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Tú te pajeas mientras yo peleo

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Tú te pajeas mientras yo peleo

Seguramente tan solo ves en mí un cuerpo bonito, una cara rara, una guarra con la que fantasear un rato antes de irte a dormir. Te la cascas y se acabó, a seguir con lo que andabas haciendo antes de ponerte palote, quizás esta vez busques otro vídeo de otra tía porque no has tenido suficiente o te irás a dormir pensando que eres afortunado de que tu novia no sea como las tías que hacen porno.

De todo esto eres plenamente consciente, lo haces prácticamente a diario. Lo que no sabes es que has ignorado algo importante, un mensaje encriptado que se ha quedado enquistado en tu psique y que cada vez va a calar más hondo en ella, de ti, esparciéndose como un virus, mutando en tu interior y del que no hay cura.

Has participado activamente de la emancipación sexual de esa mujer, has sido espectador de la lucha feminista en pro a la libertad sexual de todas las personas, observando a alguien que ejerce la libertad de mostrar su realidad erótica por todo lo alto, toda una declaración de principios que va a calarte hasta los huesos. Te han hackeado, te han usado.

Una tía follando, comiéndose un coño sin tapujos, atragantándose con la polla de otra mujer, siendo masturbada por su pareja o azotando a un sumiso. Una mujer que ha vomitado en tu cara su libertad de exhibirse y te lo has tragado. A esa chica le da igual tu opinión, para ella ser puta no es más que un oficio y ser una guarra todo un orgullo, una razón de existir, una forma de crear.

Así que ahí estás, cascándotela frente a la pantalla mientras observas un campo de batalla. Su escena y tu paja como acto subversivo.

© Fotografía: Mara Blackflower