Edgar Wright, el hombre detrás de Zombies Party (2004), Scott Pilgrim contra el mundo (2010) o Bienvenidos al fin del mundo (2013) regresa tras el fallido intento de dirigir Ant-Man (2015) con la película de comedia y acción Baby Driver (2017).
Cuando prepara lucrativos golpes, Doc (Kevin Spacey) solo confía en Baby (Ansel Elgort) como conductor para el equipo, ya que tiene un don especial para la conducción. Sin embargo, Baby por fin ha saldado la deuda que tenía con Doc y ya no tiene que seguir ayudando a atracadores a huir de la policía. Incluso ha conocido a Debora (Lily James), una guapa camarera con la que empieza una relación. Pero puede que Baby haya terminado con Doc, pero Doc no ha terminado con Baby y le obliga a participar en un último trabajo.
Baby Driver (Edgar Wright, 2017) es una de las mejores películas que se han estrenado en lo que llevamos de año. Un film que mezcla el clásico relato criminal con el musical, aunque no porque sus protagonistas se lancen a cantar como si esto fuera la serie mítica (no, en serio) Cop Rock sino porque su protagonista escucha de forma obsesiva música con un ipod, que le ayuda a ignorar el constante pitido que oye debido a un accidente. Wright cuenta la película desde el punto de vista de Baby y por ello, cuando no está sonando una canción se oye en la banda sonora un pitido semejante al que oye Baby en su cabeza. Las constantes canciones también afectan a la acción, ya sea una persecución o un tiroteo, cuyo ritmo está basado en el de la canción que en ese momento esté escuchando su protagonista.
Es esta manera de contar la historia la que hace de este film toda una experiencia. La idea se le ocurrió hace unos veinte años a Wright cuando escuchó por primera vez Bellbottoms de The Jon Spencer Blues Explosion e imaginó maneras de editar una escena siguiendo el ritmo de la canción. No es casual que Jon Spencer haga un cameo en la película y que sea Bellbottoms la primera canción en sonar en el prólogo. El prólogo, por cierto, es una versión mejorada del concepto sobre el que se construye Baby Driver con el que Wright experimentó por primera vez en el 2002, en un videoclip que rodó para la canción Blue Song de Mint Royale. Este prólogo nos introduce en el mundo musical de Baby, que queda ya completamente establecido en el plano-secuencia que sirve como secuencia de títulos de crédito. Si pasados este punto no habéis entrado en el ritmo y estilo de Baby Driver es posible que esta película no sea para vosotros.
Otro cameo importante en el film es el que hace el veterano director y productor Walter Hill. Hill fue director y guionista de la clásica e influyente Driver (The Driver, 1978), cuya alargada sombra planea sobre este Baby Driver. Igual que sucede en el film de Hill, se hace un acercamiento minimalista hacia el género criminal. Aunque se invierte tiempo en estudiar y desarrollar a Baby, el resto de personajes son arquetípicos, por ello es útil que los actores que interpretan estos personajes resulten inmediatamente reconocibles y carismáticos. Es el caso de Kevin Spacey como el organizador de atracos; Jamie Foxx como el psicópata Bats; Jon Bernthal como el atracador Griff y Jon Hamm y Eiza González como el matrimonio formado por Buddy y Darling, una especie de Bonnie y Clyde del siglo XXI. Hill también fue influyente en esta película por la manera de usar la música como personaje en películas como Los amos de la noche (The Warriors, 1979) y Calles de fuego (Streets of FIRE, 1984). Otro cameo que me gustaría destacar es el de Paul Williams, pero simplemente porque creo, al igual que Wright, que El fantasma del paraíso (Phantom of the Paradise, Brian De Palma, 1974) es una obra maestra.
Como ya he mencionado, si el protagonista no os resulta interesante o no os gusta este estilo minimalista, arquetípico, de enfocar el relato criminal, muy posiblemente Baby Driver no funcione con vosotros. Personalmente, la película fue una gran experiencia para mí, no solo por la excelente banda sonora llena de grandes temas y artistas, también porque me apasiona la narrativa clásica del hard boiled y cuando se pronuncia la frase maldita “este es mi último trabajo y luego me retiro”, esperaba impaciente ver cómo todo iba a salir mal y las cosas se iban a complicar cada vez más para su protagonista.
Sin duda es uno de los títulos más brillantes del 2017.
Estreno en las salas españolas el 7 de julio