El primer número de Howard, el pato se publicó en enero de 1976, tras haber ganado mucha popularidad en las páginas de la colección del Hombre-Cosa.
Espera, vayamos más atrás.
Howard, el pato fue creado por Steve Gerber, como un personaje secundario de breve vida cuando Gerber escribía los guiones de la serie del Hombre-Cosa en 1973.
Espera, vayamos un poco más atrás.
En la década de los 70, la editorial Marvel fue un maravilloso caos. Reinaba el desorden empresarial, lo que ayudaba a la riqueza artística de sus cómics. Nuevos y jóvenes artistas llegaron a la editorial, trayendo consigo sus influencias lisérgicas, cinematográficas y literarias. Estos nuevos artistas empezaron a producir el tipo de cómics que a ellos les gustaba leer. Los locos se habían hecho con el control del manicomio. Una etapa que hizo más evidente una nueva realidad: los cómics de superhéroes ya no era algo que solo leían niños. Desde finales de los sesenta, un público más adulto, principalmente universitarios y artistas contraculturales, consumían cómics. Un hecho que no pasó desapercibido en Marvel. Esta evolución fue la que traería consigo la aparición de las novelas gráficas y el cómic de superhéroes para lectores adultos de los 80.
Steve Gerber era un joven guionista que había empezado a trabajar en Marvel en 1972. Empezó a escribir las aventuras del Hombre-Cosa cuando este era uno de los personajes que aparecían en Adventure into Fear y es el guionista de la serie del Hombre-Cosa que se empieza a publicar en 1974. Pero ya en su etapa en Adventure into Fear, Gerber transformó lo que parecía otro monstruo pantanoso más en una delirante y surrealista serie. En otras palabras, Gerber hizo por Hombre-Cosa en los 70, lo que Alan Moore hizo por La Cosa del Pantano en los 80.
En una aventura en la que Hombre-Cosa se ve implicado en un conflicto entre realidades, es cuando aparece Howard, el pato, sacado de su realidad para verse mezclado para su disgusto con una criatura muda pantanosa y una especie de guerrero bárbaro. Howard, aparentemente, moría en las páginas del primer número de Man-Thing. Aunque, como suele suceder en el mundo de los cómics, no permaneció muerto mucho tiempo.
Al parecer, en Marvel no se habían dado cuento de lo popular que se había hecho el personaje en muy poco tiempo, así que, tras la publicación de su muerte, la redacción se vio inundada de cartas pidiendo su regreso. Y así fue como, tras ser resucitado en las páginas de Giant-Size Man-Thing, Howard el pato estrenaba su propia serie en 1976.
La serie fue cancelada en 1979, resucitada muy brevemente en 1986, coincidiendo con el estreno de la película Howard… Un nuevo héroe (Howard the Duck, Willard Huyck, 1986). A partir de aquí, el personaje tuvo breves apariciones en diversas series y eventos, protagonizando de nuevo una serie en 2015 que duró once números. Aunque, en realidad, el auténtico Howard, el pato había abandonado el universo Marvel a finales de 1996, como descubriremos más adelante.
Howard el pato fue una de las creaciones más personales de Steve Gerber. Durante su etapa como guionista, Gerber convirtió a Howard en un reflejo de sí mismo, convirtiendo la serie en algo que oscilaba entre la sátira social y el humor existencialista. La experimentación de Gerber llegaría al extremo en el número 16 de la serie original.
En las series de superhéroes, cuando por problemas de entrega no se podía completar un número en concreto, lo habitual era publicar una historia de relleno, una aventura independiente que no afectaba la historia principal. Cuando eso sucedió en Howard el pato, en lugar de escribir un número de relleno, Gerber decidió escribir un ensayo ilustrado explicando por qué no había podido entregar a tiempo el guion esperado, qué significaba ser un autor de cómics y diversas reflexiones sobre el género.
No fue el único acto revolucionario de Gerber. En su colección regular, Howard adquirió una compañera de fatigas: Beverly Switzler. Ambos no solo ofrecían una peculiar visión de la sociedad de entonces, su propia relación era una fantástica manera de hacer analogías con otros tipos de relaciones entonces consideradas tabú, como parejas interraciales y parejas homosexuales.
Pero todo tiene su fin. Steve Gerber fue uno de los pioneros a reivindicar la propiedad intelectual que los artistas tenían sobre sus creaciones. Después de ser despedido de Marvel, Gerber intentó obtener todos los derechos Howard el pato, lo que llevó a una complicada demanda que fue resuelta con un trato fuera del juzgado. Gerber continuó trabajando de forma intermitente con Marvel. En 1996, Gerber escribió una de las historias de Spider-Man Team-Up nº5, que unía Spider-Man con Howard el pato. Paralelamente, Gerber, para Image, escribió una aventura que unía Destroyer Duck, otra creación suya que parodiaba Howard, con Savage Dragon con el objetivo de lograr fondos para su demanda. En un momento de la historia, Destroyer Duck y Savage Dragon se encuentran en un almacén en una caótica situación, que es el mismo lugar en el que están Spider-Man y Howard el pato en su aventura, aunque usando siluetas para no tener problemas de derechos. En la conclusión, Destroyer Duck y Savage Dragon se van con el auténtico Howard y con Beverly, declarando que el que se ha quedado en el universo Marvel es un clon. Tras teñir sus plumas de verde, el auténtico Howard se convertía en Leonard. El Howard que aparece en Marvel desde mediados de los 90 es un clon, no es el auténtico.
Fue la manera que tuvo Gerber de recuperar a su personaje, aunque volvería a Marvel hacia principios del siglo XXI, para escribir una miniserie de Howard el pato dentro del sello MAX para adultos. Pero lo cierto es que Howard el pato tuvo su momento álgido en los 70, ningún autor ha sabido captar su esencia desde entonces y tampoco ha vuelto a brillar de la misma manera.
Aunque algunas historias, actuales y pasadas, resultaran divertidas les faltaba el toque de existencialismo y melancolía de Gerber. La mayoría se centraban solo en el contraste de tener un pato inteligente interactuando con humanos. Se olvidaban de que lo que hacía especial a Howard es que Gerber supo transmitir que nosotros éramos Howard. Cada uno de nosotros se enfrenta como puede a los retos de conseguir un trabajo, tener relaciones no demasiado disfuncionales y mantener la cordura en el proceso, igual que le sucedía a Howard.
Es por esta razón que la etapa de Gerber en Howard el pato de 1976 a 1978 resulta tan moderna. El mundo en el que vivimos hoy es tan loco como el mundo al que se enfrentaba Howard. Sus conflictos son nuestros conflictos. Todos estamos atrapados en un mundo que no es el nuestro.