He visto cosas que vosotros no creeríais… Por lo menos hasta que llegue el viernes 6 de octubre y se estrene Blade Runner 2049 (2017), la secuela del clásico Blade Runner (Ridley Scott, 1982) que ha dirigido Denis Villeneuve, cuya entrada en la ciencia-ficción con La llegada (Arrival, 2016) fue muy celebrada.
Esta película continúa la historia del clásico de Ridley Scott, siendo necesario conocerlo para realmente disfrutar Blade Runner 2049, ya que tiene muchas conexiones con el anterior film. El guionista Hampton Fancher lo fue también de Blade Runner, así como también regresan Bud Yorkin, productor de la original, y Ridley Scott, esta vez ejerciendo de productor. La continuidad con la anterior película también se nota en el diseño, que sigue el creado por Syd Mead, aunque teniendo en cuenta que han pasado treinta años entre la acción de ambas películas. El estilo de Villeneuve en la dirección sigue el de Scott, ambas películas se inician con primeros planos de un ojo y planos aéreos de paisajes futuristas (en algunos de estos planos también se utilizan maquetas como hicieron en 1982). Finalmente, la banda sonora de Benjamin Wallfisch y Hans Zimmer recrea el sonido y utiliza algún tema de la banda sonora que Vangelis creó para el film de Scott.
Pero la grandeza de esta película es que, a pesar de seguir lo establecido en la anterior, desarrolla su propia personalidad, sus propios temas. Ryan Gosling como el blade runner K tiene su propio viaje emocional mientras investiga un antiguo caso que le conduce hasta Deckard, interpretado de nuevo por Harrison Ford. Gosling desarrolla también una historia amorosa con la I.A. Joi, a la que da “vida” Ana de Armas, que se podría considerar paralela a la que vivieron Deckard y Rachael.
Por cierto, he mencionado varias veces que Blade Runner 2049 es una continuación directa de Blade Runner, pero a lo mejor los más fans os estéis preguntando qué versión de Blade Runner, porque se conocen tres más o menos distintas, cuatro si tenemos en cuenta el “workprint” (el primer “borrador” de la película, en el que ensambla todo el material que se va a aprovechar antes de decir qué cortar y qué no), cinco considerando las diferencias entre la versión americana y la europea. Pues podríamos decir que tanto la versión cinematográfica original como los dos montajes del director sirven como precedente de este film, por la historia que cuenta. Aunque imagino que como es la versión definitiva la que seguramente conocen más espectadores contemporáneos y Ridley Scott es productor de Blade Runner 2049, es esta versión la que cuenta (cabe añadir que esta película no cierra el debate sobre si Deckard es humano o replicante, podréis seguir discutiendo sobre el tema).
No sé hasta que punto alguien que no haya visto Blade Runner disfrutará con esta nueva entrega. Pero visualmente es tan apabullante y fantástica que, aunque no entendáis nada, la experiencia de ver semejante espectáculo en una pantalla grande realmente vale la pena. Además, este gran espectáculo visual no es un vacío despliegue de efectos especiales, contiene, como la mejor ciencia-ficción, reflexiones sobre la naturaleza humana, sobre quiénes somos, qué nos hace humanos. En definitiva, tiene todos los ingredientes para convertirse este film también en un clásico moderno del género.
Es por eso, por el gran nivel, tanto visual como temático, del que hace gala el film de Villenueve, que recomiendo a todo el mundo ir a verla. Vedla en el cine, en la pantalla más grande que encontréis, será la mejor manera que tendréis de viajar al futuro.
Estreno en las salas españolas el 6 de octubre
