Antonio Altarriba y Keko regresan con un nuevo cómic que cierra la trilogía egoísta. Toda una trama de género negro y thriller ambientado en España con diferentes personajes que se disfrutan por separado pero que juntos forman un mapa psicológico de nuestra sociedad. Tras Yo, asesino y Yo, loco ahora Yo, mentiroso, posiblemente la obra más anclada a la realidad de todas.
Todo es a causa de nuestro presente político, principalmente el PP y sus tramas corruptas, ya que está proporcionando muchas obras de ficción que van del teatro a la música o el cine y, por supuesto, en el cómic como ya pasó con Primavera para Madrid de Magius y ahora con este nuevo trabajo de Altarriba y Keko.
La aparición de tres cabezas decapitadas de políticos que estaban en pleno juicio de corrupción y ello sumado a las múltiples revelaciones de tejemanejes que están saliendo a la luz provoca una de las mayores crisis dentro del partido que gobierna el país, por ello acuden a Adrián, el mejor asesor de comunicación capaz de solucionar los peores embrollos. De sus mentiras dependerá un posible ascenso dentro del partido así como mantener a flote su ajetreada vida profesional con la personal. Codeándose con la élite, Adrián será espectador de más de un entuerto y maniobra a la sombra que rigen todas las decisiones del gobierno.
Las mentiras, las ansias de poder y las soluciones mafiosas parecen ingredientes que definen cualquier receta de éxito, en Yo, mentiroso así lo es. El cómic equilibra muy bien la ficción con la realidad, cierto es que si conoces mejor lo segundo más gracia te hará lo primero. En cualquier caso, está lo suficientemente bien contextualizado para ser disfrutado sin saber sus referencias. También sucede con la mencionada trilogía a la que pertenece la obra, aquí se entrecruzan de nuevo algunos de los personajes de los otros cómics que más que entorpecer, amplían el universo en distintas direcciones.
Aquí es el color verde (frente al rojo de Yo, asesino y el amarillo de Yo, loco) el que combina con el blanco y negro puro al que nos tiene acostumbrado Keko. Un color generalmente atribuido a la esperanza constituye en realidad un tono para enmascarar la verdad. A destacar el cierre de Yo, mentiroso en el que aparecen todos como una sutil referencia que une y cierra esta fantástica trilogía de cómics.
Tanto este cómic, muy bien parido, como los dos anteriores ya referenciados, muestran un gran trabajo de guion / historia / ambientación para enmarcar y recomendar, además de para recordar, a los que siempre dicen que la ficción española no sabe responder al entretenimiento sin caer en el dramatismo.