Una misteriosa raza alienígena lanza cuatro devastadoras olas de ataques sobre la Tierra. Tras estos ataques, la joven Cassie (Chloë Grace Moretz) sobrevive en un mundo desolado en busca de su hermano pequeño, Sam (Zachary Arthur), la única familia que le queda en el mundo, que ha sido llevado a una instalación militar que se prepara para enfrentarse a la quinta ola de ataques.
La quinta ola (The 5th Wave, J Blakeson, 2016) adapta la novela homónima de Rick Yancey, pensada para el público que hoy día se llama “joven adulto”. Y si resulta exitosa en taquilla, seguramente veremos en el futuro próximo adaptaciones de las siguientes novelas de la trilogía (la tercera entrega seguramente innecesariamente dividida en dos películas). La película nos presenta la clásica historia de invasión extraterrestre, aunque de forma bastante entretenida.
Dentro de la ciencia ficción hay dos corrientes de invasiones extraterrestres: la bruta, en la que los alienígenas llegan con sus naves arrasando todo a su paso al estilo Independence Day (Roland Emmerich, 1996), y la sutil, en la que los invasores se introducen de manera sibilina en nuestro mundo al estilo de la clásica La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasión of the Body Snatchers, Don Siegel, 1956). En el caso de La quinta ola, se mezclan las dos corrientes, aprovechando la espectacularidad de la “invasión bruta” al principio de la película, para establecer luego un clima de desconfianza y paranoia con una “invasión sutil”, teniendo de marco un paisaje posapocalíptico. Es por esta mezcla que, a pesar de no contar nada nuevo para el aficionado, no resulta aburrida. La acción y el drama distraen lo suficiente como para no reparar en lo predecible que puede ser en ocasiones el film.
Si bien lo que resulta chocante es que, imagino que de forma inconsciente, La quinta ola nos recuerda en ocasiones las imágenes de los refugiados sirianos huyendo de la guerra. Repito que la película no pretende ser una alegoría del conflicto siriano ni mucho menos, aunque sí tiene un ligero mensaje antibelicista y en Estados Unidos se ha asociado su promoción con una campaña de concienciación ecológica, pero sería interesante que la gente reflexionara al respecto gracias a una simple película de acción y ciencia ficción enfocada al público adolescente.
Las interpretaciones son bastante correctas en su mayor parte. La protagonista Moretz claramente se esfuerza al máximo para darle entidad a toda la angustia y sufrimiento de su personaje. Nick Robinson como Ben Parish y Alex Roe como Evan Walker son los intereses románticos de la película, con vistas a crear un triángulo amoroso en el futuro, pero además de ser dos atractivos jóvenes no ofrecen mucho más. Como es habitual en estas películas, actores y actrices veteranos respaldan al joven reparto, en este caso destacan Liev Schrieber y Maria Bello como los militares que pretenden convertir a unos niños en máquinas de matar.
A pesar de que lo intenta, La quinta ola carece del drama y la calidad de sagas como Los juegos del hambre, consiguiendo solo que a veces se tome demasiado en serio a si misma. Pero eso no quiere decir que sea una mala película, sino que la pone en sintonía con títulos como los que forman la saga Divergente: entretenidos, ligeros y adecuados para pasar un buen rato.
Estreno en las salas españolas el 22 de enero.
