Ahora que la lluvia nos acompaña y el frío nos obliga a quedarnos en casa, a más de uno le entrará esa morriña del buen tiempo y el verano. Por lo que comentar El final de todos los agostos, la última obra de Alfonso Casas (Se(nti)mental) que regresa al cómic después de Marica Tú (junto a Julián Almazán), es más que idóneo.
Dani está a punto de casarse cuando decide realizar un viaje al pueblo donde pasaba los veranos de pequeño para poner en marcha un proyecto fotográfico. Recuperó un álbum de fotos de entonces y quiere recrear el paso del tiempo fotografiando los mismos lugares. Hace veinte años que no vuelve por lo que se convierte en todo un viaje en el tiempo a partir de sus recuerdos.
Al final, el proyecto es solo una excusa para Dani que quiere descubrir cómo han cambiado las cosas y cómo estará cierta persona con la que dejó de hablarse desde entonces haciendo peligrar su casamiento. Los veranos de Dani no serían lo mismo sin la amistad que forjó con ese niño pelirrojo del que solo conocemos su mote, Pumuky. Con él viviría esos días calurosos al lado de la costa llenos de descubrimientos y de aventuras. El significado de la palabra amistad quedaría corto para definir su relación. Pero son veinte años desde que se vieron por última vez, ¿seguirá estando igual? es una de las muchas preguntas que se hace el protagonista.
El final de todos los agostos es un gran cómic donde Alfonso Casas logra conectar y emocionar al lector. Una historia que explora desde la melancolía los posibles caminos por recorrer a los que nos enfrentamos si echamos la vista atrás. En el cómic descubrimos nuevos detalles a cada recuerdo que Dani se enfrenta. Desde el lugar donde enterraron una cápsula del tiempo hasta las fiestas de verbena en la plaza del pueblo.
La edición del cómic está cuidada hasta el detalle, Alfonso Casas no solo intercala páginas a color con el blanco y negro para enfatizar con las diferentes etapas de la vida del protagonista sino que juega con el paso entre uno y otro al utilizar páginas translucidas en el que se mezclan ambos tiempos, vamos, una auténtica maravilla.
Es sin duda una de esas obras que se releen con sumo gusto y fácil de recomendar porque, a pesar de poder ser un tema manido (el de viaje a la infancia) no es un explotation ochentero vacío, está muy bien realizado, dibujado y finalmente resulta una obra muy madura que logra cerrar algunas puertas para el protagonista que pueden servir de inspiración para el lector.
El final de todos los agostos lo edita Lunwerg. 19x25cm. 152 págs Tapa dura. Color. ISBN: 978-84-16890-34-7