Durante una misión tripulada en Marte, el astronauta Mark Watney (Matt Damon) es dado por muerto y dejado atrás cuando la misión regresa a la Tierra. Watney deberá recurrir a todo su ingenio para sobrevivir y lograr contactar con la NASA para que envíe una misión de rescate.
He de decir que lo primero que me llamó la atención de Marte (The Martian) (The Martian, Ridley Scott, 2015) fue su tono. La mayoría de películas que tratan sobre astronautas en situaciones límites o sobre un escalador perdido/atrapado en una montaña (su equivalente terrestre) adoptan un tono dramático, serio, para transmitir al espectador lo grave de la situación. Estoy pensando en películas como Apolo 13 (Apollo 13, Ron Howard, 1995), Gravity (Alfonso Cuarón, 2013) o, para nombra una en la línea montañera, 127 horas (127 Hours, Danny Boyle, 2010); películas que por estar basadas o inspiradas en hechos reales (sí, también Gravity), se ven casi obligadas a adoptar un tono dramático. En este sentido, Marte recuerda más a películas del estilo de S.O.S. Equipo azul (SpaceCamp, Harry Winer, 1986) o 2010: Odisea Dos (2010, Peter Hyams, 1984), películas que, situadas dentro de la ciencia ficción, se pueden permitir tener un tono más ligero ya que su objetivo es ofrecer una gran aventura al espectador.
Por supuesto, el currículum de Ridley Scott dentro de la ciencia ficción también hacía esperar una película más bien oscura. Pero la influencia de Drew Goddard en el guion, sin olvidar la novela de Andy Weir en que se basa, seguramente es responsable del tono del film. Sin embargo, no querría dar a entender que es una película ligera llena de humor, porque la tensión y el drama están muy presentes a lo largo de la película. De hecho, los momentos de humor hacen más efectivo el drama, ya que Watney utiliza el humor para afrontar la situación desesperada en que se encuentra, así que en los momentos en que deja entrever lo que está pasando por dentro, los momentos en que se ve derrotado, resultan más impactantes.
El reparto resulta también sorprendente, en el sentido de que incluso en papeles pequeños y secundarios, nos encontramos a actores y actrices como Kristen Wiig, Sean Bean, Chiwetel Ejiofor y Jeff Daniels. Jessica Chastain es la comandante de la misión a Marte que se culpa por dejar a Witney detrás, pero su presencia, como la del resto del reparto, es casi secundaria (no por su importancia en la historia, sino por su tiempo en pantalla) debido a que el gran protagonista es Matt Damon como Watney. Si la actuación de Damon no funciona, la película se hunde, pero por suerte el actor está a la altura de las circunstancias y crea un muy creíble Mark Watney por el que el espectador no tiene dificultad en sentir simpatía.
Es una película de Ridley Scott, así que visualmente resulta impecable. Scott, al igual que Christopher Nolan, tiene una gran habilidad para crear películas de ciencia ficción muy creíbles y “reales”. Esto se demuestra una vez más en este film, donde pasamos mucho tiempo en un Marte perfectamente creíble por la mezcla que se hace de escenarios reales y efectos digitales.
A pesar de su duración, dos horas y veinte minutos, el ritmo no decae y no se hace pesada en ningún momento, lo que hace de Marte una película trepidante que celebra el espíritu explorador de la humanidad y su habilidad para superar grandes obstáculos. Y lo hace mediante una absorbente película que es una gran aventura de ciencia ficción.
Estreno en las salas españolas el 16 de octubre