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Saga: Leprechaun (El duende)

En los 90 llegaría una de las criaturas que, cerca de cumplir sus 30 años, ha logrado colarse como uno de los iconos del cine de terror. El leprechaun es una especie de duende proveniente del folclore irlandés y ahora protagonista de una serie de películas de terror que inicialmente nació para un publico más bien infantil.

Saga: Leprechaun (El duende)

Leprechaun: La noche del duende

Leprechaun: La noche del duende

(Leprechaun, Mark Jones, 1993)
Esta saga caracterizada por sus muertes delirantes y pasadas de vuelta empezó siendo concebida como una película de terror infantil. Mark Jones llevaba mucho tiempo trabajando como guionista de televisión, trabajando también en series de animación como El show de Scooby-Doo y Scrappy-Doo, cuando decidió dar el salto como director de cine con una película de terror que mezclaría comedia y terror. Curiosamente, al contrario de lo que sucede hoy día, a medida que se fue desarrollando el proyecto, el estudio insistió en hacer una película que fuera calificada para mayores de 18 años incluso añadiendo escenas que aumentaran la cantidad de sangre que se ve en pantalla.

Pero la esencia se mantuvo intacta por más sangre y palabrotas que se añadieron al guion, con una película que de forma efectiva mezcla dos géneros que siempre son difíciles de equilibrar como es la comedia y el terror.

En Estados Unidos, el leprechaun era conocido entonces como la mascota de una marca de cereales, protagonizando diversos anuncios de televisión. Esto hizo que no se tomara en serio la idea de la película, lo que complicó encontrar financiación para el proyecto hasta que llegó a Trimark. La idea de un duende asesino se consideraba muy ridícula, así que muchos se sorprendieron cuando la película resultó ser mucho mejor de lo esperado. Inicialmente pensada para ser estrenada directamente en vídeo, los buenos resultados obtenidos en pases previos contribuyeron a que Trimark decidiera que la película pasara a ser estrenada en cines con gran éxito. Un éxito luego multiplicado cuando Leprechaun se editó en vídeo, su destino original.

Jennifer Aniston en  La noche del duende

Una de las razones de este éxito es el guion de Jones, que muestra su pasado en la animación con diversos gags y chistes propios de la mencionada serie Scooby-Doo. El pasado en la animación de Jones también se nota en lo visual, creando un film muy colorido en el que el Leprechaun no desentona. Por supuesto, otra de las razones que explica el triunfo del film fue el reparto. Warwick Davis encarna con mucho gusto al asesino duende del film. Después de encarnar un héroe tan bueno y positivo como Willow en el clásico film homónimo de Ron Howard, Davis tenía ganas de encarnar a un personaje que fuera todo lo opuesto: pura maldad. La otra protagonista del film es Jennifer Aniston que encarna a Tory, la heroína del film. Esta película fue el debut cinematográfico de Aniston, lo hizo con un personaje no muy distinto del que interpretó en Friends y que la convertiría en una estrella internacional. Resulta curioso ver la película hoy día, ya que Leprechaun muestra las habilidades de Aniston para la comedia y porqué fue elegida para interpretar a Rachel Green.

Aunque inicialmente fue tomada a chiste, La noche del duende se convirtió en una cinta de culto que acabó generando una franquicia que llega hasta nuestros días. Sin embargo, vista en conjunto toda la franquicia, no se considera la mejor película de la saga. Resulta algo suave comparada con las locuras que posteriormente la saga regalaría a sus fans.

Leprechaun 2

Leprechaun 2

(Rodman Flender, 1994)
Esta secuela marca la tónica de la franquicia original: películas independientes sin conexiones entre ellas en que las maneras de acabar con el Leprechaun, siempre interpretado por Warwick Davis, y sus debilidades cambian de película en película.

En esta entrega, el duende asesino quiere cumplir una antigua maldición lanzada sobre una de sus víctimas y casarse con una de sus descendientes. Esta descendiente resulta ser Bridget (Shevonne Durkin), una joven contemporánea que vive en Los Ángeles. Cuando sea secuestrada por el Leprechaun, su novio, Cody (Charlie Heath), intentará rescatarla con la ayuda del tío de Cody Morty (Sandy Baron).

Unos años más tarde, el director Rodman Flender ganaría cierta fama “de culto” como director de El diablo metió la mano (Idle Hands, 1999), pero Leprechaun 2, desde luego, no es la mejor muestra de su talento. La historia carece del tono y el estilo de la primera entrega y los dos jóvenes protagonistas son bastante sosos. Destaca Sandy Baron, un veterano cómico que muchos recordaréis como Jack Klompus en Seinfeld, y, por supuesto, Warwick Davis hace que el film cobre vida cada vez que aparece como el Leprechaun. Davis no estaba seguro de hacer más películas con el personaje y le consultó a Ron Howard si debería aceptar el papel o no. Howard le dijo que la primera Leprechaun era la película favorita de su hija y su novio y que no se lo pensase dos veces. Muchas gracias hija de Ron Howard.

