Joann Sfar lleva al largometraje su obra Pequeño Vampir, cómic que ya fue adaptado a serie televisiva en 2004. Personaje creado para el público infantil, el autor refleja en ambos protagonistas (Vampir, un vampiro de 310 años, y Miguel, un humano de 10 años) lo que fue su infancia rodeado de películas de monstruos de la Hammer y relatos de terror para adultos.
Tras situarnos en los orígenes de la vampiresa Pandora, el esquelético Capitán de los Muertos y Vampir, vemos como huyen durante siglos del temible Giboso hasta que logran esconderse en una mansión donde viven en paz y harmonía, siempre que no salgan al exterior. Vampir se aburre cada vez más y ni la compañía de monstruos alegres logran quitarle el sueño de salir al exterior y acudir a la escuela, puesto que él siempre tendrá 10 años aunque su edad sea 310. Una noche escapará y conocerá a Miguel, un joven huérfano entrañable de su edad.
No confundir con la saga literaria de mismo título escrita por Angela Sommer-Bodenburg e ilustrada por Amelie Glienke, en este caso se trata de la obra gráfica de Joann Sfar, prolífico autor de cómics que creó el personaje en 1999 para el público infantil (más tarde también publicó a Vampir de adulto) y lo retomó para hacer tres volúmenes (entre 2017 a 2019) que han servido de base para esta cinta de animación 2D (cabe decir que publicó los volúmenes cuando ya se estaba produciendo la película).
El pequeño vampiro es el segundo largometraje animado de Joann Sfar, antes hizo El gato del rabino (Le chat du rabbin, 2011) otra cinta que adaptaba una de sus obras pero destinado al público adulto. Sfar también es director de cine de acción real como la muy recomendable Gainsbourg (vida de un héroe) (Serge Gainsbourg, vie héroïque, 2010).
En El pequeño vampiro nos encontramos una buena película de aventuras para toda la familia con un planteamiento original aunque finaliza con un forzado y abrupto final feliz. Divertida, entretenida, muy bien producida en que la tradicional animación 2D en digital agiliza y muestra con gracia los diseños originales del cómic.
La trama afronta problemáticas infantiles de forma sutil y sin ánimos moralistas, mientras Miguel es un niño huérfano que vive con sus abuelos toma con naturalidad la situación y trata de ser feliz con todo lo que esté a su alcance, Vampir es un niño atrapado con sus padres al que no le dejan la suficiente libertad por miedo al peligro por lo que acaba desobedeciéndolos. También hay un sincero homenaje al cine de monstruos, una sala de proyección particular es la ventana al mundo exterior de Vampir y sus amigos, tanto de forma figurada como literal al ser la excusa que le permite salir a hurtadillas sin que sus padres se enteren.
La animación francesa no tiene nada que envidiar a la estadounidense, y El pequeño vampiro viene a engrosar esa gran lista de producciones que cuentan con adaptaciones de obras y/o con autores de cómics, todas ellas muy recomendables, como Avril y el mundo alterado (Avril et le monde truqué, Christian Desmares y Franck Ekinci, 2015), Mutafukaz (Shôjirô Nishimi y Guillaume Renard, 2017), Persépolis (Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi, 2007)…