El director Luca Guadagnino encierra a Dakota Johnson, a Mia Goth, a Tilda Swinton y a Clhoë Grace Moretz en una inquietante academia de danza en Suspiria (2018), nueva versión del clásico del cine de terror que dirigió Dario Argento.
Berlín, 1977. Susie Bannion (Dakota Johnson) llega a la academia de danza Tanz, con la esperanza de aprender bajo la tutela de la famosa profesora Madame Blanc (Tilda Swinton). La llegada de Susie coincide con una serie de extraños sucesos y desapariciones. Mientras, el doctor Josef Klemperer (Swinton) investiga una de estas desapariciones.
Luca Guadagnino llevaba tiempo con el proyecto de hacer una nueva versión de Suspiria (Dario Argento, 1977). Ya en 2008, con Guadagnino como productor, se anunció una nueva versión con David Gordon Green como director y Natalie Portman como protagonista. Finalmente, es Guadagnino el que dirige un guion de David Kajganich. Plantearse un remake de un film con tanto peso y tan influyente puede resultar intimidante, pero el director y el guionista, que ya habían colaborado juntos en Cegados por el sol (A Bigger Splash, Luca Guadagnino, 2015), han superado con éxito lo que parecía una tarea imposible.
Básicamente se cuenta la misma historia: una estudiante americana descubre que la academia de danza en la que estudia está dirigida por un aquelarre de brujas. Pero la narrativa es distinta, creando una experiencia emocional diferente de la que encontramos en la obra maestra de Argento. Se pueden ver las dos películas seguidas y no tener la sensación de que se está viendo la misma película dos veces con distinto reparto. El film de Guadagnino tiene personalidad propia, una textura visual propia.
Situar la acción del film en 1977, mismo año en que se estrenó la original, puede ser un guiño, pero no tiene nada que ver con la nostalgia. Guadagnino utiliza la convulsa situación política del Berlín de la época como contraste a la convulsa situación del aquelarre de brujas, con dos facciones enfrentadas: la que representa Madame Blanc y la que representa a Helena Markos, tercer personaje que interpreta Tilda Swinton en el film. La academia fracturada y la Berlín fracturada son espejos que además de reflejarse mutuamente, también reflejan la fracturada situación actual, de forma parecida a lo que hizo Andrej Zulawski en la genial La posesión (Possession, 1981).
La historia se despliega de forma que poco a poco va sumergiendo al espectador, llevándolo de una realidad reconocible a un mundo de pesadilla, con tremendas secuencias oníricas. Es una película de terror para adultos. Es decir, no hay jump scares para que el espectador salte cada cinco minutos y no trata miedos y ansiedades adolescentes, se centra en terrores adultos, al estilo de Hellraiser. Los que traen el infierno (Hellraiser, Clive Barrer, 1987). Es también un film con una narrativa visual muy estilizada sin repetir los hallazgos del film de Argento, aunque a los fans les gustará saber que Jessica Harper, protagonista de la original, tiene un breve pero significativo papel en el film de Guadagnino.
La nueva Suspiria es un film muy femenino, centrado en un ambiente matriarcal en el que la presencia masculina es anecdótica e inefectiva, como en Carrie (Brian De Palma, 1976). El reparto se entrega a la historia, destacando Mia Goth y Dakota Johnson, las protagonistas. Mención aparte merece Tilda Swinton que interpreta tres papeles de forma irreconocible gracias a la magia del maquillaje de efectos especiales.
La nueva Suspiria es un film de terror épico, en el que deberíais quedaros hasta el final de los títulos de crédito, que complementa perfectamente el film de Argento. En lugar de intentar recrear la misma experiencia sensorial, los creadores de la nueva Suspiria han sido lo suficientemente inteligentes y tenían el talento necesario para homenajear el original pero desarrollando su propia personalidad. Como he escrito antes, se puede disfrutar de las dos películas resultando en experiencias completamente distintas. Ambas son fabulosas pesadillas, bellos poemas cargados de horror, terror, sangre, dolor y muerte.
