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Star Trek: En la oscuridad

Star Trek: Hace mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana…

Star Trek: En la oscuridad

Star Trek: En la oscuridad (Star Trek Into Darkness, J.J. Abrams, 2013) demuestra sin lugar a dudas por qué Abrams será el director de la nueva entrega de la saga galáctica creada por George Lucas. Es una lástima que esta nueva entrega de la franquicia Star Trek tenga tan poco de Star Trek.

Tras un devastador ataque terrorista, el almirante Marcus (Peter Weller) le encarga al capitán Kirk (Chris Pine) la misión de atrapar al responsable, un agente renegado (Benedict Cumberbatch) que podría haberse pasado al lado del Imperio Klingon. Muy pronto, la tripulación del Enterprise descubrirá que lo que parecía una sencilla (si bien moralmente cuestionable) misión de venganza es algo mucho más complejo y mortal.

El espectador que no sea fanático del universo creado por Gene Roddenberry y busque un poco de diversión veraniega, la encontrará de sobras en esta película. Los guionistas Roberto Orci, Alex Kurtzman y Damon Lindelof han creado un guión lleno de momentos algo predecibles y redundantes, algunos de los cuales no tienen ningún sentido, pero a pesar de ello resulta en una película entretenida y bastante divertida. La relación entre Kirk y Spock (Zachary Quinto) se solidifica y evoluciona desde la anterior película, convirtiéndose en el centro emocional del film, más que la relación entre Spock y Uhura (Zoe Saldana). Si bien la interpretación de Cumberbatch es, por decirlo suavemente, algo deficiente y resulta en un villano nada interesante, esto se ve compensado por un estupendo Peter Weller. Vuelve el resto de actores secundarios, con más protagonismo para el Scotty de Simon Pegg, Kart Urban robando todas las escenas como el doctor ‘Bones’ McCoy. Los perjudicados son John Cho y Anton Yelchin cuyos Sulu y Chekov tienen poco que hacer.

Aunque en ocasiones el film intenta ser una especie de Skyfall (Sam Mendes, 2012) espacial (y no lo logra ya que su villano es bastante genérico), ofrece suficientes momentos de acción y tensión para satisfacer al espectador sediento de aventuras. Una típica space opera que sigue la línea iniciada en la anterior Star Trek (2009) de Abrams, aunque no tan redonda como la primera.

Si eres fanático de Star Trek puede que ver esta película resulte una experiencia algo esquizofrénica. Por lo menos lo fue para mí, ya que mientras intentaba disfrutar sin prejuicios del film, el fan de Star Trek que hay en mí no podía evitar verse sumamente decepcionado por lo que estaba viendo. No voy a decir que ningún fan de Star Trek va a disfrutar de esta película o algo por el estilo, ya que este tipo de sentencia no va conmigo. Pero sí diré que el fan de Star Trek (exclusivamente la serie original y las películas) que esto escribe tuvo algunos problemas con esta película en este sentido.

Fotograma de la película

Star Trek: En la oscuridad es una especie de remake de Star Trek II: La ira de Khan (Star Trek II: The Wrath of Khan, Nicholas Meyer, 1982), más el episodio de la primera temporada de la serie original Semilla espacial. El problema no es que sea un remake, el problema es que Abrams no entiende que es lo que ha hecho grande a Star Trek. Él mismo ha comentado en diversas ocasiones que no es un fan de la serie. Cuando la Paramount le encargó revitalizar la franquicia, lo que Abrams hizo fue llevarla a un terreno más conocido para él: la saga Star Wars (lo dice él mismo en el audiocomentario de la edición en DVD/Blu-ray de Star Trek 2009). Lo cual significó, y sé que no es una expresión muy acertada, “descerebrar” Star Trek y llevarlo al terreno de la space opera propio de la creación de Lucas.

Curiosamente, en su momento, Meyer recibió el mismo encargo que Abrams cuando se puso al frente de La ira de Khan. Y consiguió revitalizar la franquicia pero sin dejar de lado los aspectos más profundos e interesantes que la caracterizaban. El resultado fue la mejor película de las protagonizadas por la tripulación original del Enterprise y un clásico de la ciencia ficción. Un film que no solo ofrece toneladas de tensión y aventuras espaciales, también toca temas interesantes que enriquecen el fondo del film.

Cuando Abrams se adentra en el terreno creado por Meyer no hace más que evidenciar sus carencias, por muchas referencias sueltas que se hagan a la serie, guiños que se hagan a los fans y temas actuales que se toquen.

Lo que más me confunde es por qué demonios reciclar el pasado en lugar de adentrarse en terrenos desconocidos. La belleza del reboot es que usaba el viaje en el tiempo para crear un universo paralelo, con lo cual los cineastas se veían libres de la asfixiante y claustrofóbica continuidad que había convertido en un gueto privado el universo Star Trek. Utilizar la brillante maniobra de la primera película para desperdiciarla intentando recrear un clásico me parece un desperdicio.

A pesar de todo, durante la mayor parte del tiempo el film funciona, es solo al llegar a la parte final que todo lo bueno que ha construido se derrumba en una maniobra que me dejó pensando: No, no, no ¿en serio vais a hacerlo? Ay, chihuahua. Pero aunque el final sea una estupidez, disfruté de todo lo anterior lo suficiente como para que no me amargara la experiencia.

Por tanto, es un film que creo recomendable como cinta de aventuras espaciales para el público en general pero los fans de Star Trek deben ir a verla con cierta precaución.

Estreno en las salas españolas el 5 de julio.

© Imágenes: Paramount Pictures