No ha sido hasta ahora, después de más de una década de trayectoria profesional, que Javi Rey se ha lanzado con «Le llamábamos Bebeto» a realizar su primer cómic con una historia propia. Aunque ya cuenta con experiencia demostrada como autor completo, dibujando y escribiendo guiones, de hecho en 2017 recibió el premio Autor Revelación en el Salón del Cómic por «Intemperie», el cuál adaptaba a cómic la novela homónima de Jesús Carrasco.

Sin embargo, es un hecho destacable la publicación de este álbum que nos llega de la mano de Norma Editorial, una obra muy interesante que trata de la infancia, la madurez, el duelo de una pérdida,… Puedes leer nuestra reseña de «Le llamábamos Bebeto» en Underbrain Mgz.
A continuación, la entrevista en vídeo que tuvimos con Javi Rey hace unas semanas en las oficinas de la editorial.
SOBRE LA OBRA «Le llamábamos Bebeto»
¿Nos puedes explicar qué encontrará el futuro lector en tu nueva obra?
Es la historia de Carlos, que es el narrador y nos va a explicar desde su edad adulta, dos veranos de su infancia; justo en el momento en el que pasa de la infancia a la adolescencia. Que fueron muy importantes para su maduración gracias a su relación de amistad con un chico muy particular al que todos llamaban Bebeto. Nos explica esto desde la culpa, porque no se siente muy orgulloso de cómo trató a Bebeto, entonces, es a través de esta relación que vamos a ver ese ese paso de la infancia a la adolescencia en Carlos.
El cómic revolotea alrededor de la nostalgia, de cómo eran los veranos en los 90, de jugar a futbol, de seguir el tour de Francia por la tele… También sobre la pérdida familiar, los padres ausentes, … ¿Qué esperas transmitir con esta obra?
Digamos que empecé como con un espíritu un poco crítico con los años 90, con la infancia que tuve y con el contexto en el que crecí del Baix Llobregat. A través de esta obra de ficción, porque es una obra de ficción ya que no es autobiográfica, me he dado cuenta que he acabado como agradeciendo haciendo todo lo contrario, como muy agradecido con esos veranos que parecían eternos y ese grupo de amigos que nos pasábamos ahora jugando a fútbol, y esa especie de ciudad costera pero sin ser turística, industrial pero sin serlo, cerca de Barcelona pero sin ser cosmopolita. Esa tierra de nadie pero cerca de todo. Creo que hay un una intención de agradecer esa época de mi vida, de agradecer a esa época de mi vida, pues es una etapa muy feliz.
Sin ser el protagonista, como tal, la historia avanza alrededor del niño adulto al que llaman Bebeto, genera intriga en Carlos, el narrador del cómic, ¿Por qué este protagonismo tan fuera de campo?
Lo que me desbloqueó a la hora de escribir la historia fue cuando encontré quién iba a ser el narrador. Cuando me di cuenta desde dónde el narrador nos explicaba la historia y por qué lo hacía, pero yo tenía claro que el personaje principal era Carlos pese a que lo que le ayuda a él a madurar sea Bebeto; Por lo que sí era una historia compleja en este sentido porque hay un personaje principal, pero que nos explica un recuerdo en el que a través de su relación con otro personaje, que es Bebeto que es super importante, consigue madurar.
Creo que esta historia explicada en primera persona por Bebeto sería muy diferente, no sé si sería mejor o peor, pero sería otra historia y yo necesitaba pasarla por la subjetividad de Carlos. Por ejemplo, hay una novela que a mí me parece ejemplar y que me encanta que es «El gran Gatsby» que también tiene esta estructura de narrador testigo. El personaje es Gatsby, pero el narrador es el que nos transmite la historia y tiene un rol. Entonces, quería jugar un poco a eso, creo que le da un tamiz de duda a la historia. Por ejemplo, hay un momento en el que Carlos nos dice «No sé lo que fue de Bebeto«, hay como ese filtro de la subjetividad del narrador que no conoce todo lo que pasa y eso me interesaba a nivel de escritura.
