La migración entre países conforma una dolorosa realidad que esconde mil y una historias diferentes, de estas muchas son trasladadas al cine con mayor o menor acierto u originalidad. En el caso de Los lobos (2019), el segundo filme del director mexicano Samuel Kishi después de la comedia teenager rockera Somos Mari Pepa (2013), es una de las que logran transmitir y emocionar. Con tintes autobiográficos, nos encontramos una cinta que más allá de narrar, expone unas situaciones que hablan por sí mismas centradas en las vivencias de un par de hermanos menores de edad viviendo un confinamiento impuesto.
Max y Leo tienen, respectivamente, ocho y cinco años. Viajan junto a su madre desde México hasta Estados Unidos, en concreto Albuquerque, sin saber inglés y con la promesa de ir a Disneyland sin embargo se encontrarán pasando las horas solos en su nueva casa, un pequeño apartamento en un estado deplorable, del que no podrán salir mientras su madre esté fuera trabajando en distintos empleos para mantenerlos a salvo. Observadores de la vida que transcurre tras su única ventana (de sus nuevos vecinos y sus trapicheos) los pequeños deben sobrellevar su día a día como pueden obedeciendo unas reglas marcadas por su madre, autocuidándose y aprendiendo el idioma a través de grabaciones en una cinta de casete.
Está siendo comparada con The Florida Project (Sean Baker, 2017) y no les falta razón, ambas se ambientan en un ecosistema peculiar, un bloque de apartamentos, y cuentan con niños/as como personajes fuertes de la trama. Pero en Los lobos tenemos un trasfondo que difiere de la película de Sean Baker, la inmigración, así como la osadía de las infantes de aquella frente a la timidez de los pequeños de esta.
Hermanos reales, estos pequeños protagonistas crean momentos divertidos y cariñosos en los encuentros con la señora Chang (Cici Lau), la dueña del apartamento en que se alojan, momentos temidos y rabiosos en los encontronazos con los vándalos que juegan en el bloque de apartamentos, aunque todo el énfasis emotivo recae en la interpretación de Martha Reyes Arias como la madre luchadora.
La película evoca de forma directa esa desesperanza y lucha de una situación que, por desgracia, es más familiar de lo que nos gustaría. Finalmente Los lobos despierta ternura pero también crudeza representando esta nueva familia como parte del panorama que rodea Albuquerque.
Disponible en Filmin hasta el 10 de mayo durante el D’A Film Festival Barcelona 2020.