Leo Demidov (Tom Hardy) es un oficial de la policía rusa en plena dictadura de Stalin que cae en desgracia cuando se niega a denunciar a su esposa Raisa (Noomi Rapace) como traidora. Destinado a un pueblo apartado, allí se verá involucrado en la investigación de unos asesinatos en serie cuyas víctimas son niños. Investigación que se verá dificultada por el hecho de que el gobierno asegura que no hay crímenes en el paraíso comunista.
Realmente, la sinopsis parece la de una película interesante. Sin embargo, lo que queda fuera de la sinopsis de El niño 44 (Child 44, Daniel Espinosa, 2015) es que, en realidad, la historia del asesino en serie prácticamente es secundaria, la mayor parte del metraje se dedica a mostrarnos la difícil supervivencia de Demidov dentro del régimen y lo mal que estaban las cosas con Stalin al mando. Algo que en novela puede funcionar, no por nada la novela de Tom Rob Smith en que se basa el film fue un best seller, pero que no se acaba de trasladar bien en una película. Los problemas aumentan cuando se trata del primer libro de una trilogía, ya que se traduce en momentos en que el espectador se pregunta por qué se está perdiendo tanto tiempo con una historia o con un personaje que no tienen nada que ver con la que se supone es la trama principal.
Supongo que en realidad el error es creer que la trama alrededor de los asesinatos es la principal, a través de la cual se muestra lo terrible de la dictadura de Stalin, cuando es al contrario. Un error que se entiende ya que es lo que hacían otras películas del mismo estilo. Las excelentes Gorky Park (Michael Apted, 1983), adaptación de la primera novela de Martin Cruz Smith protagonizada por el inspector Arkady Renko, y Ciudadano X (Citizen X, Chris Gerolmo, 1995), basada en la historia real del psicópata Andrei Chikatilo, hacen exactamente eso: a través de sus historias de intriga y horror se nos habla de la dictadura comunista, estando esta siempre presente en segundo plano.
El niño 44 se centra más en mostrarnos la dictadura comunista, así que el desarrollo de la investigación pasa a segundo plano. De ahí que cuando finalmente se resuelve el caso, aún quedan casi quince minutos de película que se dedican a cerrar flecos sueltos y preparar lo que sería el escenario de su continuación.
El niño 44 (Child 44, Daniel Espinosa, 2015) tiene muchas cosas a favor para resultar en una buena película: una historia interesante, un buen reparto y la producción de Ridley Scott. Sin embargo, cuando llegan a su fin los 137 minutos que dura, uno no puede más que sentirse decepcionado.
La película también se ve lastrada por un director que no sabe dirigir escenas de acción. Es decir, Espinosa rueda las escenas dramáticas en un estilo bastante clásico, dejando que los actores dirijan la acción, pero en las secuencias de acción se dedica a sacudir mucho la cámara de forma artificial y confusa, con lo cual elimina la efectividad y la visceralidad de estas escenas.
Finalmente acaba siendo un film decepcionante especialmente por el potencial que parecía tener. Se va perdiendo el interés por lo que sucede y el único entretenimiento que le queda al espectador es preguntarse por qué algunos personajes hablan con acento ruso y otros no.
Estreno en las salas españolas el 19 de junio.