SOBRE LA CREACIÓN
Aunque no se trata de tu primer cómic como guionista, sí es el primero en que no está basado en otra obra y es sobre un texto original tuyo. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Qué te inspiró a contar esta historia y no otra? ¿Hubo otras ideas sobre la mesa?
De hecho, la necesidad de explicar historias creo que es el origen de por qué yo me apunto en la Joso en el año 2000 y poco para aprender a dibujar, lo que pasa es que he necesitado muchos años para, primero aprender el oficio de dibujante y de narrador de historias con imágenes; luego he tenido que leer mucho para aprender y escribir mucho de forma frustrante, para dominar un poco el oficio de la escritura. Luego he tenido que indagar mucho qué tipo de historias quería explicar. La suerte que he tenido es que he podido hacer eso en paralelo a una carrera profesional en Francia en la que me he podido ganar la vida dibujando guiones de otros guionistas, de otros autores, hasta que llega un momento en el que, tanto mis contactos con editores en Francia, como mi carrera, como mi madurez propia después de hacer dos adaptaciones, como bien decías, me dan la confianza y tengo un interlocutor que está interesado en qué quiero hacer.
Por ese momento ya más o menos creo que sé de qué quiero hablar, qué tono quiero que tengan mis historias y es cuando empiezo a buscar en textos que durante todos esos años he ido escribiendo. Entre los cuales encuentro dos, uno que es como un relato corto en el que describo por primera vez a Bebeto, y otro que es un relato en el que hablo de la relación entre un hermano pequeño y su hermano mayor, y el momento en el que el hermano mayor prefiere estar con con sus amigos que seguir cuidando al menor y ese momento de ruptura del menor que se ve desprotegido. Entonces me doy cuenta que juntando esas dos historias puedo conseguir algo más grande. En esta primera obra en solitario no he tenido que descartar más ideas, es como que vi muy claro que esta era la primera historia porque además sucede en un contexto y una época que conozco muy bien. Me sentía muy seguro y sabía que iba a ser más fácil que hacer algo de ciencia ficción o histórico.
En un principio puede parecer que el álbum tiene una gran carga autobiográfica, pero aclaras al final de la obra que no es así, sin embargo, ¿qué hace que experiencias tan individuales se sientan tan colectivas? ¿Cómo has trabajado para que el lector conecte de forma tan emotiva con la historia, hubo revisiones?
Bueno, digamos que se dan todos estos acontecimientos de forma paralela y simultánea para que sea, este el momento y esta la historia. Entonces, yo no he buscado de forma consciente cierta universalidad que después de la reacción del libro en Francia y ahora, por lo que estoy viendo aquí por los lectores, que todo el mundo se siente identificado con esa etapa de su vida, como generacionalmente, pero bueno, yo era consciente de que quería hablar de lo que conocía, que la base de lo que escribía, aunque luego hubiera capas de ficción, fueran siempre emociones y recuerdos propios. Y a partir de ahí, si he conseguido que haya gente que pueda sentirse identificada pues ha sido una consecuencia, pero no hay nada que haya buscado de forma intencionada.
Nos cuentas ¿Cómo ha sido tu proceso de trabajo? Escribiste primero el guion completo, lo hiciste por partes… Y el dibujo, ¿Todo el proceso es en digital?
Parto de estos dos relatos que te comentaba y entonces empiezo a escribir un guion técnico, siendo mi primer acercamiento a la escritura de guiones pues intenté hacerlo de la forma más profesional y normativa posible. Lo único que no hice de forma profesional y que luego me arrepentí, fue que no fui numerando las páginas. Empecé a escribir descripción de escena, diálogo, descripción de escena, diálogo y sin limitación de páginas, ni nada… Y fue cuando hice todo el story, que es lo siguiente que hice después de la escritura, de varias lecturas y correcciones, hice el storyboard y ahí fue cuando me di cuenta del volumen de páginas que había hecho, pero ese guion técnico que yo había hecho, fue muy flexible en la fase de storyboard.
