Ahora que el tiempo acompaña con la vuelta al curso escolar, los nuevos retos personales, nuevos contactos sociales, el paisaje frío e incluso el sombrío día del precipitado atardecer de otoño e invierno parece ser el momento ideal para adentrarse en la historia que Dara Scully nos ofrece en su segunda novela Animal de nieve.
La llegada de Frédéric, el nuevo profesor de música, rompe la singularidad de ser todas mujeres en el colegio ubicado en una mansión victoriana. Él es también alguien que ha visto mundo por lo que no solo trastocará la tranquilidad de las alumnas preadolescentes sino también al resto de maestras y a Miss Bell, la directora. Por otro lado, la misteriosa fachada del profesor alimentará especialmente el interés de Angélica, una alumna que no le basta con ser la mejor, sino que desea destacar.
Animal de nieve cuenta con una ambientación que hemos podido leer, por ejemplo, en Mine-haha, o de la educación física de las niñas de Frank Wedekind, pero con un espíritu y fondo que nada tiene que ver, las similitudes en marcos generales engloban la escuela exclusiva para chicas, la estricta doctrina de baile y exhibición, el aislamiento del internado en que estudian y habitan, más esa falsa percepción de tiempos pasados cuando en la novela no se especifica en qué momento transcurre pero sí se percibe cierta cercanía temporal. Sin embargo, recalco que nada que ver, la autora de la novela busca a través de una atmósfera pacífica y tranquila, también algo claustrofóbica, que sean los secretos y silencios de los protagonistas quienes enturbien una apacible normalidad.
Solo la bravura y valentía de Angélica, la joven estudiante de quien podríamos considerar dentro del trío de personajes protagonistas de la novela, logra rascar más allá de la superficie para llegar a los sentimientos y pensamientos del profesor recién llegado, por mucho que luego este lo intente con la directora y esta con los fantasmas de su pasado. Los tiempos y descansos de un año escolar marcarán el ritmo y acercamiento de entre todos los personajes.
Lectura intimista y atmosférica que saca a relucir las heridas de sus personajes como pequeñas cajas de secretos que se guardan con miedo a que nadie las pueda ver y que demuestran que no son tan únicas ni diferentes a la de los demás.