Taylor Swift, Idris Elba, Judi Dench, Ian McKellen, Rebel Wilson, James Corden… Pocas veces podréis ver tanto talento junto desperdiciado de forma tan magnífica. Cats (Tom Hooper, 2019) es una de las más insulsas e innecesarias películas del año. Un clásico desastre puramente hollywoodiense.
Sobre el papel parece una idea que no puede fallar. Adaptar un gran espectáculo de Broadway, cuya longeva vida en los escenarios lo ha convertido en un clásico, como Cats es siempre receta segura para el éxito, por lo menos el económico. Pero, igual que no todos los libros se pueden llevar a la gran pantalla, no todos los espectáculos musicales son aptos de ser adaptados a otros formatos. Y ese es el caso de Cats, el musical creado por Andrew Lloyd Webber basándose en los poemas de T. S. Eliot que forman El libro de los gatos habilidosos. El musical no tiene argumento, es una larga serie de números musicales en los que distintos gatos se van presentando al espectador, lo que hace que sea un espectáculo no muy cinematográfico y algo pesado. Para haceros una idea, repasad la cuarta temporada de la fantástica Unbreakable Kimmy Schmidt en la que se hacen diversos chistes a costa de Cats cuando uno de los protagonistas actúa en el espectáculo.
Para la versión cinematográfica, el guion de Lee Hall y Tom Hooper (Los miserables) añade un tenue argumento, que, al no estar reflejado en ninguna de las canciones, no tiene mucho peso. Cats, la película, es un interminable desfile de personajes, cuya introducción no hace avanzar la trama, simplemente se pasean por la pantalla hasta que termina su canción. Canciones que, debido a que el musical fue creado a principios de los 80, han quedado algo anticuadas, aunque Andrew Lloyd Webber ha compuesto una nueva para la película.
Sin embargo, la película podría haber funcionado, no tener argumento no es algo que haya detenido a otras películas para convertirse en éxitos, si no hubiera sido por la fría y desapasionada dirección de Tom Hooper. Los decorados creados mediante CGI parecen más falsos que si se hubieran filmado en un teatro. Y qué decir de la terrible animación de los personajes. ¿Por qué no intentar crear los gatos mediante maquillajes y trajes prácticos? Los gatos humanoides son a ratos inquietantes, a ratos ridículos.
Hay momentos en que las caras parecen desconectadas de los cuerpos, restando credibilidad y realismo a los personajes. También hay escenas en la que los actores no parecen del todo integrados en el escenario, en los que sus pies no parecen tocar el suelo, cuando se supone que deberían hacerlo. Eso sin mencionar que en otras escenas se nota mucho que las sombras están también animadas. Y con tanta animación por ordenador, uno no puede evitar preguntarse por qué no hicieron directamente un film de animación.
En definitiva, Cats es un film aburrido, frío, plano, incapaz de despertar la emoción que se supone debería despertar una película como esta.