Cuando me llegó, digamos, como si yo me dividiera en un equipo el trabajo de guionista y como dibujante, a la hora de narrarlo con imágenes, me di libertad para eliminar escenas modificar diálogos y, ya sobre la página, lo fui mejorando, metiéndome más en la historia. En ese sentido, pues esas dos etapas son como las más creativas: la parte de escritura y la parte de escritura con imagen; luego ya viene la parte más de machaca que, también es chula, pero en mi caso la sufro más, que es la parte de dibujo y la parte de color. La sufro más porque, claro, cuando tú estás escribiendo, estás creando el universo. Cuando estás haciendo el storyboard, estás explicando la historia, pero cuando lo dibujas vuelves a la página uno y vuelves a revivir toda la historia que ya te has explicado. Entonces ahí está esta parte como artesano, de repetir. Que hay días que lo vives bien y otros días que tu cabeza ya está pensando en lo siguiente.
A nivel de gráfico trabajo siempre, desde mi primer libro, de forma digital con una Cintiq, en el origen era una tablet y he ido mejorando el equipo. Quizá es el primer libro que no reflexiono tanto sobre el dibujo. Sí que mi tendencia siempre es hacer un realismo más riguroso, como empecé en Francia haciendo cómic histórico, pues eso ya venía bien para las historias pero cuando he empezado a hacer proyectos en solitario como la adaptación de «Intemperie» o «Un enemigo del pueblo» he intentado alejarme de eso, hacer un dibujo más suelto, incluso forzándolo mucho a un tipo de dibujo muy sencillo como es en «El enemigo del pueblo», mi anterior libro publicado en España. Pero en este simplemente me he dejado llevar a lo que me pedía la historia, lo que he aprendido todos estos años. Creo que hay una mezcla, como cierta síntesis, pero a la vez hay realismo, semirrealismo en el que me siento cómodo.
¿Y qué nos puedes explicar sobre la documentación de la localización y ambiente de la obra?
El pueblo es una invención total, pero con una base muy marcada de Gavá como referencia. Gavá es la ciudad donde yo crecí, lo que pasa es que yo necesitaba libertad para poder manipular el escenario en función de lo que la historia necesitaba y no quería enmarcarme dentro del tipo de cómic que es casi como un documental de los años 90 en una zona concreta. No quería que fuera tan evidente.
SOBRE TI
En 2017 recibiste el premio a MEJOR AUTOR REVELACIÓN del Salón del Cómic de Barcelona, ¿Cómo recibiste la noticia? ¿Repercutió de alguna manera en la obra «Intemperie» o futuros trabajos?
Cuando gané el Premio Revelación en España, ya tenía tenía toda una red de contactos a nivel profesional, digamos que ya tenía la suerte de tener continuidad en Francia y lo que me sirve a mí el premio revelación es para que mi trabajo tenga más visibilidad en España. Pero bueno, eso tampoco generó grandes cambios en mi carrera. Lo que sí que me dio es mucha confianza como autor porque el ver algo que hacía por primera vez yo solo gustaba y gustaba a compañeros a los que yo admiraba… me dio una confianza para seguir apostando por eso.
Hasta ese momento siempre lo postergaba, siempre decía «Bueno ya haré algo yo solo algún día.» Y fue cuando me llegó la propuesta de Planeta para adaptar esa novela que me lancé; aunque me tuvieron que empujar un poco. Y, claro, si eso tiene aplausos pues es como que nos da más moral. Vivimos así, necesitamos el aplauso, es una enfermedad que tenemos. Lo que pasa es que uno se piensa que luego todos sus libros van a ser igual de aplaudidos y a veces no tiene por qué ser así. Entonces, el premio te da un impulso lo cual hay que festejarlo y hay que aprovechar ese impulso, pero no es un cambio sustancial, no hablamos de que a partir de ahí hubo un antes y un después. En mi caso no fue así porque ya te digo, cuando me dan el premio ya estoy haciendo un libro en Francia y ya tengo firmado otro; es como que ya tenía una carrera que iba con su camino propio.
