El cine de Michael Bay es cine de autor. En cada una de sus películas, Bay imprime su sello de manera que su estilo, sus fetiches y su personalidad son reconocibles de inmediato. Los movimientos de cámara circulares, la fotografía de anuncio de refresco, las mujeres convertidas en anuncios de zapatos de tacón, el humor sin gracia, los estereotipos racistas, las explosiones continuas… Elementos imprescindibles en el cine bayano que encontramos presentes en Transformers: La era de la extinción (Transformers: Age of Extinction, 2014). Una monstruosidad que dura casi tres horas y nos muestra un Bay más Bay que nunca.
La película está llena de escenas de acción espectaculares, escenas que debido a las exigencias del 3D están editadas de manera que resultan más comprensibles de lo que suelen ser normalmente las escenas de acción bayanas. La película también corrige un problema del anterior film y esta vez es fácil distinguir los robots buenos de los malos. Todo ello mejoras respecto al anterior film. El problema sin embargo es que para cuando llegan las escenas de acción el espectador ya está medio dormido por culpa de la torpe manera en que se explica una historia simple de la forma más obtusa y complicada posible. Optimus Prime, a quien pone voz Peter Cullen, se comporta como un psicópata con doble personalidad: sediento de sangre y vengativo un momento, reflexivo y calmado al siguiente. El resto de Transformers, incluido el estereotipo racista (¿por qué los Transformers tienen –ridículos- acentos extranjeros si son robots?), se comportan como niños peleones que parecen incapaces de estar un segundo sin pelearse entre ellos o amenazarse de muerte.
Pero lo peor en esta película son los humanos. Mark Wahlberg interpreta a Cade Yeager, un padre cuya obsesión por su hija, Tessa (Nicola Peltz), roza el incesto. Es una relación realmente perturbadora pero que el film trata como los momentos cómicos que le otorgan humanidad a la película. Otros miembros del reparto a destacar son Stanley Tucci y Kelsey Grammer, que como Bay no tiene costumbre de dirigir humanos básicamente se dedican a hacer lo suyo esperando cobrar su cheque y salir corriendo.
He mencionado al principio que el film dura casi tres horas. Exactamente son 165 minutos y el espectador siente cada uno. ¿Cómo puede resultar tan agotador y aburrido un film de acción con robots gigantes? Solo Bay tiene el secreto para hacer un film en el que se ve libre para expresar las partes más horribles de su personalidad y que además dicho film recaude miles de millones.
Transformers: La era de la extinción es un film sin alma. En otras palabras, puro Michael Bay.
Estreno en las salas españolas el 8 de agosto.