La película no es terrible, tiene momentos divertidos, pero sus sosos protagonistas no enganchan al espectador y está colocada entre dos de las mejores entregas de la franquicia, con lo que sus puntos flojos resaltan más.

Leprechaun 3: El duende 3

Leprechaun 3: El duende 3

(Leprechaun 3, Brian Trenchard-Smith, 1995)
Después de que la segunda parte no tuviera tanto éxito como el esperado, Trimark, el estudio que había producido las dos primeras entregas, decidió aliarse con Blue Rider Pictures para producir la tercera entrega. Blue Rider decidió entonces contratar a un director con el que hacía poco había trabajado, en la estupenda La noche de los demonios 2 (Night of the Demons 2, 1994). Ese director era, por supuesto, Brian Trenchard-Smith, director de películas de culto como las geniales y muy, muy recomendadas El imperio de la muerte (Turkey Shoot, 1982) y Campo de exterminio (Dead End Drive-In, 1986). También responsable de Los bicivoladores en la que podemos ver a una jovencísima Nicole Kidman.

Leprechaun 3 en Las Vegas

Trenchard-Smith se ha caracterizado durante toda su carrera por trabajar con presupuestos muy bajos pero logrando estirarlos al máximo. Sus películas también se caracterizan por un sentido del humor pasado de vueltas, provocador y escandaloso. Tampoco le hace ascos a la violencia de tebeo y a los desnudos gratuitos. Características que se pueden encontrar en la mencionada La noche de los demonios 2 (y atentos fans de esta saga porque actores y actrices de esta película hacen cameos en Leprechaun 3) y que hicieron que los productores tuvieran muy claro que Trenchard-Smith era el ideal para dirigir la tercera entrega del personaje.

Warwick Davis da vida al Leprechaun en un entorno en que se encuentra en su salsa: la avariciosa Las Vegas. Allí, el duende asesino va creando estragos entre los personajes exagerados que quieren aprovecharse de su oro, entre los que encontramos el mago en horas bajas Fazio (John DeMita) y la amargada crupier Loretta, interpretada por la actriz de culto Caroline Williams. Scott (John Gatins) es un inocente pardillo al que las luces de Las Vegas llevan al desastre y que, por desgracia, se infecta con la sangre del Leprechaun. Esto le añade un toque de body horror al film ya que Scott se va transformando lentamente en Leprechaun. La ayudante de Fazio y aspirante a maga Tammy (Lee Armstrong) intentará ayudar a Scott a librarse de la maldición del Leprechaun.

Esta es una de las mejores entregas de la franquicia. La mezcla de terror y comedia se traduce en asesinatos grotescos con toques de ironía, exageradas muertes para igualmente exagerados personajes. Incluyendo algunos toques satíricos, la película perfecciona la fórmula de la primera película, realmente explotando el concepto del duende asesino para sacarle las mejores posibilidades cómicas y terroríficas que podía dar de sí.

La película se convirtió en un enorme éxito en los videoclubes de EUA, consolidando el Leprechaun como un nuevo icono del terror.

Leprechaun 4: En el espacio

Leprechaun 4: En el espacio

(Leprechaun 4: In Space, Brian Trenchard-Smith, 1996)
Hoy día se ha convertido en un chiste que, cuando una franquicia está en las últimas, se la envía al espacio. Critters 4 (Rupert Harvey, 1992), Hellraiser 4: El final de la dinastía sangrienta (Hellraiser IV: Bloodline, Alan Smithee, 1996) y Jason X (James Isaac, 2001) son los ejemplos más conocidos (o infames). Posiblemente, se empezó a convertir en un chiste con la delirante Leprechaun 4.

De forma adecuada, todo empezó como un chiste en una fiesta de navidad de Trimark, para la que se creó un póster que parodiaba Apollo 13 (Ron Howard, 1995), colocando al Leprechaun junto a la nave espacial con la clásica frase “Houston, tenemos un problema”. El póster tuvo bastante éxito, momento en el que uno de los ejecutivos se dijo “¿y si la hacemos de verdad?”.

Tras el éxito de Leprechaun 3, Trimark decidió colaborar de nuevo con Blue Rider y el director Brian Trenchard-Smith. Cuando el proyecto se le presentó a Trenchard-Smith, la idea para esta cuarta entrega era meter al Leprechaun en la NASA pero el director, consciente de las limitaciones del presupuesto a la hora de construir los grandes decorados necesarios para crear una versión razonablemente realista de la NASA, sugirió enfatizar la ciencia ficción y ambientar la historia en una nave espacial, más factible de construir. Para ayudar a la credibilidad (y el presupuesto), se decidió usar efectos digitales para crear el espacio, meteoritos y naves necesarios para la historia. Entre el bajo presupuesto y que entonces los efectos digitales todavía estaban en sus inicios, ya os podréis imaginar que la calidad de los efectos visuales es más bien baja o inexistente.