Sí que es verdad que una vez te dan el premio gané mucha confianza en mí, y en mi propio trabajo. Eso me dio coraje para luego hacer «Un enemigo del pueblo» que es otra adaptación y tanto este como «Intemperie», los veo como imprescindibles para poder haber hecho esto («Le llamábamos Bebeto»).
Con «Intemperie», que es una adaptación, es donde aprendo a narrar con imágenes, porque es un libro casi mudo. Con «Un enemigo del pueblo» es una adaptación de una obra de teatro y tuve que reescribir y trabajar mucho los diálogos, por lo que fue un ejercicio de escritura de diálogos. Y sin ellos dos, pues no creo que hubiese ganado tablas para hacer «Le llamábamos Bebeto».
Trabajas principalmente para el mercado franco-belga ¿Cómo es tu relación con tus editores y lectores franceses? ¿Modificas tu manera de trabajar para encajar “en sus gustos”? También existen obras tuyas en francés como «Un maillot pour l’Algérie» o «Violette Morris» inéditas en nuestro país, ¿Crees que llegarán a publicarse por aquí en algún momento?
El mercado francés lo que tiene es que es muy vivo y muy dinámico. Lo vivo así, tiene mucha vida. Te llegan propuestas muy diferentes según tu tipo de dibujo; te suelen llegar tipos de propuestas que los editores o los guionistas creen que casan contigo. A mí, tanto por el estilo que hago como por mis intereses, porque en algún momento me ha interesado, me han llegado mucho cómic histórico y allí pues hay todo un género y hay trabajo de eso. Si tienes un dibujo semirrealista con personajes que transmiten expresividad, pues hay guionistas que se pueden interesar en una colaboración contigo.
Tengo la suerte de que todo lo que hago, me interesa aunque sea pues, antes mencionabas a «Un maillot pour l’Algérie» que es una historia sobre el primer equipo de fútbol nacional de la Algeria en los años 50, eso que parece que no tiene nada que ver, bueno tiene el tema del fútbol, pero parece que no tiene nada que ver con el tono de Bebeto, pues bien, en un momento de mi vida ese tema me interesó mucho. Lo que me preguntabas de si enfoco de la misma manera un proyecto personal como Bebeto como un libro histórico que dibujo con un guionista (porque tengo la suerte de que puedo escoger el guion que dibujo y si lo escojo es porque la historia me gusta) la voy a hacer a muerte y motivado.
Entonces, en Francia he notado mucha libertad para trabajar como quería y ahora que he hecho un libro personal puedo, o sea, si antes tenía ya tenía esa sensación ahora que he hecho un libro totalmente personal tengo ya la certeza de que puedo trabajar como si trabajara directamente para un editor español. En ese sentido no he visto ninguna diferencia.
¿Y cómo ha sido la recepción de esta nueva obra tan personal entre tus lectores de allí?
La acogida que ha tenido, pues ya son muchos años allí, ya son muchos libros y tengo la suerte de tener una red de libreros que conocen mi trabajo y se interesan por él y me invitan cada vez que hay novedad. También tienes tu grupo de lectores que te siguen más. En el caso de Bebeto me ha gustado ver que, pese a que es una historia ambientada en el Baix Llobregat, en una época y que yo consideraba muy local … en Francia también se ha sentido mucha gente identificada con lo que sucede y me reafirma en una cosa que yo pienso que es, no hay por qué pensar en historias francesas por el hecho de publicar en el mercado francés que podemos hablar de nuestras propias historias personales y que eso le tiene que llegar o le puede llegar a cualquier lector de cualquier país del mundo, así que bien, muy feliz con el recibimiento.