No solo series crea Netflix. También produce documentales como Hot Girls Wanted (que me recuerda ligeramente al programa True Life de la MTV) en el que se cuenta desde dentro el mundo de las actrices amateurs en el cine porno.
Principalmente son niñas con los 18 recién cumplidos de pueblos o ciudades no muy grandes que, al no querer seguir los pasos de sus padres y quedarse en el pueblo, buscan una salida. La que sea. Muchas veces las chicas tienen la idea de dedicarse al porno desde hace tiempo: mucho dinero y rápido. Pero otras son engañadas a través de anuncios en páginas web que buscan modelos y que, a cambio, ofrecen viajes a Miami o a Los Ángeles. Lo que estas chicas no saben es que son un producto para consumir y tirar. Muchas de ellas solo duran entre uno y tres meses. La media de su vida como actrices está entre tres y seis meses.
Hot Girls Wanted es un documental denuncia que ya ha obtenido nominaciones en los premios Emmy y en el Festival de Cine Sundance. Producido por la actriz, guionista y productora Rashida Jones, se centra en cinco chicas que cuentan cómo accedieron a ese mundo y por lo que tuvieron que pasar para hacerse un nombre en la industria del porno amateur, además de la convivencia con ello junto a sus padres, pareja o amigos.
En el mundo porno, la palabra más buscada es teen.
La gente quiere ver en acción a chicas que se podrían cruzar por la calle; quieren fantasear con que un día les pudiera pasar a ellos mismos lo que pasa en las películas protagonizadas por éstas: por ejemplo, mirar por la ventana, ver que tu ‘vecinita sexy’ se está masturbando, ella te pilla y te invita a entrar para seguir juntos.
Pero en el cine porno, como la mayor parte de los consumidores son del género masculino, en algunos casos se hacen cosas que las chicas no disfrutan. Incluso sufren. Hay un tipo de vídeos que hacen muchas de las chicas cuando están empezando que son de lo más degradante y desagradable que he visto en mi vida. Este tipo de videos son los Facial Abuse o Abuso Latino. Son vídeos donde humillan a las chicas, primero verbalmente y después las obligan a realizar felaciones forzadas hasta que vomitan. Hay veces que son contratadas para una felación y cuando llevan un rato grabando les dicen que la felación que van a realizar va a ser forzada. En esos momentos, las chicas no pueden rechazar algo que ya han aceptado y han firmado un contrato previamente por ello. Por lo tanto, son obligadas a hacerlo. Muchas terminan llorando o pidiendo perdón mientras las están grabando.
Este documental refleja muy bien lo que quiere la gente: por una parte el placer de ver porno y por otra el dinero, lo rápido y fácil que es de conseguir. Por lo que más les pagan las productoras es por los Cream Pies y muchas lo realizan pero se exponen a un embarazo no deseado al hacerlo. Por lo menos, a veces se les da dinero para que compren la pastilla del día después pero esto no evita que pueda pasar algo en algún momento de las vidas de estas chicas. Algo como en Snuff de Chuck Palahniuk.
Sin duda, Hot Girls Wanted no deja indiferente a nadie y quizás el consumidor de porno se empiece a preguntar cómo habrán tratado a la chica que está viendo a través de la pantalla del ordenador.