En el audiocomentario que acompaña la edición americana en Blu-ray de la película, Brian Trenchard-Smith cuenta que tal vez se lo pasaron demasiado bien a la hora de crear esta entrega. Y no le falta un poco de razón: Leprechaun 4 es una locura. Una comedia grotesca y pasada de vueltas cargada de personajes exagerados y delirantes, homenajes a la ciencia ficción que van de lo clásico a la serie B, mutantes, momentos absurdos… 95 minutos alegremente demenciales.

Si vuestro sentido del humor encaja con el de los realizadores, desde luego resulta un film tremendamente divertido. El único problema es que dentro de la película el Leprechaun es un personaje más dentro de la locura. En las anteriores entregas el Leprechaun representa el absurdo introducido en un ambiente más o menos realista (el campo, Los Ángeles, Las Vegas). Es el caos que arrasa con nuestro mundo. Aquí no es más que un personaje absurdo más. Ni siquiera es el único villano, siendo el doctor Mittenhand (Guy Sinner) y su posterior transformación un personaje casi tan peligroso como el propio Leprechaun.

Es sin duda la entrega más pasada de vueltas y absurda pero, repito, si vuestro sentido del humor encaja con el de la película, proporciona grandes momentos de placer psicotrónico.

Leprechaun 5: La maldición

Leprechaun 5: La maldición

(Leprechaun: In the Hood, Rob Spera, 2000)
Tras los excesos de la cuarta entrega se decidió rebajar un poco el tono, haciendo una entrega más realista, o tan realista como puede serlo una película sobre un duende asesino. Es algo que tienen en común las películas de Leprechaun y las de James Bond.

Originalmente, el director Rob Spera iba a trabajar en una idea que encaminaba la entrega hacia la sátira política: Leprechaun en la Casa Blanca. Era la época de Bill Clinton y Monica Lewinsky, así que los chistes casi se escribían solos. Pero en Trimark descubrieron que en Estados Unidos las películas de la serie Leprechaun eran muy populares entre el público afroamericano, de modo que se decidió cambiar la ambientación y situar la acción en un barrio de Los Ángeles con una mayoría de población afroamericana, zona de bandas diversas.

Así, la historia pasa a centrarse en tres aspirantes a raperos, Postmaster P. (Anthony Montgomery), Stray Bullet (Rashaan Nall) y Butch (Red Grant), los cuales acaban despertando al Leprechaun de su letargo. Postmaster P. robará una flauta al Leprechaun que hipnotiza a quien la oye y los convierte en un éxito inmediato. El Leprechaun no estará muy contento con el robo, obviamente, y matará a quién sea para que le devuelvan su propiedad. Además, el gángster Mack Daddy (Ice-T) también anda tras la flauta, ya que era su anterior dueño, siendo una amenaza más a la vida de los tres protagonistas.

Esta entrega, junto a la primera y la tercera, es de las más apreciadas por los fans, siendo considerada por algunos como la mejor. El film equilibra bien el terror y la comedia, dentro de una historia interesante que presenta unos personajes un poco más sólidos de lo habitual. Warwick Davis, como siempre, está estupendo, dándolo todo para darle vida al personaje, incluido rapear.

No es habitual que una franquicia que llega a la quinta entrega se mantenga en forma, pero La maldición demostró que el Leprechaun tenía todavía vida en sus asesinos huesos.

Leprechaun 6: El regreso

Leprechaun 6: El regreso

(Leprechaun: Back 2 Tha Hood, Steve Ayromlooi, 2003)
El estudio Lionsgate compró los derechos de la franquicia a Trimark y esta fue la primera película que produjeron. Tal vez por eso decidieron jugar sobre seguro y regresar “al barrio” que tan buenos resultados había dado en la quinta entrega.

El director Steve Ayromlooi concibió en un principio una historia ambientada en la americana spring break, una especie de Semana Santa que ha servido de base para muchas comedias y películas porno. La idea era llenar la película de sangre y desnudos gratuitos pero, como ya se ha mencionado, el estudio optó por repetir la ambientación de la anterior película. Con un presupuesto mucho más bajo, tan bajo que no hay mucha sangre en la película porque no se podían permitir estropear el traje del Leprechaun, ya que solo tenían uno.

El bajo presupuesto y la repetición de ambiente perjudicaron la película. La historia, que de nuevo presenta un personaje que se encuentra la olla del oro del Leprechaun provocando su ira, podía haber funcionado si no resultara todo ya muy familiar. Warwick Davis, como siempre, lo da todo y la película tiene varias escenas notables gracias a su interpretación.

