternativas con tatuajes), es posible divertirse bastante con este film, tanto “a costa de” como “con”. A ello también contribuye un reparto que incluye nombres como Michael Caine y Elijah Wood (Open Windows), que le dan un aire verosimilitud a una película que ni la busca ni le interesa. Pero no olvidemos que esto es un vehículo para lucimiento de Vin Diesel, cuyo carisma ayuda a digerir los momentos más ridículos. Y es que ver a Diesel enfrentarse a brujas y brujos usando tanto una espada en llamas como una escopeta no deja de tener su atractivo.
Por tanto, es una película recomendable solo si estáis de humor para disfrutar de una buena mala película. De reíros ante su ridículo tono épico mientras devoráis unas palomitas. No es original, ni sorprendente, pero no aburre en ningún momento.
Estreno en las salas españolas el 30 de octubre.