Supongo que más de una vez os habréis encontrado con películas cuya historia tras las cámaras es casi más interesante que lo que estas películas ofrecen frente a las cámaras. Una de esas películas podría ser Amityville: El despertar (Amityville: The Awakening, Franck Khalfoun, 2017).
Originalmente, esta película tenía que estrenarse en cines en enero del 2015 en Estados Unidos, pero se retrasó para añadir un nuevo final. Luego, se modificó para que fuera apta para mayores de 13 años. Sin embargo, a partir de entonces empezó a sufrir continuos retrasos siendo finalmente retirada de los planes de estreno en salas y estrenada en el servicio de streaming Google Play en octubre de 2017, de forma gratuita para todo el que quisiera, para luego pasar por salas brevemente antes de ser distribuida en formatos caseros. Lo cual podría resultar muy extraño sino fuera porque la compañía encargada de la distribución era Dimension, que era propiedad de los hermanos Weinstein. Estas prácticas eran llevadas a cabo de forma habitual por los hermanos y nunca les funcionó.
Tras tanto manoseo en el montaje y ser guardada en una estantería durante años, uno esperaría que la película fuera un desastre. Lo sorprendente es que no lo es. Franck Khalfoun, conocido principalmente por ser el director de Parking 2 (P2, 2007) y el remake Maniac (2012), sabe contar una historia de forma visualmente interesante, aunque la historia en sí no lo sea demasiado.
El film cuenta la llegada de una familia que se instala en la infame casa de Amityville, situada en la avenida Ocean 112, en la que se cometió una brutal masacre y, supuestamente, tuvieron lugar diversos fenómenos paranormales. Belle (Bella Thorne) es la hija adolescente de Joan (Jennifer Jason Leigh) y la primera en detectar que en la casa hay algo inquietante. Pero el más afectado será el hermano de Belle, James (Cameron Monaghan), en estado vegetativo hasta que la casa empiece ejercer su influencia sobre él.
Para desesperación de los habitantes de Amityville, la casa maldita de la avenida Ocean 112 se ha convertido en un fenómeno popular gracias a una larga lista de películas inspiradas y/o basadas en las experiencias que supuestamente vivieron los Lutz allí, después de que Ronald DeFeo matara a toda su familia. Todo ello gracias al éxito de Terror en Amityville (The Amityville Horror, Stuart Rosenberg, 1979), basada en el libro de Jay Anson. El nombre era tan familiar que muchas películas simplemente añadieron Amityville a su título aunque no fueran secuelas oficiales ni tuvieran nada que ver lo sucedido a mediados de los 70 del siglo XX. Incluso en Expediente Warren: El caso Enfield (The Conjuring 2, James Wan, 2016) nos encontramos con una secuencia que transcurre en esta casa maldita. Y tampoco podemos olvidar, además de las películas, los diversos documentales sobre la casa de Amityville, el remake del film original y los diversos libros escritos alrededor de estos hechos. Nosotros no lo podemos olvidar y Amityville: El despertar tampoco lo hace, ya que se hacen referencias explícitas a las películas más populares de la serie e, incluso, al libro que lo inició todo (nota personal: me hizo bastante gracia que la edición que muestran es la misma que tengo en casa, nunca me había pasado). Una maniobra que seguramente será lo que queda de la idea original para el film: un found footage en que una periodista investigaba la historia de la casa.
Ya he dicho que el film no es un desastre, pero tampoco es que sea una obra maestra. Es una película de terror correcta, si bien algo tópica, cuyo mayor mérito es que despertar el interés por la versión para mayores de 18 años de 100 minutos que originalmente concibió el director, que tal vez se acabe editando en formato doméstico. Ayuda bastante a la película que cuenta con un reparto sorprendentemente bueno que incluye a Jennifer Jason Leigh, Kurtwood Smith y Jennifer Morrison. La protagonista Bella Thorne también hace un buen trabajo aguantando la película sobre sus hombros.
La versión que se estrena en cines es una curiosidad para los fans del género que no sean muy exigentes.
Estreno en las salas españolas el 2 de febrero