Adaptando una de las historias más populares dentro de la Trilogía del Abismo junto a Los botes del Glen Carrig y Los piratas fantasma, del escritor inglés William Hope Hodgson (1877-1918), autor de género (terror, fantasía, ciencia ficción), el tándem formado por Richard Corben (dibujo) y Simon Revelstroke (guion) crean uno de los cómics más interesantes de sus trayectorias.
La casa en el confín de la tierra es un cómic que arranca en Irlanda en 1952 con un par de jóvenes ingleses que huyen de un bar tras una trifulca con los locales, en su escapada llegarán hasta un precipicio y allí encontrarán en el suelo un libro escrito de puño y letra por Byron Gault iniciado en 1816. De pronto estamos siguiendo la historia narrada en este diario. Byron vive junto a su hermana Mary y un perro llamado Pepper en una gran mansión sin sirvientes en medio de la nada. La compraron muy barata puesto que decían que la casa había sido construida por el mismísimo diablo. Es a las pocas páginas que ya son atacados por extrañas alimañas con forma porcina y se inicia la pesadilla para estos hermanos que pasarán grandes miedos, sufriendo mil y una penurias y que les llevará hasta el borde la locura.
El cómic de casi 100 páginas es denso, la trama sencilla en su planteamiento pero complejo en su desarrollo es una espiral demencial en la que, además de la pérdida de cordura de sus protagonistas que ya, en un momento dado, limitan su existencia a la supervivencia, se nos descubrirá los oscuros secretos de la casa para aterrorizarnos todavía más.
Richard Corben, quien es un maestro y nos ha descubierto grandes obras literarias a partir de sus adaptaciones, en La casa en el confín de la tierra realiza un trabajo excelente en el que la composición de páginas, la sombra, luz y color muestran y ocultan con inteligencia el terror hasta darnos con todo tipo de detalles la forma de estos extraños seres. Obra de los 2000, el color es fruto de un momento de iniciación digital y, sin embargo, es magnífico también.
La reedición de este material por parte de EEC Ediciones que llevaba tiempo descatalogado, ahora en cartoné, incluye un prólogo de Alan Moore más que interesante ya no solo por el comentario del cómic sino por el repaso a la figura del escritor de la obra original en la que se basa, y también de la generación de escritores de principios del siglo XX en las que, si te pica la curiosidad, apuntarás más de uno para leer sobre sus trabajos.
No pierdas esta fantástica ocasión para acercarte a una de las obras más libres y singulares de Richard Corben.
