Antes de que Lituania se independizara de la URSS, los guisantes era un bien escaso que solo se podían comprar una vez por trimestre, si es que había. Se guardaban para comer en familia durante la Navidad. Descubrimos detalles como este en el cómic «La lata de guisantes» de GiedRé y Holly R, publicado por Bang Ediciones. Esta autobiografía de la guionista explora tanto su historia familiar como personal, narrando cómo vivió los últimos años de la Lituania soviética siendo apenas una niña.
La naturalidad con la que se vivían ciertas limitaciones daban lugar a ritos y comportamientos que hoy nos parecerían impensables. Un ejemplo más es cuando los niños conseguían un chicle: se convertía en todo un acontecimiento. Se reunían en círculo y lo mascaban durante un minuto antes de pasárselo al amigo de al lado. Mientras el comunismo garantizaba trabajo y vivienda para todos, otros bienes así de triviales escaseaban.
A pesar de todo ello, había mucho orgullo de país. Se organizaban desfiles y los ciudadanos sonreían al clamor de «¡Todo es genial! ¡Estamos muy contentos!», sin embargo, la realidad era que no se podía criticar nada o acababas en un sitio peor. El silencio se extendía hasta en los ámbitos privados porque existía el temor de que cualquiera podía ser un espía del estado y terminar siendo castigados.
Al contrario de lo que pueda parecer, «La lata de guisantes» es un cómic generalmente alegre que, en algunos momentos, logra tocar la fibra más sensible del lector. Nos muestra cómo era la vida no hace muchos años y que, a pesar de la burbuja en la que vivían, esta no mermaba sus ánimos. Incluso en un ambiente lleno de temores y contrabando a escondidas, siendo habitual el soborno a guardias o guardar granos de café para vender entre tus vecinos, …
En un momento dado, la protagonista cuestiona en una conversación con su madre si es comunista, reflexionando sobre la contradicción de un lugar que forma a los mejores deportistas del mundo de forma estatal, pero que, por otro lado, les impiden hablar y vivir con tranquilidad.
«La lata de guisantes» es la primera obra publicada de GiedRé y Holly R, aunque ya cuentan con una amplia trayectoria detrás. La protagonista y guionista del cómic, GiedRé, realiza un trabajo excelente de síntesis al dar con lo que podrían ser nuestras preocupaciones como lectores a través de una mirada inocente, en la que todo puede tener un lado positivo. GiedRé es una cantante con más de una década de carrera sobre los escenarios que también ha participado en un par de películas francesas.
En cuanto al dibujo, Holly R, que forma parte del colectivo queer Bande de Déchets, es tatuadore y ha publicado varios cómics online y fanzines de denuncia e informativos de cáriz social. En esta primera obra conjunta, Holly cambia brevemente de registro al utilizar lápices de colores, con un diseño de personajes agradables y una paleta de colores vivos, que contrasta notablemente con el trasfondo gris de la historia.
La mirada infantil que predomina en toda la obra convierte a «La lata de guisantes» en una lectura ideal tanto para adolescentes como para adultos, ofreciendo una mirada empática de cómo las cosas podían ser tan distintas, no hace tanto tiempo.
La lata de guisantes
Esta es la modesta historia de una familia lituana en la época de la importante Historia de la URSS. Es la vida cotidiana en una república soviética con sus colas, sus ideales y sus paradojas narrada por GiedRé, una niña que descubrirá, al llegar a París en 1991, que todo este tiempo había un mundo paralelo lleno de plátanos donde todos los niños tenían su propia goma de borrar en el colegio y en el que las latas de guisantes no eran el manjar más refinado que había.
112 págs. Color. Rústica. 17 x 23 cm.
978-8-413-71511-7
Bang Ediciones
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