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Me dejo llevar entre masajes tántricos y shibari

Voy a la aventura de la búsqueda de nuevas sensaciones, voy a probar una nueva técnica de liberación que une el masaje tántrico con el shibari.

Me dejo llevar entre masajes tántricos y shibari

Con afán de ayudar a muchas mujeres mezclan dos técnicas que, aparentemente, no tienen nada en común pero que juntas crean un tándem capaz de eliminar bloqueos energéticos y hacerte sentir todas las emociones y sensaciones al máximo.

El masaje tántrico, es aquel que mediante técnicas manuales de masaje en el cuerpo mueve a nivel interno toda la energía sexual, donde puede ser masajeada la zona genital o no, según tu decisión. Y el shibari, una técnica de BDSM de sumisión y dominación mediante cuerdas de cáñamo (por ejemplo u otro material) donde el que ata va enredando el cuerpo de la otra persona con suma belleza y arte.

Seguramente suene descabellado, no deja de ser extraño e innovador la mezcla de ambas técnicas. Pero en el momento de la verdad, mi cuerpo y mente quedó libre de bloqueos y ataduras, dándome cuenta que es algo que podría experimentar cualquier mujer.

Antes de comenzar la sesión te explican las medidas de seguridad que hay que seguir para realizar estas prácticas, además de tener el control de poder decidir en cualquier momento detenerlas, o de lo contrario, seguir adelante.

Atada por Dave Laciter

Y me dejo atar… Lentamente Dave Laciter cruza mi cuerpo con las cuerdas mientras lo hace danzar al compás de una música dulce, melodiosa. Me coge con fuerza, con ímpetu, aunque suene Sade de fondo. No es rudo, es suave y con firmeza afianza que está conmigo, y yo con él, con intensidad, con pasión.

Comienzo a sentir como sube su temperatura corporal, al igual que la mía, su sudor, su respiración profunda… cuando me dejo ir por un momento, mi mente se queda en blanco sintiendo que amarra más fuerte, me lleva, me domina, él manda y me lo hace saber. Recorre mi cuerpo con las cuerdas y los nudos pero a pesar de estar cegada por la venda en los ojos desde el principio de este baile de líos, lo siento todo, cada roce, cada atadura…

Dave finaliza su creación, como un sastre experto que viste a su modelo, él ha vestido mi cuerpo desnudo únicamente con cuerdas. En ese instante comienza a desnudarme lentamente, a quitarme las cuerdas con gestos vivos y controlados. Los mismos nudos que había forjado sobre mi cuerpo se van deshaciendo poco a poco pero su huellas permanecen. Mi cuerpo se convierte en su lienzo «pintado» donde queda dibujado visiblemente las marcas pero mi piel desnuda es libre, aunque sigo sintiendo las cuerdas, me excita y me provocan la sensación de hormigueo por todas partes. Continúo ciega y sigo sintiendo su presencia, su cercanía, su abrazo, su respiración… Él me dirige hacia la camilla donde me espera @manosquecuidan.

masaje tántrico por @manosquecuidan

Y me dejo tocar con sus manos… Boca abajo, sus dedos y sus palmas recorren mi espalda, mis brazos, … noto como con seguridad va eliminando alguna contractura, relajando algún músculo en tensión. Extiende mis brazos, mis piernas, estira y palpa con causa de conocimiento haciendo que la energía vaya subiendo y bajando por mis extremidades. Y lo noto, una descarga, como eléctrica, que me hace lanzar un suspiro de satisfacción. Él prosigue, sabe que ha logrado de relajarme pero sus manos exploran mis glúteos, mis piernas, roza mi entrepierna con respeto, con cuidado y mucha dedicación cada milímetro de mi piel. Con amabilidad me pide que ponga boca arriba con calma y sin prisa.

Le obedezco extasiada, mientras toca mis pechos noto como en medio de mi pecho, en mi timo, nace un calor que me hace respirar profundamente. Lo llaman plexo solar y puedo asegurar que esa calor me irradió hasta la zona genital. Lentamente sus manos llegan hasta mi vulva y comienza a masajear de manera intensa y placentera, exploto llegando al orgasmo.

Sigo insensibilizada de la vista pero siento como su presencia se desliza por mi cuerpo hasta mis oídos para susurrarme «¿Estás bien?» acompañado de un cálido abrazo, cariñoso, cuando al fin recobro la visibilidad al ser liberada de la cinta de mis ojos. Soy informada que cuando esté preparada puedo levantarme de la camilla, con calma y sin prisa.

Mi sesión finaliza pero la música romántica con luces tenues continúa. Me encanta ver sus sonrisas cómplices, me siento segura, confiada y contenta de estar viviendo esa escena. Me doy cuenta de la realidad. Siento, fluyo, vibro, suelto, libero.

Y me dejo llevar…