David Bowie es una leyenda del rock. Un icono de la cultura pop. Y se convirtió en leyenda, en icono, en referente y en muchas cosas más, siguiendo su propio camino y sus propias normas. De modo que es natural que un documental sobre su persona no siguiese las típicas pautas del documental biográfico. Moonage Daydream (2022) de Brett Morgen es muchas cosas, pero desde luego no es típico ni tópico.
El film es una experiencia sensorial que explora la figura de David Bowie, de Ziggy Stardust, del Duque Blanco, formando un paisaje de imágenes y sonidos en los que se mezclan conciertos, entrevistas y las pinturas y vídeos experimentales de Bowie. No se sigue una línea clara cronológica, aunque arranca con el momento álgido de popularidad a inicios de la década de los 70 y avanza a partir de ahí saltando entre distintos momentos vitales del artista.
Es una exploración de la obra y de los distintos personajes que creó Bowie, con solo unos atisbos del David Bowie real, intentando transmitir las emociones del cantante en un momento concreto en lugar de tener a cabezas parlantes hablando de lo grande que era y de cuánto talento tenía. Se utiliza metraje de las películas en las que participó, especialmente de Feliz Navidad, Mr. Lawrence (Merry Christmas, Mr. Lawrence, Nagisa Ôshima, 1983), El hombre que cayó a la Tierra (The Man Who Fell to Earth, Nicolas Roeg, 1976) y El ansia (The Hunger, Tony Scott, 1983), pero sin intención de explicar su participación en ellas sino usando las escenas que hizo como ilustración del estado mental de un momento en particular. Morgen crea así un concierto emocional, en el que no se sabrá nada nuevo sobre la vida de Bowie, más allá de algún breve apunte biográfico provisto por el cantante, ya que a Morgen no le interesa el Bowie terrenal sino el mito extraterrestre.
Tanto la fuerza como los puntos flojos del documental radican en este enfoque. No se saldrá sabiendo más sobre la biografía de Bowie ni se ofrece toda una serie de interesantes datos. Moonage Daydream es una poderosa experiencia sensorial que captura y abruma al espectador con su mezcla de imágenes y música, sumergiendo al espectador en un impactante viaje emocional sobrecogedor y fantástico. Si te gusta la música de David Bowie.
