Sus historietas y personajes entretuvieron a diferentes generaciones francesas durante décadas. Incluso contó con su propia cabecera, lo que lo convirtió en uno de los autores más relevantes del siglo XX. Sin embargo, Josep Cabrero Arnal (1909-1982) sigue siendo poco conocido en su (nuestro) país. La exposición Josep Cabrero Arnal: el dibujante que miró a los ojos de la muerte nos descubre su recorrido personal y profesional a través de reproducciones, ejemplares, documentos y bocetos originales.
La exposición nos sitúa al inicio con el siguiente texto: Mortadelo, Carpanta, las Hermanas Gilda, Zipi y Zape, Anacleto, Pumby, el Guerrero del Antifaz, Sir Tim O’Theo, Eustaquio Morcillón, Doña Urraca, Superlópez, la familia Ulises, el Capitán Trueno… Quien más, quien menos, recuerda con cierta nostalgia a los personajes de las antiguas revistas infantiles. En la grisura irrespirable del franquismo, el cómic y la radio fueron un pequeño reducto donde la imaginación podía volar gracias a aquel universo irreal, poblado por personajes estrafalarios que, a través de su humor virulento y surrealista, retrataban mejor que nadie la triste realidad. Pero no era una circunstancia exclusiva de nuestro país; en todo el mundo, generaciones de lectores quedaron marcadas por los personajes de sus lecturas infantiles. En Francia, por ejemplo, entre los más queridos están el guerrero galo Astérix, de Uderzo y Goscinny, Les Pieds Nickelés, de Louis Forton, y, sin duda, Pif le chien, de Josep Cabrero Arnal.
El pasado 17 de diciembre se inauguró con la participación de Jaume Capdevila (Kap), reconocido dibujante e historiador del cómic catalán, y de Àngel Campabadal, autor del libro «Josep Cabrero Arnal: itinerari d’un dibuixant genial», del que hablaremos más adelante y que complementa la muestra. La exposición, de entrada gratuita, está abierta al público en la Biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra (Barcelona) hasta el 17 de enero.
Sirva estos párrafos como una breve biografía de Josep Cabrero Arnal. Sus inicios como dibujante fue a comienzos de la década de 1930. Trabajó para el semanario Algo y la revista TBO, y en Pocholo creó las series «Guerra en el País de los Insectos» y «Viajes extraordinarios del perro Top». También colaboró en Gente Menuda, Mickey, L’Esquella de la Torratxa y en la revista de humor erótico Papitu.
Combatiente en las milicias republicanas durante la Guerra Civil Española, Arnal se exilió en Francia, donde más tarde fue recluido en el campo de concentración de Mauthausen hasta 1945. A pesar de las circunstancias, nunca dejó de dibujar. Al regresar a Francia, retomó su trayectoria profesional colaborando con diferentes medios.
En 1948 apareció por primera vez el perro Pif, su creación más célebre, al que en 1950 se uniría su compañero de aventuras, el gato Hercule. Bajo su propia serie, «Pif et Hercule», Arnal consiguió que Vaillant, la revista que publicaba sus historias, cambiara su nombre en 1965 a Vaillant – Le journal de Pif, y en 1969 a Pif Gadget, hasta su desaparición en 1992.
Sin duda, la exposición Josep Cabrero Arnal: el dibujante que miró a los ojos de la muerte reivindica la importancia de su figura en el mundo del cómic, mostrando trabajos anteriores y posteriores a su paso por la Guerra Civil Española y Mauthausen.
Josep Cabrero Arnal: itinerari d’un dibuixant genial
Desde muy pequeño, Arnal se trasladó con su familia desde tierras aragonesas a Barcelona, instalándose en el barrio del Guinardó hasta 1937, cuando partió al frente durante la Guerra Civil Española. Desde la Cooperativa Cultural Rocaguinarda junto a Pol·len Edicions, y con motivo del 40.º aniversario de su muerte en 2022, se publicó el libro «Josep Cabrero Arnal: itinerari d’un dibuixant genial». La obra repasa la trayectoria vital del autor desde Barcelona hasta Mauthausen y París, siguiendo su legado artístico y humano.
El libro se revela como un testimonio de supervivencia, exilio y resiliencia. La figura de Arnal nos invita a reflexionar sobre los desafíos del exilio republicano. También muestra cómo el arte puede superar las adversidades más grandes.
La publicación incluye una gran cantidad de reproducciones de documentos personales, bocetos, dibujos publicados, así como páginas y portadas de revistas.