Thomas (Dylan O’Brien), Teresa (Kaya Scodelario) y el resto de supervivientes que habían logrado escapar del Laberinto pensaban que se habían salvado. Pero no podían estar más equivocados: lo peor está aún por llegar. El grupo deberá enfrentarse al desafío de sobrevivir en un mundo post-apocalíptico lleno de peligros, además de huir de CRUEL, que quiere continuar experimentando con ellos.
El corredor del laberinto: Las pruebas (Maze Runner: The Scorch Trials, Wes Ball, 2015) es, como ya muchos sabréis, la continuación de El corredor del laberinto (The Maze Runner, Wes Ball, 2014), ambas adaptaciones de novelas homónimas de James Dashner que, junto a La cura mortal, conforman la trilogía El corredor del laberinto (más la precuela El destello). Unas adaptaciones que hasta ahora han resultado excelentes, ofreciendo en cada entrega una interesante mezcla de ciencia ficción y cine de aventuras.
Mantener el mismo equipo, Wes Ball repite como director y T. S. Nowlin repite como guionista (aunque ahora en solitario), delante y detrás de las cámaras hace que ambas tengan una coherencia estilística que facilita considerar las dos películas (y otra más en camino) como parte de un mismo todo. Pero si la primera entrega era una especie de mezcla de Kafka y El señor de las moscas, Las pruebas recuerda más al cine post-apocalíptico de los años 80. Así, en su travesía, los protagonistas se pasearán por ciudades derruidas, se enfrentarán a infecciosos mutantes y se adentrarán en las derruidas poblaciones que sobreviven en este oscuro futuro.
Una travesía llena de peligros que hará sufrir enormemente a los protagonistas y disfrutar enormemente al espectador, atrapado por la aventura que se le invita a vivir. Aunque, por mucho que uno disfruta con la película, hay veces que los sufridos adolescentes que la protagonizan despiertan la compasión del espectador, ya que no se les da un momento de respiro. Esta identificación con los personajes también es fácil gracias a las interpretaciones del joven reparto, encabezado por Dylan O’Brien, que recuerda a un joven Paul Walker, junto a Kaya Scodelario, Thomas Brodie-Sangster y Ki Hong Lee. Como suele ser habitual en estas películas, el joven reparto es rodeado de veteranos actores de carácter como Giancarlo Esposito, Barry Pepper, Lili Taylor y Patricia Clarkson, que repite como la malvada doctora Ava Paige.
Confieso que soy bastante fan de esta serie de trilogías distópicas basadas en literatura juvenil, la ahora llamada “joven adulto” para que los que no somos adolescentes no nos sintamos como unos inmaduros leyéndola, como la trilogía Los juegos del hambre, la saga Divergente, la trilogía Los 100 (convertida en serie de TV) y, por supuesto, El corredor del laberinto. Y tal vez mi familiaridad no solo con las novelas de James Dashner sino, obviamente, con la primera El corredor del laberinto haya contribuido a que me lo pasara tan bien con Las pruebas (que tiene momentos clásicos como un personaje corriendo a toda velocidad para pasar por una gran puerta que se cierra lentamente). Es en la primera película que se desarrollan los personajes y se presenta la historia, así que esta entrega puede permitirse ser todo acción, ya que “el trabajo” ya está hecho. Dicho esto, creo que se puede disfrutar aunque no se haya visto la primera gracias a las secuencias de acción, la continua tensión y el gran trabajo de efectos especiales (posiblemente el background del director en el campo de los efectos visuales explique que ambas entregas funcionen bastante bien en ese sentido), además de las breves explicaciones que se hacen sobre lo sucedido hasta el momento.
A pesar de durar algo más de dos horas, Las pruebas se pasa bastante rápido y no se hace pesada en ningún momento. Es una película trepidante muy recomendable, especialmente a los que disfruten visitando un futuro apocalíptico desde la comodidad de una butaca de cine.
Estreno en las salas españolas el 18 de septiembre