Protagonizado por el gran amado/odiado Nicolas Cage y la favorita del cine indie y de terror Maika Monroe (It Follows), que ya ha anunciado su participación en un próximo reboot de la saga Pesadilla en Elm Street, se estrena Longlegs (Osgood Perkins, 2024) precedida de un gran éxito de público y crítica en Estados Unidos.
La novata agente del FBI Lee Harker (Monroe) es incorporada, después de demostrar ciertas dotes psíquicas, a la investigación sobre un asesino en serie que se identifica a sí mismo como Longlegs (Cage), estableciendo una especie de conexión con el asesino. Este es el algo familiar punto de partida de la película de Osgood Perkins. Y esa es la clave de esta película. Arranca de una manera que recuerda a Hunter (Manhunter, Michael Mann, 1986) o El silencio de los corderos (The Silence of the Lambs, Jonathan Demme, 1991) mezclado (y lo digo como algo positivo) con una aventura de Mulder y Scully. Y si fuera solo esto ya sería un logro, pero esto es solo para crear una sensación de familiaridad y seguridad en el espectador. Confort food. Ya hemos visto este tipo de historia antes. Entonces Osgood, una vez nos sentimos seguros, cómodos en un lugar que nos resulta conocido, apaga la luz y cambia los muebles de sitio. Ahora nos encontramos perdidos en la oscuridad. El espectador puede verse así engañado por un inicio que parece anclado en un relativo realismo, para poco a poco ir introduciendo elementos sobrenaturales.
Lugares comunes, como dormitorios o comedores, son filmados de manera que parezcan lugares extraños e inquietantes, uniendo el entorno psicológicamente con lo que le sucede a la protagonista, la joven agente del FBI que descubrirá cosas que desearía no haber descubierto. Convertir lo familiar en extraño es algo en lo que Osgood Perkins lleva trabajando desde su debut como director con Soy la bonita criatura que vive en esta casa (I Am the Pretty Thing That Lives in the House, 2016). También enlaza con el viaje emocional de la protagonista el hecho que el inicio del film parece un rutinario thriller, que poco a poco se transforma en una película de terror. Así, al inicio del film, Maika Monroe interpreta un personaje que mantiene sus emociones controladas o “enterradas”, pero a medida que avanza en el caso su armadura se irá desmontando.
Quien no necesita enterrar emociones es Longlegs, el personaje que interpreta Nicolas Cage. En esta ocasión, Cage crea un personaje realmente inquietante y perturbador, el más inquietante desde Besos de vampiro (Vampire’s Kiss, Robert Bierman, 1988), que encaja muy bien con la obsesión del actor con el estilo de interpretar usado durante la época del cine mudo. Además, logra transmitir la amenaza que supone el personaje a través de las capas de maquillaje usado para crear un monstruo humano, sin dejarse llevar por la fantasía en exceso. Para los dos o tres que lo reconozcan, su personaje y la actitud que tiene recuerda un poco al personaje de Tiny Tim en Blood Harvest (Bill Rebane, 1987).
La relativamente sencilla historia permite también a los cineastas centrarse en crear una atmósfera inquietante que vaya envolviendo al espectador. Para lograr el efecto, Perkins cuenta con el director de fotografía Andrés Arochi, la música de Zilgi y el diseño de sonido de Eugenio Battaglia. El trabajo de todos es el que acaba haciendo que Longlegs se acabe metiendo bajo la piel del espectador. Una muestra de cómo el cine de terror independiente puede crear un mayor efecto que los despliegues de efectos del terror hecho en Hollywood.
En definitiva, Longlegs es una película de terror que justifica la reputación que le precede. Efectiva y muy bien realizada, es uno de los títulos más interesantes que ha ofrecido el género este año.
Longlegs
Mientras el FBI intenta atrapar a un retorcido asesino en serie, una agente descubre una serie de pistas que podrían llevarla hasta el criminal y poner fin a su terrorífica ola de asesinatos
Guion: Osgood Perkins
Reparto principal: Nicolas Cage, Maika Monroe, Alicia Witt, Blair Underwood, Dakota Daulby, Vanessa Walsh