El actor Peter Dinklage se pone en la piel del poeta enamoradizo del siglo XIX Cyrano de Bergerac, que regresa a la gran pantalla de la mano del director Joe Wright (Pan [viaje a nunca jamás]) adaptando el musical estrenado en 2018 de Erica Schmidt titulado Cyrano.
El argumento de la obra de teatro original de Edmond Rostand, escrita a finales del siglo XIX inspirada por la figura histórica del escritor Cyrano de Bergerac, se conserva con Cyrano enamorado de la bella Roxanne (Haley Bennett), pero incapaz de expresar sus sentimientos al creer que ella sería incapaz de amarle por su aspecto físico. Roxanne, a su vez, está enamorada de Christian (Kelvin Harrison Jr.), quien es incapaz de estar a la altura de Cyrano en cuanto a ingenio. Christian pide ayuda a Cyrano para enamorar a Roxanne y este se convertirá en la voz de Christian.
Probablemente las adaptaciones cinematográficas más populares de la obra de Rostand sean Cyrano de Bergerac (Jean-Paul Rappeneau, 1990), con Gérard Depardieu como protagonista, y Roxanne (Fred Schepisi, 1987), con Steve Martin interpretando a la versión americana de Cyrano. La película de Joe Wright se sitúa a medio camino entre ambas, conservando la ambientación histórica y el drama, pero con toques modernos para hacerla más cercana a la audiencia contemporánea. Wright plasma la historia con una marco y estilo naturalista en el que inserta los elementos de fantasía propios del musical. Dinklage y Bennett, que retoman los personajes que interpretaron en la versión teatral, encabezan el reparto y tienen las mejores canciones, quedando el resto de personajes en segundo plano.
Durante la primera parte del film, el conjunto funciona. El escenario, los personajes y la historia están en sintonía. Pero cuando entran en juego los elementos dramáticos, Cyrano parece transformarse en otra película que no acaba de encajar con la primera parte. El cambio hacia el drama es muy brusco, transformando sin previo aviso la comedia en tragedia. Cierto, es algo ya presente en la obra original, pero al realizar la adaptación se tendría que haber cuidado más la transición.
Esto hace que Cyrano acabe dando la sensación de ser una película que empieza corriendo demasiado y se queda sin fuerza antes de llegar a la meta.