Siendo uno de los conflictos bélicos más brutales y cercanos a nuestra época, la ciudad de Sarajevo como epicentro de esta guerra en Bosnia y Herzegovina que sufrió con más de 120.000 muertes a principios de los noventa del siglo XX, lleva un tiempo traspasando toda esa historia humana y de dolor a la ficción. Sarajevo Pain de Fidel Martínez, y editado por Norma Editorial, es una de estas obras que ahonda sin miedo en la psique de una sociedad que no deberíamos olvidar.
Sarajevo Pain va más allá de realizar un relato estrictamente histórico de los sucesos para presentar una consecución de personajes, diferentes puntos de vista del conflicto de los balcanes, en que un pintor huye del romanticismo de crear arte de una guerra, un francotirador que justifica sus acciones, un fotógrafo que solo ejerce de espectador detrás de su objetivo, una mujer que espera a su pareja en soledad, un niño sin infancia que se recluye en los cómics… y sin embargo, todos representa el dolor de Sarajevo.
El autor apuesta por realizar el cómic en un potente blanco y negro puro porque, como recuerda Alfonso Armada en su prólogo y decía Samuel Fuller, «aunque la realidad sea en color, el blanco y negro es más realista».
El gran acierto del cómic es conectar con el lector, ofrecer la cruda realidad desde una perspectiva cercana, civil. También ese divertido y sentido homenaje al medio del cómic con las referencias a Corto Maltés, El príncipe Valiente, Creepy, Flash Fordon y Little Nemo sin que ello reste importancia de lo que representa en la historia, escapismo y comprensión de su entorno.
A menudo se recuerda las guerras por sus consecuencias generales y no personales, al final son cifras de muertes y fechas acaecidas y no personas e historias, lo cual nos insensibiliza, Sarajevo Pain cumple y da esquina a esa falla para darnos una experiencia emocional de cómo todo puede cambiar y todo lo que se puede perder y, por lo tanto, de todo lo que cambió Sarajevo a mediados de los noventa y todo lo que perdió por el camino.