Regresa el gánster clásico a las pantallas con El sastre de la mafia (The Outfit, Graham Moore, 2022), poco afortunado título castellano para una película que tiene aspecto de film de los 50, pero utiliza todos los trucos disponibles en el cine del siglo XXI.
Chicago, 1956. Leonard (Mark Rylance) y su recepcionista Mable (Zoey Deutch) son conscientes de que gran parte de la clientela que atienden en su sastrería se mueve dentro de círculos criminales, pero no ha sido un problema hasta que una noche se cuelan en la sastrería Richie (Dylan O’Brien), hijo de un importante jefe criminal, y Francis (Johnny Flynn). Ambos están convencidos de que hay un topo en los suyos lo que ha generado una guerra entre bandas rivales. Leonard y Mable se ven arrastrados a esta guerra en una noche cargada de peligro.
El terrible título castellano es lo peor que se podría decir de una película que es, aludiendo al doble significado del título original, de talle clásico. El director Graham Moore y su coguionista Johnathan McClain crean una historia arquetípica dentro del subgénero criminal, con su búsqueda del topo, las traiciones y dobles juegos habituales en las historias de gánsteres. Lo que le otorga personalidad propia al film es que la acción transcurre por completo dentro de la sastrería, ya sea porque hay personajes que buscan refugio o porque no pueden salir al ser hechos rehenes.
No es fácil llevar a buen puerto una de estas películas en las que la acción transcurre en una única localización. El reparto y el guion deben operar al máximo nivel para mantener la atención del espectador. El director debe planear la narrativa visual para que el espectador no se canse, evitando así la sensación de estar viendo “teatro filmado”. Teniendo en cuenta estos factores, El sastre de la mafia funciona en su mayor parte. El reparto, encabezado por Mark Rylance y con sólidas interpretaciones de Zoey Deutch y Johnny Flynn, logra darle vida a la historia, manteniendo el film a flote incluso en algunos momentos en que la tensión decae. Moore quiere realizar una película de estilo clásico, pero en ocasiones hace que el ritmo se ralentice, provocando la mencionada caída de tensión dramática. Por fortuna, estos momentos son mínimos.
La ausencia de, digamos, “acción geográfica” es suplida con diversas sorpresas y giros de guion, con la idea de mantener entretenido al espectador hasta el final. De esta forma, El sastre de la mafia ofrece de forma innovadora una historia familiar dentro del género.