Llega a nuestras pantallas la primera adaptación oficial de Slender Man, un meme creepypasta creado en 2009. «Oficial» porque el personaje y el nombre ha sido ya utilizado en varios cortometrajes y películas, así como de un documental centrado en un crimen de 2014 inspirado por el personaje.
El film Slender Man (Sylvain White, 2018) cuenta la historia de un grupo de cuatro amigas que, medio en broma, invocan al Slender Man sin saber cómo de real puede ser. A partir de entonces sus vidas se convierten en una pesadilla, mientras buscan la manera de deshacerse de la misteriosa criatura que las persigue.
La película que se estrena en cines muestra gran potencial para ser una efectiva película de terror, pero no se queda más que en eso. Lo cual no resulta extraño si se conoce el drama tras bastidores que acabó destruyendo cualquier posibilidad de que el film pudiera funcionar. En 2014, en Winsconsin, dos chicas de 12 años, Anissa Weier y Morgan Geyser, apuñalaron repetidamente a otra chica de la misma edad, Payton Leutner, hasta casi matarla. Las chicas aseguraron que el Slender Man las obligó a hacerlo. Si bien la película no tiene absolutamente nada que ver con ese incidente, es total y completamente original (en el sentido que no se basa en ningún suceso real), eso no evitó que, simplemente con el anuncio del tráiler surgieran protestas y que muchas voces se alzaran ofendidas. Esto hizo que Sony se pensara dos veces estrenar la película, no haciendo apenas publicidad. Pero lo peor, y que nos afecta a nosotros como espectadores, es que masacraron completamente la película para hacerla menos oscura (porque eso es lo que quieres cuando produces un film de terror, que no sea oscuro), hasta el punto que muchas escenas vistas en el tráiler no aparecen en el film.
Por la actitud de Sony, Slender Man es un film con mucha atmósfera, pero poco más. Con un argumento muy deudor de The Ring (El círculo) (Ringu, Hideo Nakata, 1998), es un chiste al que le han quitado el remate. Un buen planteamiento sin conclusión. Es una lástima, porque tiene alguna imaginería onírica interesante y lograda, pero el miedo a las reacciones negativas descontroladas (cada vez más habitual, por desgracia, o si no, mirad lo que le pasó al director James Gunn) hizo que las escenas más intensas se quedaran en la sala de montaje. Incluso hay vídeos mostrando todo lo que está en el tráiler y no aparece en la película, lo que seguro tampoco ha ayudado demasiado a Slender Man.
En conclusión, este es otro ejemplo de un estudio saboteando su propia película.