Desde el doce de octubre está disponible en Netflix La maldición de Hill House (The Haunting of Hill House, 2018), una serie dirigida por Mike Flanagan que es una nueva adaptación de la clásica novela de Shirley Jackson. En este artículo os diremos por qué deberíais ver esta serie y cómo deberíais ver esta serie para disfrutarla al máximo.
La novela de Shirley Jackson, publicada en España con los títulos La casa encantada, La guarida (a raíz del remake de 1999) y La maldición de Hill House, es la mejor novela de casas encantadas publicada en el siglo XX. Editada en 1959, es una novela que saca el gótico de los clichés heredados del siglo XIX. Ejemplifica la modernización del género, continuada luego por autores como Ira Levin y Robert Bloch, trabajando el gótico desde una perspectiva contemporánea. La indiscutible calidad de la novela se refleja en lo influyente y exitosa que ha sido a lo largo de las décadas, siendo imitada y copiada centenares de veces. Clásicos como La casa infernal de Richard Matheson (y su adaptación cinematográfica) no existirían sin la novela de Jackson.
La maldición de Hill House fue adaptada al cine en 1963 por el director y productor Robert Wise. El resultado fue La casa encantada (The Haunting), una de las mejores películas de terror de la historia, un clásico inquietante cuya influencia se nota en la actualidad, por ejemplo, en las películas de la saga The Conjuring.
Tanto la novela de Jackson como la película de Robert Wise fueron también pioneras a la hora de representar un personaje homosexual, Theodora, sin presentarla como una pervertida o alguien “anormal”. Algo que en aquel entonces era bastante inaudito, por desgracia.
La novela fue de nuevo adaptada al cine en 1999, en una versión no muy brillante dirigida por Jan de Bont, protagonizada por Liam Neeson, Catherine Zeta-Jones y Lili Taylor. Esta película es recordada hoy día principalmente por su festival de terribles efectos visuales por ordenador.
Era el recuerdo de esta versión y el hecho de que se anunciara esta nueva adaptación como una miniserie de diez episodios, lo que provocó que fuera en un principio bastante escéptico en cuanto a la calidad del proyecto. Sobretodo porque la novela no da para diez horas de serie. Sin embargo, lo que hace Mike Flanagan, que además de dirigir también ha escrito diversos episodios, es coger la novela de Shirley Jackson como punto de partida, inspirarse en sus personajes y situaciones, para crear su propia historia.
En la serie conocemos a Hugh Crain (Timothy Hutton) y sus hijos Steven (Michael Huisman), Nell (Victoria Pedretti), Shirley (Elizabeth Reaser) y Theodora (Kate Siegel). Todos ellos tienen presentes complicados a raíz de sus pasadas experiencias en Hill House, unas experiencias que provocaron la muerte de Olivia Crain (Carla Gugino), esposa de Hugh y madre de los hermanos Crain.
Saltando entre el pasado y el presente, la serie se centra en las consecuencias de tener un pasado traumático, cómo han quedado los personajes marcados por lo sucedido cuando eran niños, tomando la forma de un drama familiar de tintes sobrenaturales. Todos tienen distintas formas de lidiar con el pasado, pero Hill House no ha terminado con los Crain, así que sus esfuerzos son más bien en vano.
En una entrevista en Bloody Disgusting, Flanagan explica lo que ya he apuntado: una adaptación directa de la novela no da para diez horas de televisión e intentar superar el film de Wise sería inútil. Por eso optaron por usar la novela como punto de partida para contar su propia historia, conservando los fenómenos y fantasmas creados por Jackson y sumando de nuevos. En la serie se hace un guiño al film de Wise con un cameo de Russ Tamblyn, uno de los protagonistas de la versión de 1963, como el doctor Montague.
Esta mezcla de drama familiar y terror sobrenatural es lo que acaba enganchando a la serie. Después de la gran cantidad de recientes estrenos con despliegue de sustos sobrenaturales, es un enfoque que resulta refrescante, sobretodo para alguien como servidor que ha visto centenares de películas sobre casas encantadas y leído un número aproximado de novelas del género.
La intensidad de la serie alcanza, para mí, su punto álgido en el episodio 6, Dos Tormentas, más por su aspecto dramático que por los elementos sobrenaturales. Pero diciendo esto no quiero dar una imagen equivocada de la serie: hay muchos y muy logrados sustos y momentos de terror. Dentro del género funciona a la perfección, sobretodo si tenemos en cuenta lo complicado que es mantener una atmósfera inquietante y sobrenatural en una narración episódica.
Es una serie que disfrutarán enormemente los aficionados al género. Pero también para aquellas personas que no lo sean, debido a su calidad dramática. Pero a ambos tipos de espectadores les recomiendo que vean solo un par de episodios cada vez. Flanagan opta, además de por los sustos más obvios, por utilizar un estilo más sutil, escondiendo muchas veces a los fantasmas, que pueden aparecer solo por un momento de fondo mientras los personajes mantienen sus diálogos. Hay que estar atento para ver los elementos escondidos y también hay que estar atento a cómo se desarrolla el argumento para que el aspecto dramático sea mucho más satisfactorio.
Por estas razones, repito, la mejor manera de disfrutar la serie es con calma, espaciando los episodios, y prestando atención. Hay que escuchar lo que lo dicen los personajes para conocerlos (y verla en VOSE para disfrutar con el trabajo de un reparto estupendo).
La maldición de Hill House es también una serie con un gran acabado visual. Hill House es adecuadamente inquietante pero resulta creíble que la gente quiera vivir ahí, algo que no siempre sucede en este tipo de historias. Su look es otra razón, además de su calidad dramática y las interpretaciones, para disfrutar con esta serie en las oscuras noches de otoño.