La llegada de un padre, un reconocido pintor, y su hija adolescente a un pequeño pueblo de Francia trastocará la vida de Jimmy, un joven gendarme que ocupado en sus estudios para ascender a oficial se preocupará extralimitando sus obligaciones para protegerles. Mientras Jimmy ha perdido a su padre recientemente, el padre y su hija buscan tranquilidad huyendo de la ciudad tras la muerte de su mujer y madre respectivamente a causa de un atentado terrorista. Pero ni siquiera la distancia puede curar ese vacío en ellos y la sensación de peligro es acuciante en las vísperas de la fiesta nacional del país incluso en ese pequeño y recóndito rincón al que han huido.
Catorce de julio de Bastien Vivès (dibujo) y Martin Quenehen (guion) es un cómic tremendo que con una historia que se mueve en los parámetros del thriller se adentra en el dolor, el miedo y la paranoia de una sociedad traumatizada en uno de los países con más ataques terroristas de Europa.
Mientras el guion de Quenehen no determina blancos y negros y juega con todos los grises para definir a sus personajes en consecuencia a sus acciones, el dibujo de Vivès logra llenar las páginas de grandes silencios, trazos expresivos sin abandonar su ya característico estilo de ausencia de rostros, de dibujos sin perfilar ni completar, todo ello sin faltar a las emociones que deben transmitir logrando captar la atención del lector en todo momento.
Sin ser una obra en solitario de Bastien Vivès como son En mis ojos, Polina o Los melones de la ira, Catorce de julio se asemeja bastante a un trabajo personal y tiene mucho de él en comparación a otros cómics en los que ha trabajado en equipo como la saga Lastman o La gran odalisca, igualmente muy recomendables pero alejados de esa lupa sobre el ser humano y más centrados en el entretenimiento y la acción. Todos ellos editados en España por Diábolo Ediciones