Ahí estoy, en el lugar secreto indicado por correo electrónico, en la hora citada por una tal Madame Taxi… ella es la directora del prostíbulo. Un prostíbulo peculiar. Se llama prostíbulo poético.
Donde con misterio, mi intuición me dirige hacia lo desconocido a sumergirme ante el placer de la poesía. Algo diferente para hacer un viernes por la noche, en un lugar clandestino, en una entrada misteriosa para estar en un bar en las penumbras subterráneas de una calle oscura y céntrica de Barcelona. Sí, ahí estoy, en un burdel lleno de personas y personajes donde son presentados por la más estricta y, a la vez, enigmática de las directoras de este peculiar evento. Sabe llevarte a su terreno, es consciente de que sabe cómo, y te vuelcas a sus pies, te rindes a conocer a los miembros de este extraño y a la vez excitante lugar.
Es en ese momento que te llegas a plantear algo de lo que solo puedes darte cuenta si te atreves a dejarte llevar, ser penetrada por el sonido de sus palabras, estremecerse con sus susurros y abrirte al placer de la intimidad del elenco, que uno a uno se va acercar a ti y te hará perder el control.
En un mundo real, donde reside las emociones cortas, las sensaciones efímeras, de tecnología cada vez mas intrusiva en nuestra cotidianidad. Donde vamos dejando de lado el roce de las palabras capaces de estremecernos la piel. La jerga de almohada donde, aunque es breve, provoca un orgasmo de alcoba en nuestra mente. Te atreves a lo desconocido, a lo secreto, a la aventura sin distracciones en donde lo único en que te centras es en esos momentos donde diversos personajes están una y otra vez invadiendo tu cerebro, tu cuerpo, tu existencia, creándote emociones que te van follando una y otra vez. Llena de imaginación, de emotividad y de placer, pervirtiendo lentamente tu cultura y enfrentándote a la pregunta de Madame Taxi.
¿Dónde has estado durante este tiempo?
Quizás sepas la respuesta, o no… Pero no dejes de ir la próxima vez que tengas la oportunidad de acudir a este prostíbulo poético. No dejes de probarte y comienza a sentir con sus diferentes opciones de arte, donde verás que está en todos los lugares, a veces en los más insospechados. No hay necesidad de grandes rótulos teatrales porque burdeles como este, donde la humanidad se declara larga y empática, construyendo sensaciones largas y duraderas ya se bastan. Quizás seas incapaz de recordar todos los personajes, todas las melodías o todas las poesías, incluso olvides hasta el último rincón del sitio pero jamás el recuerdo de haber estado en el momento idóneo y haber vivido una experiencia única ante este nuevo modo de prostitución a esas altas horas de la noche donde dejaste que tu imaginación te llevara a dónde quisiese antes de devolverte a nuestro mundo real, pero con una visión diferente.