Llega a las pantallas de cine la celebración cinematográfica de la cultura pop definitiva, cortesía del Rey Midas de Hollywood Steven Spielberg. Preparaos para el increíble espectáculo que nos ofrece Ready Player One (2018).
La película nos lleva hasta el año 2045, una época en que la menos que excelente vida de los ciudadanos de a pie se ve compensada con la vida que la mayoría lleva en OASIS, un sistema de realidad virtual creado por Jim Halliday (Mark Rylance). Cuando Halliday muere, deja un testamento en video donde deja caer la siguiente bomba: aquel que encuentre el huevo de pascua oculto en OASIS, tras encontrar tres llaves que son premios a superar tres desafíos, heredará la multimillonaria empresa de Halliday. Wade Watts (Tye Sheridan) descubre un día la primera llave, lo que le convierte en una estrella en OASIS y el objetivo de IOI, la empresa de Nolan Sorrento (Ben Mendelsohn) que aspira a controlar el mundo a través de OASIS. Wade necesitará la ayuda en el mundo virtual de la misteriosa Art3mis (Olivia Cooke), su mejor amigo Aech (Lena Waithe) y los guerreros Daito (Win Morisaki) y Shoto (Philip Zhao) para poder sobrevivir en el mundo real a los asesinos que envía tras él IOI.
Las novelas de Ernest Cline, hasta ahora Ready Player One y Armada, son el equivalente literario de películas como Starfighter: La aventura comienza (The Last Starfighter, Nick Castle, 1984), Juegos de guerra (WarGames, John Badham, 1983) o Mi proyecto científico (My Science Project, Jonathan R. Betuel, 1985). Cintas de acción y aventura, habitualmente con toques de ciencia ficción, protagonizadas y hechas por y para adolescentes, un género que vivió su momento de oro en la década de los 80 del siglo XX. Esta época de oro se vio propiciada por las películas de Steven Spielberg, tanto las dirigidas por el maestro como las producidas por él mediante su productora, Amblin. Al crecer en los 80 se tenía la sensación de que Spielberg estaba involucrado de alguna forma en todas las películas que uno veía. La película Ready Player One tiene el sabor de estas producciones, no solo por tener a Spielberg como director, ya la novela en que se basa buscaba ese mismo efecto.
Tenemos a un grupo de jóvenes enfrentados a un gran enemigo, superando grandes peligros y aprendiendo algo sobre ellos mismos mientras intentan superar la aventura en que se han visto metidos. En este caso, este grupo de jóvenes vive una aventura a caballo entre el mundo virtual y el real, al estilo TRON (Steven Lisberger, 1982), utilizando al máximo los avances en la animación por ordenador para hacer real un mundo virtual saturado de detalles. Sin embargo, también se tratan temas, como la comercialización excesiva y la necesidad de vivir la vida sin subterfugios, que están ahí para cuando uno se canse contar homenajes y referencias.
Porque, siendo honestos, son esta colección de homenajes y referencias las que harán que esta película os guste u os deje indiferentes. Erróneamente a lo que puede parecer a primera vista, no es explotar la nostalgia, sino celebrar todo aquello que nos ha dado la cultura pop para llenar nuestras vidas de fantasía en muchos sentidos, abarcando diversas épocas, de los 50 hasta los 90. Llegados a este punto, supongo que resulta obvio que yo soy uno de esos enfermos pop a los que el libro y la película van dirigidos. El film me ganó haciendo referencias a películas tan queridas por mí como las distintas aventuras de Bill y Ted o la obra maestra Las aventuras de Buckaroo Banzai (The Adventures of Buckaroo Banzai Across the 8th Dimension, W. D. Richter, 1984), entre otras muchas películas, series, cómics y videojuegos. Resulta imposible captarlo todo a la primera, cuando tienes personajes cuya vestimenta proviene de varios personajes del cine, se transportan usando vehículos míticos y pasean por calles en las que vemos marquesinas anunciando la nueva entrega de las aventuras de Jack Slater. Incluso podemos oír el tema de Regreso al futuro (Back to the Future, Robert Zemeckis, 1985) cuando en una escena se pone en marcha el cubo Zemeckis.
Como ya es sabido, Spielberg eliminó gran parte de las referencias que se hacía en la novela a su obra. Otras no se hacen por cuestiones de derechos. Otras por cambios en la adaptación de la página a la pantalla. Por ejemplo, se elimina toda mención del grupo Rush, ni siquiera aparecen en la roquechentera banda sonora. Pero la mayoría de los cambios son para mejor, como la creación de una secuencia homenaje a un clásico del cine de terror que es una de las mejores escenas de la película. También resulta antológica la aparición de Chucky, el malvado protagonista de la saga Muñeco diabólico. Y me tocó la fibra ver el cíclope creado por Ray Harryhausen en Simbad y la princesa (The 7th Voyage of Silbad, Nathan Juran, 1958). Sin olvidar tampoco las apariciones de protagonistas de videojuegos, series de animación, animes y mangas…
En fin, podría seguir durante horas deleitándome en todos estos homenajes, y todos los que se descubrirán viendo la película más veces, estudiándola cuando se edite en Blu-ray. Podría intentar convenceros de que Ready Player One es algo más que un festival de cultura pop, porque lo es: estamos hablando de una película de aventuras de Steven Spielberg. Pero, como ya he dicho, estoy tan obsesionado por el tema como los protagonistas de la película, así que mi opinión no es nada objetiva.
Llegados a este punto ya sabréis si es una película para vosotros o no. Es Spielberg y es espectacular, los 140 minutos más cortos que he visto recientemente. Pura maravilla. Muy, muy recomendada.
Estreno en las salas españolas el 29 de marzo