Tercera entrega de las aventuras del agente del Servicio Secreto Mike Banning, interpretado por un cada vez más hinchado Gerard Butler. Objetivo: Washington D.C. (Angel Has Fallen, Ric Roman Waugh, 2019) será la última ocasión que tendrán los espectadores de ver a Banning en acción en la gran pantalla.
En el año 2013 se estrenaron dos imitaciones y una secuela de La jungla de cristal (Die Hard, John McTiernan, 1988). La secuela en cuestión fue la peor de la saga, La jungla: Un buen día para morir (A Good Day to Die Hard, John Moore, 2013) fue un completo fracaso. Las dos imitaciones, Asalto al poder (White House Down, Roland Emmerich, 2013) y Objetivo: La Casa Blanca (Olympus Has Fallen, Antoine Fuqua, 2013), tenían el mismo argumento (terroristas se hacen con la Casa Blanca y la vida del presidente corre peligro) y también tenían en común que parecían más una película de la franquicia La jungla de cristal que la secuela oficial. De las dos, Objetivo: La Casa Blanca fue la que tuvo más éxito, gracias, en parte, a su sangrienta violencia gratuita y, en parte, a un tono que la conectaba con el cine de acción pasado de vueltas de los 80, incluido patriotismo e irresponsabilidad social. La secuela llegó tres años más tarde: Objetivo: Londres (London Has Fallen, Babak Najafi, 2016), que no funcionó de la misma manera. Aunque mantenía el patriotismo y la irresponsabilidad social, la violencia y la acción no eran tan efectivas debido al estilo cámara en mano en que se rodó.
Tanto Olympus como London se rodaron cuando Barack Obama era presidente, tiempos mucho más despreocupados que parecen hoy día muy lejanos. La actual Angel se ha rodado bajo la caótica administración de Donald Trump, tiempos mucho menos despreocupados. Eso ha afectado en la creación de los villanos de la función, ya no son malvados coreanos o terroristas musulmanes a eliminar al estilo Chuck Norris, sino americanos. Hay acción, pero es mucho menos violenta que en las anteriores películas. Sí que llama la atención, por la reciente polémica sobre las armas de fuego en Estados Unidos que hizo que se cancelara el estreno de The Hunt (Craig Zobel, 2019), una escena en que Mike Banning, huyendo de las autoridades, es detenido por varios civiles en una gasolinera, todos ellos armados.
Sin los elementos que hicieron destacar la primera entrega, Objetivo: Washington D.C. no es más que un simple thriller con toques de acción, de argumento rutinario y muy, muy predecible. La historia, en la que Banning debe demostrar su inocencia al ser acusado de intentar asesinar al presidente, se desarrolla siguiendo paso a paso sin innovar cada uno de los clichés que hemos visto miles de veces en películas de argumento parecido.
El film intenta añadir algo de drama, presentando a un Mike Banning afectado por la edad y un cuerpo plagado de secuelas físicas pero no ayuda a hacer el film más interesante. Es más, sus intentos por ser una película más “seria” que las anteriores solo hace que sea más evidente lo mediocre que es la misma. Sí que brilla el papel secundario de Nick Nolte, que logra elevar el film en los momentos en que aparece. Pero son momentos demasiado breves.