El guionista y director Spike Lee se adentra en la conocida organización de extrema derecha a partir de una historia real en la que un agente novato se infiltra en sus filas, con la particularidad de que él es afroamericano.
Infiltrado en el KKKlan (BlacKkKlansman, Spike Lee, 2018) se ambienta en los años 70, en plena lucha por los derechos civiles, cuando el joven policía afroamericano Ron Stallworth (John David Washington) decide responder un anuncio de la prensa para entrar en el Ku Klux Klan. Con la ayuda del agente Flip Zimmerman (Adam Driver), caucásico y judío, empiezan a investigar el núcleo de Colorado Springs hasta el punto de contactar con el Gran Brujo del Klan, David Duke (Topher Grace), con el fin de acabar con esta organización racista desde dentro.
Basado en la historia real del agente Ron Stallworth, quien escribió un libro sobre ello, el director aporta un punto de vista más distendido y cómico, a pesar de la crudeza, peligrosidad e importancia del caso.
Pero no es solo la historia en la que se basa lo único destacable de una película en la que sus más de dos horas de metraje se hacen imperceptibles gracias al ritmo de su guion que apenas se pierde solo en los discursos de algunos de sus personajes pero que con el gran trabajo de sus actores principales (tanto por la parte policial como los de la organización racista) mantienen el interés en todo momento.
Infiltrado en el KKKlan es una fantástica buddy movie con comedia, acción, drama y una alta carga de denuncia social. Spike Lee tiene claro a quien quiere ridiculizar y el mazazo al espectador con el desenlace y uso de imágenes reales no deja duda. Aunque siendo bastante comedido en el uso excesivo de imágenes iconográficas que puedan despistar, sí podemos ver imágenes potentes visualmente como el constante reflejo de las acciones y los referentes en primerísimos primeros planos de los ojos de las personas que de momento son espectadores de lo que está pasando.
El odio y el conflicto racial está, por desgracia, a la orden del día y el final puede sonar a panfletario pero lo cierto es que Spike Lee consigue posiblemente una de las mejores películas de su carrera y que no creo que pase desapercibido en el momento de la entrega de premios de las películas del año.
Haciéndose pasar por un racista extremista, se pone en contacto telefónico con el grupo, que no tarda en invitarle a reunirse con el núcleo. Incluso traba amistad con el Gran Brujo del Klan, David Duke (TOPHER GRACE), que alaba “la entrega” de Ron por la supremacía de la América blanca. La investigación se hace cada vez más compleja y Flip Zimmerman (ADAM DRIVER), el compañero de Ron, no tiene más remedio que hacerse pasar por él en las reuniones del grupo, consiguiendo obtener información interna sobre un atentado organizado. Stallworth y Zimmerman se unen para derribar a una organización cuyo auténtico objetivo es adaptar su violenta retórica para atraer cada vez a más gente.