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Marketing personal y redes sociales

Internet, la herramienta de comunicación que parece no tener fin, está condicionando a muchas personas. Gente que se aísla de la realidad nutriéndose de la misma. No importa que estés en un concierto de música en directo de un grupo que no volverá a actuar de nuevo, valiosos minutos de esa experiencia se las pasará inmortalizando el momento con una fotografía a través del móvil y subiéndolo a la red. Y ya no tan solo eso, sino que posiblemente esté más pendiente de recibir respuestas, me gustas o retuits que de la actuación.

Marketing personal y redes sociales

Dependencia.

La madre de todas las tecnologías que nos iba a ayudar a ser independientes, a no necesitar más ayuda de la necesaria… caen en saco roto con las redes sociales. «Servicios» que imponen a que la persona deba estar ofreciendo una imagen perfecta y activa las 24 horas del día. Sería maravilloso contar con empresas como BRS Imaginarea que nos ayudase a mostrar nuestra mejor cara. Diseño aplicado a nuestras necesidades como si de una portada de revista se tratase, pero eso queda reservado para las empresas. Aquí estás solo.

Puede sonar exagerado, incluso creer que no será para tanto, pero… ¿Cuántas veces has repetido una foto, que vas a colgar en Facebook o Instagram, para salir más sonriente o fuese «perfecta»? ¿Cuántas veces has subido un estado o un tuit para que sepan que estás ahí? ¿Por qué? El resultado es un momento efímero en la existencia de todos. ¿Queremos ser los más populares? tal vez…

La gente, por norma general, se juntan, se relacionan, esperan la aceptación de la otra persona. Internet magnifica esta sensación y su constante disponibilidad nos «obliga» a no bajar la guardia. Unas horas, días o semanas sin actualizar y serás olvidado. Una presión que te hace perder el norte.

Hay que tener cuidado, dejamos de ser personas que hacemos lo que nos gusta, para ser una marca de nosotros mismos y ser gustados por otras personas. ¿Es esto la felicidad?

© Fotografía: Ivan Perez