Bill Randa (John Goodman) y Houston Brooks (Corey Hawkins) consiguen que aprueben su expedición a una misteriosa isla recién descubierta. Allí, soldados y científicos descubren un peligroso mundo lleno de increíbles criaturas sobre las que reina Kong, el gorila gigante.
Viendo los diarios de producción de la película King Kong (Peter Jackson, 2005), nos encontramos un momento que hoy resulta algo triste. En este instante para el recuerdo, un feliz Peter Jackson anuncia que Universal acaba de aprobar la secuela para el film que estaban filmando entonces, mostrando ilustraciones del hijo de Kong atravesando un campo de batalla de la II Guerra Mundial con ametralladoras instaladas en los hombros. El estudio y Jackson se las prometían muy felices entonces, pero la tibia recepción que tuvo el film (tiene sus problemas pero soy uno de sus defensores) provocó que el estudio cancelara la secuela. Pero todo tiene su parte positiva, ya que gracias a ello, Warner y Legendary han podido incorporar a Kong a su universo monstruoso, con vista a que su versión de Kong se enfrente en el futuro a su versión de Godzilla, imitando el universo kaiju de la Toho.
Y se ha de decir que todo lo que este estudio ha hecho mal creando su universo de superhéroes lo ha hecho bien con su universo monstruoso. Kong: La Isla Calavera (Kong: Skull Island, Jordan Vogt-Roberts, 2017) es un potente film de aventuras que resulta entretenido de principio a fin.
Estudiando la filmografía de Jordan Vogt-Roberts, formada principalmente por comedias como The Kings of Summer (2013), puede que resulte algo sorprendente que fuera escogido como director de esta película. Sin embargo, destaca su habilidad narrativa a la hora de crear secuencias de acción que dejan al espectador sin aliento, metiéndolo de lleno en la aventura que viven los protagonistas. Su experiencia anterior se nota en los efectivos instantes de comedia y la manera de dirigir al excelente reparto.
Un reparto de lujo en el que nos encontramos a gente del calibre de John Goodman (Calle Cloverfield 10), Samuel L. Jackson, Tom Hiddleston (La cumbre escarlata), John C. Reilly y la futura Capitana Marvel Brie Larson. Todos ellos encarnan versiones modernas de personajes clásicos del cine de aventuras. Por ejemplo, Hiddleston es James Conrad, el clásico héroe explorador que choca con la fotógrafa Mason Weaver, a la cual da vida Larson, la clásica chica intrépida que se mete en problemas.
Esta actualización de personajes clásicos se suma al aire de cine de aventuras de toda la vida que esta película quiere emular, pero con toda la magia tecnológica actual a disposición de los cineastas para crear las bizarras criaturas que pueblan Isla Calavera. Con el reciente éxito de Jurassic World (Colin Trevorrow, 2015), los cineastas prefirieron dejar de lado los dinosaurios a los que tradicionalmente se enfrentaba King Kong, sustituyéndolos por insectos y animales gigantescos de todo tipo. Con una duración que no llega a las dos horas, el film tiene un ritmo trepidante en el que nada sobra. Kong no oculta que tipo de película quiere ser y no pretende nada más que entretener al espectador, cosa que consigue sin problemas.
En el film nos encontramos también un subtexto ecológico y antibélico, que está ahí para el que quiera verlo sin entrometerse en la diversión. Y en Kong encontraréis mucha diversión, además de emocionantes experiencias. Honestamente, me divertí como un chaval viendo está película y espero que la disfrutéis del mismo modo. Además, al estar ambientada en los 70, la banda sonora es soberbia.
Estreno en las salas españolas el 10 de marzo
