Soy el príncipe del crimen, el mayor malvado del reino, mi cara fue desfigurada en una cubeta de ácido y desde entonces una sonrisa se dibuja permanentemente en mi cara. Pero cuando no me queda pintura blanca en la cara de tanto sudar delante del coche de Batman me vuelvo mejor persona, no como otros que hacen todo lo contrario…
¡Paco! Por no llamarlo Francisco, que era el mismo nombre que gastaba aquel dictador mono-testicular. Es el típico señorito que piensa tener la razón, esos que te miran por encima del hombre y como fracasaron en sus carreras han decidido ser analistas. Apuntad queridos niños, cuando alguien no es capaz de cumplir su sueño laboral, opta por ser analista de dicha profesión y busca el sentido de la complicada realidad que nos atañe. La mejor manera de superar el fracaso personal es diciendo que el mundo está muy mal para todos.
Paco quería ser locutor de éxito y se quedó en analista, por algo será. Ahora está en una radio online de segunda regional entrevistando a los “poseedores de la verdad absoluta” sobre la radio digital española. Sus programas consisten en meta-entrevistas para intentar discernir el motivo por el cual la radio online en nuestro país no es tan popular como en América. Retened este concepto: ¡Poseedores de la verdad absoluta!
Una rara avis de nuestra sociedad, esos que creen tener la más brutal de las razones y pierden las horas del día analizando el mundo. Cuando en realidad deberían estar cambiándolo, pero obviamente les resulta más fácil hacer de viejo que observa las obras.
Paco habla y pregunta sin cesar sobre radio. Sobre dinero, publicidad, audiencia y demás detalles que precisamente él no tiene. Por eso es que analiza desde el rencor el trabajo de los demás. Como buen bufón malvado, obsesionado con mi trabajo, escuché algunos de los programas de Paco y descubrí que carece de rigor en muchos aspectos. Habla sin saber. Da por hecho información que no es. Sobre todo en volúmenes de audiencia, mediciones y dinero. ¡El jodido oro!
Como exitoso criminal, podría jubilarme ahora mismo guardando en mi bóveda más dinero y posesiones de las que Paco podría soñar nunca. Eso le molesta y me consta que algo (mucho) tiene contra mi persona. Cuando escuché sus primeros programas me puse en contacto con Paco, incluso usando amigos en común, pero no obtuve ninguna respuesta. Lo intenté comentando sus publicaciones en redes sociales pero el efecto fue el mismo. ¡Así hasta el aburrimiento!
No buscaba ser entrevistado por Paquito, solo pretendía decirle que hay otra forma de hacer las cosas y que, lejos de los ejemplos que utiliza, algunos logramos labrarnos un futuro en la industria que él pretende analizar. Llamadme egocéntrico, pero si alguien quiere hacer un dossier sobre algo donde servidor destaca, pues no pienso permitir que por celos me borre de la ecuación. Si al pequeño Paco le pica el ego, será mejor que se rasque.
Hace dos días lancé mi última intentona. Le mandé una solicitud de LinkedIn y abusando de un viejo amigo le mandé un recado. El caradura de Paco afirmó que no le consta ningún mensaje o tuit mío en estos últimos meses, que fabulosa manera de quedar retratado Paquito.
Mi carrera no es para nada ortodoxa y reconozco que puede resultar hasta vulgar. Entrevisto mujeres desnudas, mis programas son eternos soliloquios con palabrotas, no me corto un pelo a la hora de ganarme enemigos y puedo venir al trabajo vestido como me plazca. Pero eso no debe restar un solo ápice de mérito, si eres un analista debes basarte en el rigor y cuando Paquito ignora mi existencia está siendo de todo menos riguroso.
No lo digo por mí, lo digo por aquellos ignorantes que escuchen su programa o visiten su blog y se topen de morros con una información alterada.
Puede que te joda Francisco, pero en Barcelona hay un payaso vestido de color purpura que, acompañado de sus particulares secuaces, hace años que atracó el banco en el que tú pretendes ingresar tus ahorros. Cuando te aburras de ocultar la verdad bajo las alfombras de Gotham City, mis carcajadas resonarán en las alcantarillas.
Tú sigue con tu blog lleno de mentiras, que algunos no necesitamos vestir con “caras” camisas de marca en la oficina propiedad de algún jefe que pronto te reclamará resultados. De mientras continuaré con mi estudio lleno de señoritas sin ropa, insultos desmesurados y tatuajes estrafalarios.