El guionista y director norteamericano Jeremy Saulnier sorprendió a todos con su segunda película Blue Ruin (2013) en el que ahondaba en la historia de una venganza de una forma un tanto inusual, desde la perspectiva de un protagonista inexpresivo e inexperto. Tres años después y bajo la presión de un público expectante presenta Green room (2016), una tensa y claustrofóbica película en la que los personajes lucharán por sobrevivir.
Las Green room son esas habitaciones en la que músicos, actores de teatro o artistas en grupo esperan antes de salir al escenario, no llegan a ser camerinos como tal y tradicionalmente por estos lares se les puede incluso llamar backstage de forma incorrecta. Tradicionalmente eran habitaciones pintadas de verde, de ahí el nombre.
The Ain’t Rights es una banda punk rock que no termina de explotar por lo que no rechazan un nuevo concierto dentro de su gira de regreso a casa. El mismo no les aportará caché pero les va de camino y necesitan el dinero. El sitio resulta ser un lugar de encuentro de neonazis. Todo marcha bien hasta que resultan testigos de un acto de violencia y tendrán que temer por sus propias vidas escondidos en la green room.
La película se estrenó en el Festival de Cannes y ha pasado por festivales como el de Austin, Toronto o Sitges cosechando buenas críticas. Y no es para menos, Green room es una fantástica película de género que recuerda a grandes clásicos como Asalto en la comisaría del distrito 13 pero que resulta lo suficientemente original como para quedarse absorto mirando la pantalla cuando la violencia hace acto de presencia. La adrenalina es tangible, unos cuantos chavales punk rock encerrados y rodeados de neonazis sedientos de sangre, salir indemnes su único objetivo.
A pesar del marcado cliché de ambas tribus urbanas la ideología de estas quedan al margen y su enfrentamiento pasa a ser el de un thriller en el que no debe quedar ningún testigo vivo, un gran acierto. El director tampoco abandona esos toques de humor entre tanta tensión como ya se pudo ver en Murder Party (2007) o Blue Ruin (2013).
Jeremy Saulnier vuelve a contar con el actor Macon Blair, esta vez para un papel secundario. También participa Patrick Stewart con una imponente actuación sin despreciar la de los jóvenes actores que aguantan el peso de la trama Anton Yelchin, Imogen Poots, Alia Shawkat (Search Party), Joe Cole y Callum Turner.
Green Room es frenética y merece ser vista sin distracciones, dejarse atrapar por el caos de la situación, pasarlo mal para disfrutarlo al final como en una montaña rusa. Por películas como estas ama uno el cine.