Cine

Trance

Danny Boyle regresa al cine tras pasearse por la televisión inglesa con la adaptación del cuento clásico de Mary Shelley, Frankestein. Lo hace con Trance, una película que parece más un rompecabezas y/o unas muñecas rusas (matrioska) que película de atracos al uso, aunque alguna pieza se le quedó por ahí escondida.

Trance

Durante el robo de una obra de arte en subasta, Simon (James McAvoy) pierde la memoria, olvidando donde escondió la pieza de valor. Tras duras amenazas y torturas, el jefe de la banda (Vincent Cassel) acude a la hipnoterapeuta (Rosario Dawson) para tratar de hacerle recordar.

Trance

Con un buen arranque, Trance te atrapa para ponerte en la misma situación que el protagonista. ¿Qué pasó? ¿Dónde está el cuadro? Tras las primeras sesiones de hipnosis y, con ello, las primeras revelaciones de que el asunto tiene chicha y que los personajes no están por la labor de sacar a la luz sus verdaderos rostros hace ganar puntos. Momento en que Danny Boyle junto a los guionistas deciden hacer una especie de Inception (El origen) y empiezan a enroscar demasiado el argumento. Realidades, mentiras, ensoñaciones producidas por la hipnosis y, pueden provocar el efecto contrario al deseado, que el espectador pase a pasiva sin querer desentramar la lógica; no pasa nada, al final se desgrana todo el asunto con una confesión (como si de un caso de Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle fuese).

Si no pretendiese ser tan, tan porque yo lo valgo (hablo especialmente de los últimos 20 minutos), sería una buena película para revisar en el futuro. Sin embargo se queda en una película entretenida, que logra mantener casi toda tu atención en los 100 minutos que dura.

Estreno en las salas españolas el 14 de junio.

© Imágenes: Hispano Fox Film