Después de que Operación U.N.C.L.E. (The Man from U.N.C.L.E., 2015) pasara sin pena ni gloria por las taquillas, el director Guy Ritchie regresa a las pantallas con Rey Arturo: La leyenda de Excalibur (King Arthur: Legend of the Sword, 2017). Y lo hace esperando recuperar el beneplácito de los espectadores del que disfrutó en el pasado, aunque el film nos llega precedido del considerable batacazo que se ha pegado en los cines de Estados Unidos.
Después de que sus padres fueran traicionados y asesinados por el malvado Vortigern (Jude Law), Arturo (Charlie Hunnam) crece ignorante de su herencia y poder. Sin embargo, cuando saque la espada Excalibur de la roca en que está clavada se verá forzado a enfrentarse a su destino. Por si el título os había despistado, con esta sinopsis queda más claro que el nuevo film de Guy Ritchie se trata de una nueva versión del mito del Rey Arturo, aunque adaptado para las audiencias modernas, mezclando las leyendas artúricas con la fantasía cinematográfica que popularizó para el gran público la trilogía de El señor de los Anillos de Peter Jackson. Para lograr su objetivo, Ritchie utiliza la misma fórmula que tan bien le funcionó en la primera Sherlock Holmes (2009).
Lamentablemente, Ritchie no obtiene aquí los mismos resultados. Mientras que la modernización de Sherlock Holmes era, irónicamente, más fiel al personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle que el fumador de pipa con sombrero de cazador popularizado por el cine; la fórmula no funciona igual con las leyendas artúricas, a pesar de usar hasta el mismo estilo musical en la banda sonora. O, mejor dicho, sí funciona aunque solo durante la primera media hora del film.
El inicio de Rey Arturo es bastante potente, así como la presentación de Arturo. Pero poco después de que Ritchie introduzca el humor de delincuentes ingleses que tan bien le funcionó en Lock & Stock (Lock, Stock and Two Smoking Barrels, 1998) y Snatch: Cerdos y diamantes (Snatch, 2000), la película empieza a deshincharse hasta que se acaba haciendo monótona. ¿El problema? Que la presentación puede que sea moderna pero la narrativa no lo es. El argumento avanza de forma previsible, casi como si hubieran hecho una lista de las escenas típicas en este tipo de historias, para irlas tachando a medida que las ponían en el guion: ¿tenemos la escena dónde el héroe rechaza su destino? Tachado. ¿Tenemos la escena en la que el héroe duda de sí mismo? Tachado. ¿Tenemos el valiente sacrificio del amigo fiel? Tachado. Etc.
Las únicas innovaciones que introduce Ritchie son el uso de artes marciales y el uso de elementos propios de la fantasía heroica… Cosas que tampoco se puede decir que sean revolucionarias.
En definitiva, una vez se pasa la novedad del planteamiento de Guy Ritchie, uno se da cuenta de que esta viendo lo mismo de siempre, con los giros argumentales de siempre, en el orden de siempre. Si hemos comentado en otras críticas que en este tipo de películas se trata sobre el viaje y no el destino, Rey Arturo es un viaje que habéis hecho cientos de veces haciendo exactamente las mismas paradas que habéis hecho anteriormente. Ya os lo conocéis.
Rey Arturo: La leyenda de Excalibur (King Arthur: Legend of the Sword, 2017) cuenta con un nutrido casting, junto a Charlie Hunnam (Hijos de la Anarquía) y el nominado al Oscar Jude Law (Cold Mountain, El talento de Mr. Ripley), tenemos a Astrid Bergès-Frisbey (Piratas del Caribe: En mareas misteriosas) en el papel de Mage; el nominado al Oscar Djimon Hounsou (Diamante de sangre) como Bedivere; Aidan Gillen (Juego de Tronos) como Goosefat Bill; y Eric Bana (Star Trek) como el padre de Arthur, el Rey Uther Pendragon.
Estreno en las salas españolas el 11 de agosto