Need for Speed (Scott Waugh, 2014) tiene dos prejuicios en contra: es una adaptación de un videojuego y por los tráileres parece una imitación de la saga Fast & Furious. Pero si se dejan de lado estos prejuicios, Need for Speed es una entretenida cinta de acción llena de fantásticas persecuciones.
Tobey Marshall (Aaron Paul, el Jesse Pinkman de la serie Breaking Bad) es un humilde mecánico de coches y también un gran piloto de carreras ilegales. Tras pasar un tiempo en la cárcel tras ser declarado culpable de un crimen que no cometió, Tobey planea vengarse del auténtico culpable, el piloto rival Dino Brewster (Dominic Cooper), participando en la carrera ilegal más importante que existe: la De León. Para ello, contará con la ayuda de Julia Maddon (Imogen Poots) y de su fiel equipo de mecánicos. Ayuda que necesitará después de que Dino ponga precio a su cabeza para impedir que participe en la carrera.
Es cierto que las adaptaciones cinematográficas de videojuegos no han dado más que película infumable tras película infumable, con la posible excepción de Silent Hill (Christophe Gans, 2006). Need for Speed, aunque no es una gran película, tampoco es un desastre. El director Scott Waugh procede de una familia de especialistas, así que insistió en que se hicieran de forma práctica las persecuciones y las acrobacias con los coches. Esto le proporciona una gran fuerza visceral, lo que sumado a la claridad con la que están filmadas las secuencias de acción, son los puntos fuertes del film. La lástima es que las escenas que no tienen nada que ver con la acción o la carretera son algo planas y lentas. De modo que el principio de la película resulta bastante lento, no empieza a coger ritmo hasta que Tobey sale de la cárcel y se pone en marcha la venganza.
El indiscutible éxito de la saga Fast & Furious hace que la película oriente su publicidad de modo que capte a los seguidores de la saga, pero lo cierto es que Need for Speed tiene mucho más en común con los clásicos del género, a los que continuamente homenajea. Hay un gran guiño a la pionera Bullitt (Peter Yates, 1968) en la que Steve McQueen perseguía delincuentes a toda velocidad por las calles de San Francisco. El personaje secundario que interpreta Michael Keaton, el Monarca, recuerda al Super Soul que Cleavon Little interpretó en la clásica Punto límite: cero (Vanishing Point, Richard C. Sarafian, 1971). Y la pareja que forman Tobey y Julia en la carretera recuerda a la pareja que formaban Peter Fonda y Susan George en La indecente Mary y Larry el loco (Dirty Mary Crazy Larry, John Hough, 1974). Además, como ya he mencionado antes, el hecho de que las escenas de acción se hayan realizado de forma práctica recuerda a títulos memorables como Gone in 60 Seconds (H.B. Halicki, 1974) (la original, no esa porquería con Angelina Jolie, como dicen en Death Proof).
Por todo ello, lo único que hay que lamentar es que sea un film algo predecible y totalmente plano en lo dramático. Con las excepciones de Poots y Keaton, el resto del reparto es bastante olvidable. El trabajo de Paul no hace de Tobey un héroe carismático. Si el film hubiese podido equilibrar ambos aspectos, la acción y el drama, nos encontraríamos ante una gran película. De todos modos, Need for Speed puede que no sea una gran película, pero sí que es una aceptable cinta de acción motora.
Estreno en las salas españolas el 4 de abril.