Marc (Tom Hughes) decide criogenizarse en el 2015, después de que le confirmen que solo le queda un año de vida. En el año 2084, le descongelan y Marc se enfrenta a los desafíos de su nueva vida.
Proyecto Lázaro (Realive, Mateo Gil, 2016) trata una premisa de sobra conocida dentro de la ciencia ficción, pero por desgracia no lo hace de forma innovadora o diferente. El director incluye diversas referencias al género, como que el doctor y la enfermera que tratan a Marc se llaman Victor y Elizabeth, interpretados respectivamente por Barry Ward y Charlotte Le Bon, igual que el doctor Frankenstein y su prometida. Además, el personaje de Ward se apellida West, como Herbert West, el reanimador de cadáveres creado por H. P. Lovecraft que Jeffrey Combs ha interpretado en el cine. Pero estas referencias no le sirven de mucho al contar su historia, ya que Gil opta por hacerlo de la manera más tediosa y tópica posible
La decisión de centrarse en la parte dramática del proceso de reanimación y en la historia de amor que el protagonista vivió antes de “morir” podría haberle dado al film una personalidad diferente de la de otras películas del género. Pero el director peca de usar en exceso el recurso de la voz en off, que le acaba quitando todo dramatismo e interés a la narrativa. Además de algunos errores de montaje, como explicarnos con diálogos una escena para luego mostrarla, cuando ya no tiene la fuerza que podría haber tenido. El mal uso de la narración queda más evidente en el clímax, quitándole, de nuevo, todo el impacto emocional que hubiera podido tener a pesar de ser algo predecible.
El film también tiene el problema añadido de resultar muy lento. Deteniéndose en muchos momentos de forma repetitiva e innecesaria, más cuando encima está la voz del protagonista explicando todo lo que sucede.
Las interpretaciones son correctas, pero es lo único destacable de un film que desaprovecha su premisa y comete el peor pecado: ser aburrido.
Estreno en las salas españolas el 13 de enero