No soy un buen creativo, mi imaginación se dispersa cuando ando con la cabeza llena de pajaritos. Hace poco descubrí que cuando mi vida sentimental palpita soy bajamente profesional. Estar enamorado, despechado y demás estados sentimentales me descolocan laboralmente…
Lo primero, quiero disculparme por mi ausencia en esta pagina de Dios, pero andaba distraído con otros menesteres y cuando la anti-musa se marchó, la creatividad regresó finalmente por mi materia gris. ¡Espero no recaer!
Barcelona no es Gotham City, no es Metrópolis, tampoco es Nueva York. Posiblemente por ese motivo no está sobrevolada por tipos en mallas de colores. Tampoco hay tortugas mutantes en las alcantarillas, ni academias para mutantes. Por el contrario, está llena de seres que perfectamente podrían plagar las paginas de miles de novelas negras, cómics sobre mafiosos y tebeos de tiroteos.
Hace años estando en una librería me topé con un libro titulado: Confesiones de un gánster de Barcelona. Firmado por Lluc Oliveras, bajo el dictado de Dani el Rojo, una novela de origen realista que me cautivó al momento. Fue una sorpresa no solo descubrir que el tal Daniel era real, el verdadero escalofrío llegó al comprobar que yo conocía al gánster protagonista. Resulta que años atrás (muchos) me compré un documental biográfico sobre Loquillo. En dicho relato, de las muchas personas que aparecen hablando me llamó la atención un señor enorme con traje negro que hablaba con un carisma desorbitado. Al verlo simplemente pensé: Este tipo tiene pinta de mafioso de película…
Otro día, prometo relatar en esta misma página mi eterna admiración por Loquillo, Ramoncin y demás canallas del rock & roll.
Alucinantemente tiempo después comprobaría que el instinto no me falló. El tipo con pinta de mafioso realmente fue un verdadero gánster en la Barcelona preolímpica.
Tras acabar la novela, no pude hacer otra cosa que buscar al protagonista en redes sociales y escribirle. Amablemente me contestó y mantuvimos contacto por un breve tiempo, años después, cuando finalmente salió la segunda parte de la novela, decidí invitarle para que visitara mi programa de radio.
Nos citamos en una terraza de Barcelona y charlamos, micrófono en mano, durante varias horas, como se notaba en el documental de Loquillo aquel tipo era el carisma personificado. Supongo que para alguien que jamás se saltó una sola clase en la escuela, que nunca fumó un solo cigarro y mucho menos tocó un arma de fuego. Era inevitable sentir veneración por alguien que representaba la maldad personificada. Un tipo que parecía salido de Sin City, una persona que entraba en bancos armado con pistolas y despilfarraba la vida entre adicciones descocadas.
Cuando hace un año tuvo lugar la fiesta/podcast para celebrar mi cumpleaños, no dudé ni un solo minuto en invitar al bueno de Dani. Para alegría de mis entrañas, aceptó, llegó el primero y se marchó el último.
Dani el Rojo siempre cumple con aquello que uno espera de su persona y aquella noche dejó al personal con la boca abierta. En especial a mi señor padre, que aún hoy cuando lo ve aparecer en la tele, siempre señala: Mira, el gánster de tu cumpleaños… Como persona que lleva toda la vida entre tebeos, películas y fantasías, poder compartir tiempo con alguien como Dani, supone la forma más sencilla de comprobar que la realidad supera con creces cualquier ficción.
Hace apenas unos meses que se publicó su nuevo libro, Así salí del infierno de las drogas, aunque demasiado corta, una maravilla donde Dani desgrana con todo tipo de detalles como fue pasando por toda clase de infiernos alucinógenos. Insisto que para uno que jamás se tomó un chupito de más, resulta golpeador leer como alguien jugó con la muerte y además le ganó la partida.
Me queda poco para terminar el libro, y me muero por ponerme en contacto con Dani para hacerle mil preguntas. Me encantaría vivir en sus zapatos por apenas unas horas y luego regresar hasta mi realidad. Años después de leer su primera novela, sigo boquiabierto ante realidades que perfectamente podrían ocupar los diálogos de películas como Reservoir Dogs, Pulp Fiction, El Lobo de Wall Street, etcétera.
Si piensas que tu vida es divertida, alucinante y distraída… Te recomiendo que te tomes un café con Dani el Rojo, entonces entenderás qué quiere decir la palabra adrenalina.