Es una lástima que la película no fuera un poco más entretenida o que hubiera tenido un presupuesto mayor, ya que esta fue la última vez que Davis interpretó al Leprechaun.

Leprechaun: El origen

Leprechaun: El origen

(Leprechaun: Origins, Zach Lipovsky, 2014)
Lionsgate dejó un tiempo la franquicia en hibernación antes de anunciar que volvía con una precuela/reboot producida en asociación con los estudios WWE. Sí, los mismos que organizan espectáculos de lucha libre que, en su día, Telecinco popularizó con el programa Pressing Catch. WWE utiliza en sus producciones luchadores de sus espectáculos como actores, así que se especializa en películas de acción y terror, como Los ojos del mal (See No Evil, Gregory Dark, 2006).

Esta película parece más uno de los mockbusters de Asylum o una imitación de la franquicia original, ya que la criatura leprechaun no está sujeta a derechos, como no lo están las hadas o los duendes, al estilo de Trébol maldito (Leprechaun’s Revenge, Drew Daywalt, 2012), que una película de la franquicia que protagonizó Warwick Davis. No es una precuela, ya que no explica el origen del personaje a pesar del título, ni un reboot. Tampoco es un remake aunque en el clímax se utiliza una popular frase de la primera película. Es una película de terror sangrienta, bastante tópica, en la que una criatura, que parece un mono blanco sin pelo, mata a un grupo de mochileros americanos. La criatura, muda, es llamada leprechaun y el nombre aparece en el título pero, como ya he dicho, no parece una película de la franquicia sino una imitación poniendo Leprechaun en el título. Además, el diseño del Leprechaun es terrible, lo que se nota en las pocas veces que es visible. Por suerte el director opta por desenfocar la imagen para que no se le vea la cara en la mayor parte de escenas en que aparece brevemente. Al parecer, la criatura fue interpretada por, según asegura el póster, la estrella de WWE Dylan “Hornswoggle” Postl, pero entre que aparece desenfocado y que la criatura no habla ni gruñe no hay mucho que valorar sobre su interpretación.

Leprechaun Returns

Leprechaun Returns

Steven Kostanski, 2018)
Tras la debacle que supuso Leprechaun: Origins (no os sorprenderá saber que fue un fracaso económico y de crítica), Lionsgate se alió con Syfy para hacer una nueva entrega de la saga. A las producciones de Syfy se le pueden criticar muchas cosas, como el guion, la dirección, las interpretaciones, el presupuesto bajo o los efectos de saldo, pero no se puede decir que carezcan de sentido del humor. Y esta entrega decidió volver a la fórmula que tan buenos resultados había dado anteriormente: mezclar comedia y terror, llenando el film de muertes creativas y pasadas de vueltas. Al timón se puso a Steven Kostanski, alguien que ya había trabajado la mezcla de comedia y terror con geniales títulos de culto en su filmografía como Psycho Goreman (2020) y El vacío (The Void, codirigida por Jeremy Gillespie, 2016).

Por primera vez, nos encontramos con una película de esta franquicia relacionada con otra. El Returns del título no es solo por el regreso del Leprechaun clásico tras la criatura monstruosa de la anterior entrega, sino también por ser una secuela directa de la primera película. Aunque el tono y el estilo encajan más con las secuelas que dirigió Brian Trenchard-Smith, esta secuela sigue la historia de Leprechaun. El personaje que interpreta Taylor Spreitler es la hija del personaje que interpretó Jennifer Aniston en la primera entrega y vuelve Mark Holton con el mismo personaje que interpretó en Leprechaun. Por desgracia, quien no volvió es Warwick Davis, siendo el Leprechaun interpretado por Linden Porco. Davis se hizo tan suyo el personaje que es difícil ver a otro actor dándole vida. Porco hace un trabajo adecuado, aunque la voz no acabe de encajar con el Leprechaun.

Como ya se ha comentado, el film sigue el estilo de Brian Trenchard-Smith, llenando la película de momentos absurdos y de lo que los expertos califican de “chorradas como pianos”. Por tanto, el disfrute del film dependerá bastante de vuestro sentido del humor y de vuestra tolerancia hacia lo estúpido. Comparada con la anterior entrega, sin embargo, este film es una obra maestra. Personalmente, es un film que me hizo reír mucho y lo disfruté como la tercera y la cuarta entrega.

De momento, esto es todo lo que ha dado de sí la saga Leprechaun. Y ya es mucho más de lo que la mayoría se esperaba cuando se estrenó la primera. Han pasado ya tres años desde la última entrega, así que es posible que haya un nuevo Leprechaun acechando en el horizonte.